Filtros en redes sociales: estándares de belleza, autoestima y percepción social

Actualizado
  • 13/07/2021 00:00
Creado
  • 13/07/2021 00:00
Especialistas explican las repercusiones del uso excesivo de filtros en las redes sociales. Indican que ante la fuerte preocupación por la imagen corporal, la falta de sueño y el aislamiento son señales para estar alertas y acudir a un especialista de la salud mental
Un estudio realizado por Pew Research Center, en 2018, demostró que un 80% de las niñas de 13 años ha usado un filtro o una app con el objetivo de cambiar su apariencia en fotos.

Proyectar un cuerpo y un estilo de vida perfecto a través de las redes sociales se ha convertido en parte de la cotidianidad de muchos usuarios de estas herramientas digitales. Encajar en un prototipo de belleza específico es el objetivo, pero ¿qué hay detrás y qué esconden esas imágenes? No es un secreto que en plataformas como Instagram, el uso de filtros en las fotos es común, al igual que la implementación de programas de edición para las publicaciones.

En días recientes el ministerio noruego de Infancia e Igualdad aprobó una ley que prohibirá a los influenciadores y a los anunciantes publicar imágenes retocadas. Se trata de una nueva normativa que nace con el objetivo de luchar contra la publicidad engañosa y los ideales de belleza irreales que se venden en las redes sociales y en otros espacios publicitarios, según reseñó La Vanguardia.

La psicóloga Teresa Rodríguez explica que las personas se están comparando con estándares de belleza irreales. “Hoy muchas chicas quieren parecerse a las Kardashian y una muestra de ello es el aumento en las cifras de operaciones estéticas al año. Esto ocurre no solo en jóvenes, sino también en mujeres maduras que tienen una negación a la vejez”.

De acuerdo con la experta en salud mental, en promedio, un adolescente puede estar expuesto a 100 imágenes editadas diariamente en redes sociales.

Precisamente en el caso de los individuos con problemas de percepción de imagen corporal, ver “cuerpos perfectos en redes sociales” que, en realidad son modificados mediante filtros, afecta enormemente. Según Rodríguez, esto los lleva a hacer dietas estrictas, a consumir medicamentos para suprimir el apetito, actividad física de manera descontrolada, comportamientos obsesivos y a no mostrarse en público.

El 52% de las niñas que pasa entre 10 y 30 minutos editando sus fotos tiene una autoestima baja.

“En Inglaterra hubo un caso de una influencer que no salía de su casa debido a que los usuarios solo la veían en redes sociales mediante filtros, y como en persona no lucía igual, permanecía encerrada en su hogar. Situaciones como esas nos dan una idea de la magnitud de esta situación. En las investigaciones se dio a conocer que la chica había tenido varios intentos suicidas”, arguye.

En el caso de las personas con trastornos alimenticios, la exposición a estándares de belleza irreales en redes sociales puede ser un caldo de cultivo que empeora trastornos como la bulimia o la anorexia, aunque no son la única razón. “Para que se dé cualquier tipo de trastorno tiene que haber factores como la predisposición genética y psicológica. Es importante observar cómo la persona aborda sus problemas diarios, a esto se suma la parte comunitaria, es ahí donde entran las redes sociales que pueden influir de forma positiva o negativa en el individuo, si tiene los componentes psicológicos y hereditarios que acabo de mencionar”.

Aconseja a los padres estar alertas cuando el adolescente tiene una fuerte preocupación por su imagen corporal o si su aceptación depende de lo que le digan otras personas, que en redes sociales se traduce en likes.

Otros indicativos serían la falta de sueño, pérdida de peso abrupta, ganancia de peso por ansiedad, bajo desempeño académico o laboral, aislamiento o muestra de pensamientos de autodesvalorización. Ante estas señales, Rodríguez recomienda asistir con un especialista en salud mental para que le proporcione al joven o adulto las herramientas necesarias para manejar ese problema.

Otros factores

En términos de desarrollo humano, el sociólogo José Lasso explica que los individuos establecen un conjunto de parámetros que se entienden como “el concepto correcto de lo estético” basado en un modelo particular, en donde estipulan “cómo debe lucir la persona y la manera en que debe hablar o conducirse”.

Campaña de #Bellezareal impulsada por Dove

“En las redes sociales, los usuarios buscan crear un perfil que cumpla con dichos estándares. Los jóvenes o adultos acuden a herramientas tecnológicas, ya sea filtros o photoshop, para modificar su imagen y que esta sea lo más parecida o esté vinculada a los prototipos de belleza que se tienen hoy”, dice, y añade que “es lamentable porque estamos en una sociedad donde se valora más el físico que lo emocional o la educación”.

Por su parte, la psicóloga Lorena Gómez explica que cuando un individuo no se siente a gusto consigo mismo y tiende a utilizar filtros de manera excesiva, hay indicios de que puede estar atravesando por problemas como la dismorfia (un trastorno de salud mental en el que no se puede dejar de pensar que se tiene uno o más defectos percibidos en la apariencia).

“Aquellos que sufren de dismorfia perciben supuestos defectos en su físico. Ante señales de baja autoestima hay que buscar ayuda de un profesional de la salud mental para que esto no acarree otras consecuencias. Se debe buscar un balance entre el cuerpo y la mente para llevar una vida plena”, indica.

Encuestas masivas realizadas en distintas partes del mundo han demostrado que el uso de los filtros en los jóvenes tiene un gran impacto en su vida cotidiana; así lo demostró un estudio de Pew Research Center, en 2018, donde un 80% de las niñas de 13 años utilizó un filtro o una aplicación con el objetivo de cambiar su apariencia en fotos, y el 52% de las niñas que pasó entre 10 y 30 minutos editando sus fotos tenía una autoestima baja.

Gómez opina que el uso de los filtros no es del todo negativo, pero sí es necesario mantener un balance con la realidad.

Con relación a los llamados influenciadores en redes sociales, la psicóloga pide analizar el impacto que tienen en la población. “Apoyo las iniciativas que han surgido en diversos países con relación a este tema, por ejemplo, la última acción que estableció Noruega”.

Noruega no es el único país que ha tomado cartas en el asunto. Francia, desde 2017, obliga a las publicaciones de moda indicar si las fotografías han sido retocadas.

Igualmente, en Reino Unido se promueven campañas para poner límites al uso de los filtros en busca de afianzar nuevos valores.

Plan de acción

Dove promueve una campaña a través de las redes sociales y medios de comunicación sobre la #Bellezareal, donde busca abordar el problema de la presión social que niñas y adolescentes sienten al ver los estándares de belleza que las redes sociales promueven, dañando su autoestima y confianza.

La psicóloga y escritora Maritere Lee compartió en su cuenta de Instagram que forma parte de la campaña de la línea de productos de cuidado personal.

“Dove me invitó a participar en esta campaña de positividad y aceptación de cuerpos reales, acepté de una vez, pero debo reconocer que estaba algo nerviosa. Esta es una campaña en la que me verán sin filtros, sin aros de luz, sin maquillaje, sin producciones, sin cámaras ni ediciones profesionales que estamos tan acostumbrados a ver en las redes sociales”.

En su publicación, Lee apunta que “la comparación es el peor depresor, y hoy nos estamos comparando con imágenes alteradas por filtros y ediciones. La belleza debería ser fuente de inspiración, no de ansiedad, y mientras me tomaba estas fotos me decía a mí misma: ¡tengo que ser valiente! Y luego pensé: ¿por qué mostrarnos natural, tal y como somos, sin ediciones ni distorsiones se considera un acto de valentía? Debería ser algo completamente normal y aceptado”.

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