La conservación de la paz en medio de la realidad pandémica

Actualizado
  • 22/09/2021 00:00
Creado
  • 22/09/2021 00:00
Cada 21 de septiembre se celebra el Día Internacional de la Paz, un recordatorio del compromiso internacional de fortalecer los ideales de entendimiento y crear sociedades más resilientes, igualitarias y justas
Los países con experiencias bélicas deben tomar oportunidades de crear culturas de paz, según la CLAIP.

En 1981, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) declaró el 21 de septiembre como el Día Internacional de la Paz, bajo el principio de que “la guerra nace en la mente de los hombres, y en la mente de los hombres deben erigirse los baluartes de la paz (...) basada en la solidaridad intelectual y moral de la humanidad”. En medio de conflictos bélicos en países como Afganistán, las situaciones de incertidumbre sociopolítica y las brechas en el acceso a la educación en la región, la búsqueda de una solución plausible para alcanzar la paz se hace urgente.

El lema aplicado a este día en 2021 plantea “recuperarse mejor para un mundo equitativo y sostenible”, englobando la necesidad de un mundo con mayor “solidaridad y resiliencia” en vista de las situaciones “trágicas” que ha desencadenado la pandemia.

Según un comunicado oficial de la ONU: “La pandemia ha golpeado con más fuerza a los grupos más desfavorecidos y marginados”. Esto afecta directamente a comunidades con bajo acceso a la salud pública en diversos países.

Más allá de la crisis sanitaria, los conflictos bélicos se han hecho sentir en algunos países, así como problemáticas sociales que afectan la vida de los civiles, por lo que este 21 de septiembre también fue la ocasión para recordar el llamado de alto el fuego realizado por el secretario de la ONU, Antonio Guterres, el pasado 23 de marzo de 2020.

Desde marzo, 180 países, el Consejo de Seguridad, las organizaciones regionales, los grupos de la sociedad civil, los defensores de la paz y millones de ciudadanos del mundo han respaldado el llamamiento del secretario general, señaló la organización.

“Ahora es el momento de lograr un nuevo impulso colectivo para la paz y la reconciliación. En estas condiciones, hago un llamamiento a un esfuerzo internacional redoblado, liderado por el Consejo de Seguridad, para lograr un alto el fuego mundial antes de fin de año”, indicó Guterres, y agregó “el mundo necesita un alto el fuego global para detener todos los conflictos 'calientes'. Al mismo tiempo, debemos hacer todo lo posible por evitar una nueva Guerra Fría”.

“Solo mediante el respeto de los derechos humanos y del derecho internacional humanitario y de los refugiados podemos proteger a los civiles, incluidos los trabajadores sanitarios y humanitarios, y las infraestructuras, y aliviar la presión sobre los sistemas sanitarios. Pero las perspectivas son sombrías”, apuntó Guterres en un comunicado oficial.

Una vía posible

Desde la organización Soka Gakkai Internacional, el Dr. Daisaku Ikeda, presidente del organismo, publicó las propuestas de paz 2021 este mes, tituladas 'La creación de valor en tiempos de crisis'.

En el documento, el filósofo y escritor indicó la importancia de comprometer a los países en una ruta guiada hacia “la paz, los valores humanos en el siglo XXI, y la reconstrucción de las vidas en el mundo”.

La organización, que se encarga de la promoción de la paz, la cultura, la educación y los valores, se encuentra presente en más de 192 países y regiones del mundo, creando espacios para el diálogo de aquí a 2030, con el objetivo de “sustentar la red de alianzas colaborativas, el trabajo sin reserva con ciudadanos y organismos de pensamientos afines, para la aceleración del cumplimiento de los ODS y la edificación de una sociedad global de paz y valores”.

Dentro del documento se expresa una hoja de ruta plasmada por: la determinación de no dejar atrás a quienes sufren en situaciones de crisis; establecer una red global de acciones solidarias; construir una cultura de los derechos humanos; así como pautas internacionales para combatir las enfermedades infectocontagiosas; el rol del tratado sobre la prohibición de las armas nucleares (TPAN) como un punto de inflexión en la historia humana y la reconstrucción de la vida en el mundo después de la covid-19.

“Hemos sido testigos de cómo este virus alimenta las desigualdades profundamente arraigadas y las deficiencias en materia de derechos humanos, aumentando el contagio y acelerando considerablemente su amenaza”, apuntó Ikeda en el documento, “por lo que necesitamos ahora es medidas para remediar estas deficiencias y curar las profundas heridas, dentro de las sociedades y entre ellas”.

Haciendo eco de la necesidad de una ruta basada en el cumplimiento de los derechos humanos como pilar de la paz, la alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, anotó en un comunicado: “Es preciso que la dignidad y los derechos humanos sean los pilares fundamentales de este esfuerzo y no una consideración accesoria”.

Los retos y el panorama

La crisis ocasionada por la pandemia ha puesto la mirada del mundo en la gobernanza, la eficiencia de los sistemas de salud, los servicios sociales y la confianza en las instituciones de los países.

Según Guterres, esto hace que “nuestro compromiso de mantener la paz sea más urgente que nunca. Los desafíos de esta pandemia ponen de relieve como nunca la necesidad de dar respuestas coherentes, multidimensionales y transversales según la lógica interna de los Objetivos de Desarrollo Sostenible”.

Desde Corea del Sur, los ministerios de Asuntos Exteriores y Defensa postergaron una conferencia de alto nivel sobre el mantenimiento de la paz de la ONU, planeada inicialmente para abril de este año. Esta reunión busca ser un punto de inflexión en las relaciones exteriores del país asiático, así como el fortalecimiento de sus compromisos por lograr la paz en Asia, conmemorando su trigésimo aniversario de adhesión a la ONU este año, según destacó la agencia de noticias Yonhap.

La ministra de Asuntos Exteriores, Kang Kyung-wha, y el ministro de Defensa, Suh Wook, tomaron la decisión de reprogramar la conferencia ministerial sobre el mantenimiento de lapPaz de la ONU para el 7 y 8 de diciembre de 2021, en la que participarán los funcionarios diplomáticos y de defensa de alto rango de los países miembros de la ONU, así como de los expertos civiles y jefes de las organizaciones internacionales pertinentes.

De igual forma, del pasado 3 al 7 de agosto se llevó a cabo el XII Congreso Latinoamericano de investigación para la Paz del Consejo Latinoamericano de Investigación para la Paz (Claip), bajo la temática 'Una nueva normalidad es posible y necesaria', en donde se planteó: “Es necesario superar el paradigma capitalista y colonial basado en la producción exacerbada, la acumulación de capital, la especulación financiera y la maximización de los beneficios. Apostar por el decrecimiento y por economías alternativas que retomen la lógica del cuidado, centradas en la atención de las necesidades humanas y la sustentabilidad ambiental”, según describe el documento oficial.

Así mismo, destacó la afirmación del diálogo, el amor y la empatía, frente al proyecto de guerra y muerte que “busca imponerse en el continente mediante el poder de la violencia instituida”.

Y frente al retorno a la “vieja normalidad”, los investigadores latinoamericanos señalaron la reivindicación de las “prácticas pacifistas de los territorios y comunidades latinoamericanas”, como los hilos con los que tejer una nueva normalidad que le devuelva el valor a la vida, reconociendo la diversidad como característica inherente a lo humano y eliminando las formas de dominación y discriminación. “Reconociendo el valor de las memorias diversas, la intersubjetividad y la singularidad, y potenciando los saberes diversos, ancestrales y emergentes”, agregó.

En el panorama latinoamericano, uno de los puntos de partida para el logro de la paz está en la necesidad de un cambio de paradigma hacia el desarrollo sostenible.

Bajo el concepto de que “no puede haber desarrollo sostenible sin paz, ni paz sin desarrollo sostenible”, la directora del Programa de Investigación sobre Conflicto Armado y Construcción de Paz de la Universidad de los Andes en Bogotá, Angelika Rettberg, subrayó la pertinencia del objetivo 16 de los ODS de “promover sociedades más pacíficas e inclusivas”, relacionado al mosaico de la participación pública en temas de paz y seguridad en países latinoamericanos que presentan experiencias con conflictos armados antes y durante la pandemia.

Esto, ligado al mensaje de la Claip que presenta la ruta de la construcción de la paz como un proceso integral y participativo, y la emergencia de conflictos como oportunidades para el desarrollo de culturas de conciliación.

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