Tiroteos masivos: 'La humanidad ha dejado de escuchar y de observar al detalle'

Actualizado
  • 04/06/2022 00:00
Creado
  • 04/06/2022 00:00
Bernardo Kliksberg, autor de más de 60 obras sobre diversas áreas del desarrollo, y Nelson Hernández, experto en análisis de conducta para perfilar a criminales, lenguaje no verbal y micro expresiones faciales brindan detalles sobre el panorama en torno a autores de tiroteos masivos en Estados Unidos
La crianza “influye significativamente” en las acciones del individuo.

¿Qué lleva a una persona a realizar tiroteos masivos? ¿Se puede evitar? ¿Pueden los expertos identificar a un posible atacante antes de consumar el acto? ¿Están las sociedades preparadas para enfrentar este tema y qué están haciendo para prevenirlo? Son algunas de las interrogantes que surgen tras tragedias como las ocurridas en una escuela de Texas, Estados Unidos, donde lamentablemente 21 personas fallecieron; y el tiroteo en el hospital de Tulsa Oklahoma, Estados Unidos, donde perdieron la vida cuatro personas.

Bernardo Kliksberg, autor de más de 60 obras sobre diversas áreas del desarrollo, y Nelson Hernández, experto en análisis de conducta para perfilar a criminales, lenguaje no verbal y microexpresiones faciales, brindan detalles sobre el panorama en torno a autores de tiroteos masivos.

“En casos recientes se trata de personas muy aisladas en el mundo, desconectadas de la sociedad. Son personas que parecen tener patologías psiquiátricas importantes. Han estado expuestas en forma sistemática a las campañas de grupos ultraextremistas, señala Kliksberg. Agrega que estas personas imitan a similares. “Se han estado copiando unos de otros porque cada uno de ellos se inspiró de los previos”, dice.

¿Qué razones llevan a una persona a quitarle la vida a desconocidos?

El 23 de mayo de 2022 quedará grabado en la memoria de Ubalde, un pueblo en Texas, cerca de la frontera de EE.UU. con México, como un día de luto y dolor. Fue el escenario de la peor masacre ocurrida en una escuela de Estados Unidos en casi una década. 19 niños y 2 maestras fallecieron a manos de un joven de 18 años de edad que irrumpió en la primaria Robb con un rifle AR-15.

“La única manera de reducir este tipo de situaciones es la formación constante y consciente con profesionales idóneos en la materia”.

“Existen múltiples razones y contextos del porqué una persona llegaría a este extremo de violencia irracional. En el caso de un adolescente, las más relevantes podrían ser: falta de asertividad en el manejo emocional, deseo y necesidad de llamar la atención, y ausencia de guía o supervisión adulta”, manifiesta Hernández. “De hecho”, agrega el experto en análisis de conducta para perfilar a criminales, “el 43% de los autores de tiroteos masivos tenía alguna relación negativa con el sitio donde se producen los crímenes y, además, el 42% de los perpetradores de estos tiroteos masivos arrastraba algún tipo de trauma pasado”.

“Los traumas más habituales suelen ser: infantiles (abusos sexuales, físicos, psicológicos o verbales)”, dice Hernández.

Si analizamos el perfil de Salvador Ramos, autor de la masacre de Texas, explica el especialista en lenguaje no verbal, vemos a un joven que vivía con sus abuelos, nunca tuvo un modelo maternal y paternal en su crianza, poseía dificultades para entablar relaciones sociales lo cual lo llevó a ser víctima de bullying, tenía un historial de autolesiones, lo que es una forma desesperada de llamar la atención, “mostraba rasgos de trastornos obsesivos compulsivos (T.O.C.) con armas y consumía contenidos violentos en redes sociales, películas, videojuegos, revistas especializadas en armas tanto en internet como en tiendas, mostraba respuestas violentas a situaciones cotidianas y adicionalmente hubo denuncias de vecinos por maltrato de animales”.

Adrian Raine, neurocientífico británico de la Universidad de Pensilvania, hizo un estudió en el que escaneó durante años los cerebros de delincuentes violentos y psicópatas. Entre sus conclusiones está que todos tenía baja actividad en la zona del cerebro que regula los impulsos emocionales (el córtex prefrontal) lo que, según Raine, predispone a la violencia. También concluyó que estas personas tienen “valores bajos de respuesta condicionada al miedo”.

Hay actos, gestos, palabras, rasgos, actitudes y conductas que alertarán de que algo no está bien.

Otro factor que, según la investigación de Raine, predispone al crimen es el maltrato físico a edad temprana, pues provoca daño al cerebro y el córtex prefrontal queda vulnerable.

La crianza recibida “influye significativamente” en las acciones de estos individuos, asegura Hernández. De hecho, agrega el especialista, “existe un factor llamado T.R.D (triple riesgo delictivo) y en él, entra el factor de la crianza y entorno. El triple riesgo delictivo es la combinación de tres factores, a veces aislados uno de otro: 1) por naturalezas patológicas, 2) por necesidad y componentes sociales, donde entra la crianza recibida y 3) por tentación (especialmente cuando no hay certeza de castigo ni guías que limiten un deseo o necesidad o impulso)”.

“Cuando hablo de naturalezas patológicas”, prosigue Hernández, “me refiero a componentes psicológicos que pueden formar o deformar, según sea la patología, a un individuo para que cometa un delito. Ante la ausencia de una supervisión adulta o tratamientos médicos adecuados a tiempo, pueden desbocarse las emociones, llegando a facilitar un acto como es el asesinato en masas”.

Al hablar de los componentes sociales o necesidades puntuales, el especialista apunta que no es posible afirmar que las privaciones económicas, culturales y sociales experimentadas por los individuos aboquen inevitablemente a la delincuencia.

La tragedia en Tulsa es uno de los más de 200 tiroteos masivos ocurridos este año.

“Pero está establecido que muchos de los antisociales más activos y violentos proceden de barrios deteriorados con desorganización social y altas tasas de delincuencia, desempleos, padres u otros familiares disfuncionales y que también han cometido delitos o porque han experimentado una crianza carente de atención y control, sumado a que tienen amigos antisociales y que su escolarización o formación en el hogar carece de moral, ética e integridad para que sean modelos a seguir”.

Tiroteos masivos

Archivo de la Violencia Armada, (Gun Violence Archive -GVA), una organización sin fines de lucro que rastrea la violencia armada en Estados Unidos, reseña que en este país han ocurrido 212 tiroteos masivos en lo que va del año 2022.

“Los tiroteos masivos son, en su mayor parte, un fenómeno estadounidense. Si bien generalmente se agrupan como un tipo de incidente, son varios y la definición básica es que tienen un mínimo de cuatro víctimas disparadas, heridas o muertas, sin incluir a ningún tirador que también haya resultado muerto o herido en el incidente”, dice el GVA.

Varias personas participan en una vigilia en memoria de las víctimas del tiroteo en una escuela en Uvalde.

Según los registros del GVA, en 2014 en EE.UU. ocurrieron 272 tiroteos masivos; en 2015 y 2016; 336 y 382, respectivamente; en 2017 la cifra descendió a 348, y en 2018 fueron 12 menos que el año anterior. En 2019 los números ascendieron a 417 y en 2020 llegó a 611, mientras que el año pasado se registraron 693 tiroteos masivos.

¿Cuáles son los principales rasgos emocionales de las personas que realizan estos actos? “Tanto en el campo de la psiquiatría como en el de la psicología se ha demostrado que existen cuatro personalidades presentes en el 90% de estos casos: paranoico, psicópata, narcisista y border lines (trastorno límite de la personalidad), y estas personalidades no solo están presentes en la adultez, sino que, en la mayoría de los casos, se van moldeando desde la infancia”, explica Hernández.

“El Dr. Robert Hare, en su libro Sin conciencia explica que en el mundo existen dos tipos de psicópatas: el funcional y el disfuncional, y el psicópata está plenamente consciente de sus actos, lo que sucede es que no le importan las consecuencias (he ahí el porqué el título del libro)”, manifiesta.

Explica que una constante en los rasgos emocionales de un adolescente que termina siendo asesino en masa o serial son: traumas infantiles (abusos sexuales, físicos, psicológicos o verbales), padres separados, víctima de acoso (ciber, sexual o bullying), progenitores con antecedentes penales o abuso de sustancias, violencia intrafamiliar, abandono, consumo de drogas durante el embarazo, muerte o suicidio de un familiar cercano, porque es parte de una pandilla.

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y su esposa Jill visitaron la escuela primaria Robb de Uvalde (Texas).
Violencia

Amnistía Internacional plantea que en lo que respecta a la violencia armada, Estados Unidos constituye “un caso anómalo” entre los países más ricos y desarrollados.

“Los gobiernos de Estados Unidos han permitido que la violencia con armas de fuego se convierta en una crisis de derechos humanos. El amplio acceso a estas armas y la laxa normativa hacen que más de 39.000 hombres, mujeres, niños y niñas mueran anualmente por disparos en Estados Unidos”, anota en su página web.

Hernández, experto en análisis de conducta para perfilar a criminales, agrega que erróneamente se cree que Estados Unidos es el único país donde se dan estos casos de violencia con armas de fuego, específicamente masacres o tiroteos, “aunque es la nación donde más suceden, también se han dado situaciones idénticas en Francia, Alemania, Reino Unido, Italia, Japón, Rusia, México, Escocia, Canadá, Argentina y Colombia”.

Coincide con Hernández el escritor Kliksberg. “No solo en Estados Unidos –ocurren tiroteos masivos–, sino en otros países. Llama la atención que tienen en común que han tratado que se filme en las redes lo que estaban haciendo. En la gran mayoría de los casos han mostrado ideas racistas, xenófobas y antisemitas”, indica.

Hernández considera que “en muchas sociedades, y Panamá no se escapa de ello, se ha visto el aumento de violencia en las calles, en las casas y en los trabajos. Las ollas de presión cada vez están explotando más cerca y más seguido. Si las autoridades e instituciones –tanto públicas como privadas– siguen ignorando el tema de las emociones, la salud mental y el manejo asertivos de las mismas, estaremos más cerca de ver situaciones peores de violencia”.

¿Se pueden evitar estos lamentables hechos? Según Hernández, “en la mayoría de los casos, sí”.

“Puedo afirmar que todo avisa y muchísimas veces habrá actos, gestos, palabras, rasgos, actitudes y conductas que alertarán de que algo no está bien, el problema es que la humanidad en general ha dejado de escuchar y de observar al detalle”, afirma.

Añade que “el individualismo es tal, que hoy vemos a jóvenes saliendo adelante sin guías ni supervisión; muchos deben enfrentarse a situaciones solos (en especial en conflictos escolares) y, en algunos casos, de pedir ayuda, son tipificados como 'débiles' o 'cobardes' incluso dentro del mismo núcleo familiar, sobre todo si los padres o tutores vienen de modelos familiares disfuncionales o machistas, donde pedir auxilio es visto como un acto de blandenguería”.

En cuanto a la preparación profesional de docentes sobre cómo accionar frente a jóvenes que pueden presentar conductas irregulares, el especialista indica que “en la gran mayoría de los casos no están preparados”.

“De hecho, es raro ver en el currículo de un docente posgrado o maestría en psicología infantil o un taller cursado con profesionales idóneos en la materia que estén actualizados con certificaciones locales o internacionales”, dice

“Conozco instituciones donde los docentes ni siquiera han pasado por un básico de primeros auxilios para atender emergencias sencillas, por tal motivo, menos que pasen por un taller de manejo asertivo de emociones, de escucha activa, análisis de conducta o cómo detectar si un adolescente consume medicamentos controlados, sustancias lícitas o ilícitas; incluso he hablado con docentes que jamás han leído libros o artículos del tema que les sirvan de guía y aún así no buscan los medios para hacerlo”, sostiene.

Explica, además, que para muchas instituciones la respuesta más simple a la hora de encontrarse en estos casos de jóvenes con condiciones especiales, psicológicas o físicas es la expulsión, aislarlos e ignorarlos dentro de la hora de clase o castigarlos por conductas irregulares dentro del aula. “La única manera de reducir este tipo de situaciones es la formación constante y consciente con profesionales idóneos en la materia”, aconseja.

Mientras que Kliksberg asegura que “urge que la sociedad haga todo tipo de esfuerzos preventivos, para evitar estos crímenes monstruosos que dejan dolorosas y traumáticas secuelas para los afectados y para toda la sociedad”.

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