El final del viaje de los adultos mayores panameños

Actualizado
  • 13/02/2023 00:00
Creado
  • 13/02/2023 00:00
El abandono y la soledad son parte de la historia de los adultos mayores en Panamá. Aunque hay programas de ayuda y casas hogares, el amor de la familia muchas veces está ausente
La población de personas mayores en Panamá no solo sufre por el abandono de sus seres queridos, existen otros problemas que los aquejan.

“No veo a mi familia desde hace 16 años”, cuenta Francisco Jiménez a este diario. Vende mascarillas y afeitadoras en el parque Santa Ana, desde un puesto ambulante improvisado por él. Duerme en una colchoneta dentro de un local y cuida el lugar porque le permiten pasar la noche y asearse ahí. Todavía no puede aplicar para el programa '120 a los 65' porque tiene 64 años de edad. Vive de lo que hace en el día con la venta de sus productos, “hoy solo desayuné, vamos a ver si hago lo de la cena”.

En la cultura oriental, un anciano representa un tesoro incalculable; los años vividos significan sabiduría. Sin embargo, la realidad en Panamá es que algunas personas mayores son desatendidas.

En los pasillos del Hospital Santo Tomás está un hombre de unos 70 años, apoyado en un bastón, muy delgado, con la piel morena y reseca, los labios también secos como si tuviera días sin beber agua. Una joven lo lleva al cuarto de urgencias donde es recibido por los médicos.

En Panamá, los hospitales hacen el papel de 'asilos transitorios' y durante el año, cientos de adultos mayores son abandonados por sus familiares en estos sitios.

El costo actual de la vida versus las pensiones y jubilaciones que reciben las personas mayores en el país es otra problemática que padecen los panameños.

En el año 2020 se registraron 199 casos de este tipo entre enero y octubre, según datos del Ministerio de Desarrollo Social (Mides).

En el hospital los atienden como a un paciente más y les realizan una revisión médica completa. Al verificar que solo requieren atención paliativa, se comunican con Trabajo Social para identificar a los familiares y ubicar la residencia o algún albergue a donde puedan ser trasladados.

“Los hospitales, con el apoyo del Mides, proceden a detectar dónde están los familiares de la persona que fue abandonada, asumimos una investigación para dar con los familiares y a veces recurrimos al Tribunal Electoral porque con el nombre del sujeto se puede investigar el árbol genealógico”, explica a Irasema Rosas de Ahumada, coordinadora Nacional del Adulto Mayor a La Estrella de Panamá.

La coordinadora detalla que cuando no logran ubicar a los parientes, acuden a la Fiscalía de Familia y remiten el caso para que este órgano termine hacer la investigación, “nosotros no tenemos una fuerza positiva para obligar a ningún hijo o familiar a atender su asunto”, agrega.

Francisco Jiménez vende mascarillas y afeitadoras en el parque Santa Ana.

De los 80 albergues que existen en el país, entre públicos y privados, 12 reciben subsidio del Mides, es decir, el 15%.

“Son casas hogares que tienen un componente de atención a la población en pobreza extrema y vulnerabilidad, por eso el Estado destina un subsidio”, afirma Rosas de Ahumada.

Existen otros hogares que además del subsidio, reciben apoyo con personal especializado como cuidadores, trabajadores sociales, psicólogos. “Por ejemplo, el Hogar Bolívar no recibe un subsidio monetario, pero sí una subvención de alimentos cada dos meses. También tiene un componente grande de personal de apoyo de unos 46 funcionarios y se les da el pago de los servicios básicos”.

La coordinadora explicó que a los hogares que no se les destina subsidio, el Mides los apoya con insumos cuando reciben donativos de alguna empresa. “Este año que pasó, con un apoyo que recibimos, hicimos una compra de colchones y camas hospitalarias para donarlas a los albergues”.

A unos metros de la avenida José Agustín Arango se encuentra el Hogar Bolívar de Ancianos.

De acuerdo con la coordinadora, las razones más frecuentes por las que personas mayores son internadas en casas hogares son enfermedades mentales, situaciones de carácter económico o la falta de medicamentos.

Con relación a las enfermedades, Rosas de Ahumada resalta que las psicomotoras y degenerativas son recurrentes. “También, enfermedades causadas por derrames cerebrales, problemas de azúcar y las secuelas que tienen en el organismo; también Alzhéimer y Parkinson, son frecuentes cuando las personas no han tenido una vida saludable”.

Adicional a la ayuda que brinda a los albergues, el Mides ofrece el Programa Especial de Transferencia Económica a los Adultos Mayores, que consiste en la entrega de $120 mensuales a las personas adultas mayores de 65 años o más, sin jubilación ni pensión, en condiciones de riesgo social, vulnerabilidad, marginación o pobreza.

En otra área del parque Santa Ana hay un puesto en el que limpian zapatos y venden libros viejos. pertenece a un hombre de 77 años quien prefirió reservar su identidad. Según relata, tiene más de 60 años en ese oficio. “Yo paso páramo por ahí, pero no me gusta hablar de mi vida”, a pesar de la afirmación, sigue contando: “Mis padres murieron cuando yo tenía nueve años de edad, mi hermana mayor me terminó de criar, pude estudiar hasta sexto año”.

Sala de fisioterapia del Hogar Bolívar.

El hombre vive en situación de calle, aunque a veces se queda en la casa de una sobrina, su ropa se ve deteriorada y sucia, como si tuviera varios días sin cambiarse. Le cuesta pronunciar las palabras, se ve bastante delgado, tiene la cara ladeada hacia la izquierda y le falta el ojo derecho, “una vez sufrí un espasmo, después me salió una úlcera y perdí el ojo”, relata.

“A veces como y a veces no”, responde. Asegura que hace unos meses aplicó al programa '120 a los 65', pero no ha recibido repuesta, “hay que cogerlo con calma”, dice sin afán.

Roberto Carley tiene 83 años, vive con su hija y dos nietas. Recibe el dinero del Programa Especial de Transferencia Económica a los Adultos Mayores, “a mí me dan el '120 los 65' pero eso lo pagan cada tres meses y los demás meses también necesito comprar medicamentos”, comenta.

Hogar, salud, cuidados ¿y el amor?

A unos metros de la avenida José Agustín Arango se encuentra el Hogar Bolívar de Ancianos, parece un centro absorbido por la vegetación. Los pabellones que albergan a 72 adultos mayores que —a la fecha— están rodeados de plantas y flores. Si nadie habla, solo se escuchan los pájaros.

Sor Telma Morán es la directora, y cuenta que ofrecen acogida y servicio integral a las personas vulnerables de la tercera edad, “en un ambiente familiar para satisfacer sus necesidades básicas”.

Cuando amanece, el personal levanta a los ancianos y los asea, “les aplican crema en la piel, los visten y les cambian el pañal; la mayoría de los que están aquí usan pañal”, destaca la directora. Les dan desayuno, les hacen una revisión médica y pasan a terapias. “A las tres de la tarde ya están pidiendo cama [risas] y a las seis les damos alguna crema o algo para cenar”, cuenta Morán.

En el centro trabajan 91 colaboradores entre personal de atención integral, alimentación, mantenimiento, lavandería, fisioterapia, terapia ocupacional y otras áreas. Durante el recorrido, se observan personas realizando mantenimiento a las áreas verdes, otras limpiando los pisos.

En la sala de fisioterapia, el piso es de madera, está equipada con diferentes elementos para que los ancianos se puedan ejercitar. Al momento de la visita se encuentran cuatro personas mayores guiadas por una fisioterapeuta. Una mujer al fondo sonríe y saluda, mientras estira unas cuerdas elásticas con las manos.

En ese mismo pabellón, en el pasillo, se escucha una 'fiesta'. Un grupo está en la terapia ocupacional, acompañado por Yennifer Fuentes y Yahelis Arrocha de la Fundación Ángel Luis Aparicio; junto a Magaly Muñoz, gerontóloga enviada por la Lotería Nacional.

Es día cultural, por eso la 'fiesta', se reunen para bailar, escuchar música y después comparten una merienda saludable. “Otros días hacemos círculos de lectura, les leemos y luego les pedimos que expliquen lo que entendieron”, afirma Muñoz.

El albergue tiene disponible un servicio de ambulancia y morgue. Tiene capacidad para 150 personas, pero actualmente no tiene todos los cupos disponibles “porque hace falta reparar unos pabellones”. Sin embargo, el lugar luce agradable y tranquilo.

Los residentes están bien atendidos, reciben alimentos, medicamentos y servicio médico. “Pero les hace falta lo más importante: el amor de la familia, compartir con sus nietos y bisnietos”, expresa la directora.

Edadismo y alto costo de la vida; otros males

La población de adultos mayores en Panamá no solo sufre por el abandono de sus seres queridos, existen otros problemas que le aquejan. Uno de ellos es el edadismo o discriminación por la edad.

El de los adultos mayores es uno de los grupos más vulnerables en Panamá, pero de estos, quienes más reciben violencia son las mujeres mayores.

En el Ministerio Público, hasta octubre de 2022 se presentaron 515 denuncias por maltrato hacia el adulto mayor, 281 de las víctimas son mujeres, según reseñó este medio en noviembre del año pasado.

De acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud (OPS), el edadismo es generalizado en todo el mundo. “Se manifiesta en todas las instituciones clave de la sociedad. En el mundo, una de cada dos personas tiene actitudes edadistas respecto a las personas mayores”, detalla el Informe Mundial Sobre el Edadismo publicado en el 2021.

Según la investigación 'Estudio contra la violencia a mujeres mayores en Panamá', un 87.8% de las participantes indicaron que las mujeres mayores pueden sufrir de violencia, mientras que un 63.6% manifestaron que conocían a mujeres afectadas por la violencia.

El mismo informe, cuyas investigadoras principales son Gladys Miller y Siria Martínez, refleja que quienes ejercen la violencia son los “hijos e hijas, seguido de parejas, exparejas, con igual frecuencia para hermanos y hermanas”.

El costo actual de la vida versus las pensiones y jubilaciones que reciben las personas mayores en el país es otra problemática que padecen los panameños. El economista Juan Jované explicó —a 'La Decana' en junio de 2022—, que la canasta básica alimenticia no incluye los enseres que necesitan los adultos mayores, como la luz, el agua, el transporte, la ropa.

Para calcular el costo total de una canasta básica, de acuerdo con Jované, se debe multiplicar el costo de la canasta básica alimenticia por dos. Si se hace esta suma serían $627.5 lo que necesitaría un adulto mayor para subsistir, muy por debajo de las precarias jubilaciones que reciben.

“Las pensiones y jubilaciones de Panamá no están vinculadas al costo de vida. El problema de los adultos mayores es que las jubilaciones son bajas, no les alcanza para cubrir el costo de la canasta básica total (…) Muchas personas, justo antes de firmar la resolución de la jubilación, adquieren deudas con financieras y esto representa otro problema para ellos”, señaló el economista.

Paciencia y tolerancia

La ancianidad es la etapa final e inalterable de la vida, en la que se dan transformaciones significativas a nivel físico y mental. “La incapacidad de regeneración celular, disminución neuronal, complexión física reducida, pérdida de memoria, agudeza visual, auditiva y psicomotora y disminución de lozanía en la piel, son algunos de los cambios que presentan las personas”, remarca la Caja de Seguro Social (CSS) en un artículo.

La licenciada Marielena Vergara, enfermera en la Ulaps y, parte del equipo que conforma el Programa del Sistema de Atención Domiciliaria Integral (SADI) comentó a la CSS, que la vejez trae consigo muchas veces dolor, tristeza y depresión a algunos pacientes adscritos, “hemos encontrado casos realmente penosos, donde la persona tiene una familia de 10 hijos y solo uno toma la responsabilidad de su cuidado”.

La especialista en geriatría y gerontología mencionó que existen varios tipos de maltrato:

- Físico: Los golpes, sujetarlos a la cama, son algunos ejemplos.

- Psicológico: Hacen sentir menos al anciano, que ya no vale nada.

- De abandono: No visitarlo, dejarlo solo, no velar por sus necesidades.

- Sexual: Tocarlo de manera inapropiada sin el consentimiento del adulto mayor.

- Explotación financiera: Disponer inadecuadamente de los recursos económicos del anciano.

Para evitar el maltrato, destacó la enfermera, hay que sujetar fuertemente los lazos familiares, no olvidar que ese papá, esa mamá, nos dieron la vida, amor y cuidados. “Hay que ser pacientes y tolerantes con ellos, recordar que esta es la recta final en la carrera de su vida, ayudémolos a terminarla de la mejor manera posible” acentuó.

Para garantizar la dignidad de las personas mayores, la entidad invita poner en práctica lo siguiente:

- Generar conciencia en la juventud, haciéndole entender que es una etapa de la vida a la que algún día ellos también llegarán.

- Respetar la autonomía del adulto mayor. Si la persona mayor quiere realizar sus compras o manejar su dinero se le debe dar la libertad de hacerlo.

- Desarrollar campañas en las que se impulse el trato respetuoso dentro de las instituciones.

- Implementar políticas estatales que protejan a la persona en las residencias o asilos encargados de ofrecerle atención de los mismos.

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