Coiba, 48 horas junto a la reserva

Actualizado
  • 28/04/2009 02:00
Creado
  • 28/04/2009 02:00
PANAMÁ. Explorar la isla de Coiba, ubicada en los distritos de Montijo y Soná en Veraguas, fue toda una odisea llena de ricas y variada...

PANAMÁ. Explorar la isla de Coiba, ubicada en los distritos de Montijo y Soná en Veraguas, fue toda una odisea llena de ricas y variadas experiencias.

La aventura comenzó en Puerto Mutis donde abordamos la lancha que en dos horas nos transportaría al paraíso de Panamá: Coiba.

La llegada al sitio estuvo premiada por la presencia de cientos de delfines cuyo saltos arqueados nos aportaron un indicio de la riqueza biológica de la fauna marina de la isla.

Las maravillas de la flora y la fauna del Parque Nacional Coiba, reconocido por la UNESCO desde el año 2005, Patrimonio Mundial de la Humanidad es muy amplia y diversa.

Desde entonces la conservación del sitio implica preservar sus ecosistemas adaptables para la supervivencia y continuidad de las diversas especies que han hecho de la isla su hábitat natural. Además, es un punto clave en el corredor marino que se inicia en Galápagos, Ecuador y puente biológica de distintas especies.

Al pisar tierra firme encontramos una calurosa bienvenida por parte de los funcionarios de la distintas agrupaciones ambientalistas dedicadas a la conservación del parque.

Luego de un delicioso almuerzo que nos tenían preparado, nos correspondía escalar el cerro Gambutes, uno de los hábitat terrestres de especies como el mono aullador, la guacamayas y el colaespina, todas nativas de la isla.

Cuarenta minutos, algunas caídas y un cansancio único fueron requisitos para llegar a la cúspide del cerro, en donde se aprecia una espectacular vista de isla Coiba.

Más tarde los funcionarios de la Asociación Nacional de Conservación (ANCON), organización que promovió la gira, en conjunto con la Asociación Nacional del Ambiente (ANAM) ofrecieron una charla para dar a conocer los normas que regirán el uso de los recursos ecológicos del sitio.

El primer día en la isla había resultado ser una jornada muy agotadora. Pero las aventuras estaban apenas por llegar.

Al día siguiente el recorrido empezó muy temprano. Abordamos la lancha rumbo a los manglares de Santa Cruz, árboles que tienen la misión de estabilizar las costas, formar suelo, atrapar sedimentos y, además, sirven de refugio a la fauna marina.

Luego seguimos en un recorrido por el antiguo penal, los pozos termales y la isla Granito de Oro.

Todos los lugares visitados fueron muestra evidente de la riqueza e importancia ecológica de la isla de Coiba.

El viaje de regreso fue más largo. Sin embargo, el placer de la vivencia lo hizo muy breve.

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