La agonía de un planeta

Actualizado
  • 22/04/2010 02:00
Creado
  • 22/04/2010 02:00
PANAMÁ. En manera constante, en los medios llamados de comunicación, como lo son los diarios escritos, radio y televisión, nos señalan l...

PANAMÁ. En manera constante, en los medios llamados de comunicación, como lo son los diarios escritos, radio y televisión, nos señalan los cambios acelerados negativos, en corto tiempo, de los entornos físicos y de los climas de nuestro planeta tierra y las secuelas catastróficas de estos fenómenos que envenenan nuestros ambientes. En especial, sus efectos dañinos en nuestra forma de vivir, comprometiendo en esto último a las futuras generaciones.

¿Pero, cuál es el pedal que apresura la calamidad que mencionamos? La respuesta o explicación se encuentra en la descomunal promoción de lo que se llama sociedad de consumo matrimoniada con la explosión demográfica, estructura social y física en la que moramos o nos desenvolvemos y los desechos (basuras) que este sistema económico genera el sistema económico.

ORIGEN

La sociedad de consumo, que nos impulsa a adquirir o comprar lo que no necesitamos, se arraiga terminada la Segunda Guerra Mundial. Los propietarios de los capitales privados, que financiaron los esfuerzos bélicos victoriosos, dirigieron los dineros y las estructuras industriales, en los escenarios de los tiempos de paz, a aumentarlos. Y ello lo hacen realidad con la fabricación de toda clase y tipo de productos, con empaques desechables, acompañada de una campaña sistemática de venta que nos convirtió en glotones.

Se inició la comercialización de la televisión y se emprendieron masivas promociones a través de ella. Todo lo anterior se tradujo en más basura. Este andamiaje económico, con el tiempo crece y aumenta a ritmos que ya no sorprende, en un proscenio de prosperidad que la historia moderna de la humanidad no había atestiguado jamás. Como tampoco la magnitud de su engendró final: desechos y basuras, y los costos para deshacerse de éstos.

IMPLICACIONES

Ante el crecimiento rápido de la población, en las últimas décadas, las comunidades generalmente depositan todas las basuras o desechos que se originan en nuestros hogares o residencias, comercios, oficinas, restaurantes en un predio específicamente designado para recibirlas. Con cada cierta cantidad o volumen de basuras o desechos el sitio se cubre con un relleno, de aquí el nombre de relleno sanitario que se da al lugar.

No todas las basuras terminan en los rellenos sanitarios, como veremos más adelante. En Panamá se localizan rellenos sanitarios sin que se implanten controles sanitarios adecuados, como existen en otros lares del planeta.

Los componentes negativos de los rellenos sanitarios derivan en la contaminación de las corrientes de aguas subterráneas del área, y por ende el envenenamiento de la tierra. Y del aire. Este último por la emisión de gases tóxicos producidos por las basuras. Además, los rellenos sanitarios inadecuados dan origen a la multiplicación de ratas, moscas y cucarachas las cuales se trasladan a las áreas colindantes o perimetrales de comercios y de viviendas.

La descomposición de las basuras en los depósitos (rellenos sanitarios), donde se arrojan, emiten o expulsan vapor de metano, el cual es el principal contribuyente a la lluvia ácida y por ende a los cambios ambientales y climáticos, de acuerdo con los científicos conocedores del tema. Pero no solo despiden vapor de metano sino que también monóxido y dióxido de carbono. Y todo ello en conjunto contribuye a la eliminación de la vegetación, causan problemas de respiración, enfermedades de cáncer, y laceraciones en el sistema nervioso de la población. Esto lo sabe cualquier estudiante a nivel secundario que estudia ciencias.

Controlar o disminuir o eliminar los gases mencionados es incosteable y complejo para cualquier municipio o Estado, cualquiera que sea el caso. Por estas razones el método básico del relleno sanitario es el más utilizado, aunque después, al final, casi todos son declarados tóxicos.

Esto lo explicamos después. Por un tiempo se pensó que las plantas incineradoras se convirtieran en la solución del problema de cómo eliminar la basura o desechos. Y se emplearon en numerosas localizaciones de la geografía mundial, pero se descubrió que este procedimiento era responsable de la producción del 69 por ciento de las emisiones de dioxinas. Éstas representan unas substancias de las más tóxicas. Además, crean otros gases que tienden a aumentar la lluvia ácida.

Sume a este escenario que estamos describiendo el agravante de que los habitantes de casi la totalidad de nuestras poblaciones están alojando o depositando indiscriminadamente las basuras (incluye desechos químicos), que acumulamos, en las riberas de los ríos y los mares o en cualquier sitio que se nos ocurra, contaminándolos.

Además, recordemos que en Panamá prevalece un clima caliente. De todo esto dan cuenta los noticiarios de la televisión, casi a diario. Eventualmente, se corre el peligro de que los seres humanos no encontremos lugares para depositarlas por la razón de que es alarmante su incremento.

Episodio casi traumático para Panamá y de triste recordatorio para nuestro planeta Tierra fue el affair del buque Khian Sea que a estuvo a punto de deteriorar más nuestros entornos si no hubiera sido por una sabia decisión que tomó el Estado panameño.

El caso es, como lo rememoran la mayoría de nuestros compatriotas, por ser de reciente data (circa 1986), los Estados Unidos de América decidió y rechazó que 14,000 toneladas de cenizas tóxicas, producto y resultado de los incineradores en ese país, permanecieran en su territorio.

Entonces, a los propietarios de las mencionadas cenizas se les ocurrió la idea de contratar un buque con el nombre Khian Sea, abanderado en Panamá primero (después en Bahamas, Honduras, Bermudas), cargar las cenizas en el mismo y vendérselas al gobierno de Panamá como base para la construcción de una carretera de acceso a una zona turística. Afortunadamente, nuestro país rechazó la oferta, y lo mismo hizo el gobierno de Bahamas, posteriormente.

Sin embargo, lograron engañar al gobierno de Haití y esta nación compró las cenizas tóxicas creyendo que se trataba de fertilizante para la tierra. Cuando ya reposaban en suelo haitiano 4,000 de las 14,000 toneladas de la letal carga del Khian Sea este país fue advertido por la conocida organización Greenspace de la real y verdadera naturaleza de las cenizas. Inmediatamente Haití decretó que se retiraran las 4,000 toneladas, pero ya era tarde. El Khian Sea se hizo a la mar abierta rápidamente para rehuir responsabilidades.

Se supo después que las 10,000 toneladas restantes de las cenizas tóxicas se vaciaron al mar, entre los océanos Atlántico y el Índico.

Nuestras autoridades municipales deben estar en capacidad de lograr que el tratamiento de los desechos y basuras inevitables causen la menor cantidad de efectos dañinos a nuestras colectividades. Comenzando con la selección y diseño adecuado y apropiado del sitio para la localización de un relleno sanitario, el cual debe establecerse en un lugar remoto y aislado de nuestras comunidades, sembradíos, etc.. y sobre éste se debe descansar, antes de dar servicio, en toda su superficie, una capa impermeable para evitar que el subsuelo se corrompa con filtraciones de líquidos y gases tóxicos. Además, se requiere, una vez iniciada su función, una permanente supervisión de ingenieros sanitarios y especialistas en el tema, con el propósito de evitar que se convierta en un peligro sanitario para los vecinos a quien sirve.

C uando Panamá se separa de Colombia, en el año 1903, en una época que el primer país mencionado contaba con una escasa población, la ciudad de Panamá localizó un relleno sanitario rústico (era realmente un crematorio) en una finca distante, en aquel entonces, más allá del sitio original de la ciudad de Panamá. Con el tiempo se eliminó y se clausuró como destino final de los desechos y basuras que producía el distrito capital. Sobre la anterior aludida finca se construyeron y se edifican viviendas, lo cual es considerado pernicioso para la salud de los que moran en ellas.

Para reemplazar el clausurado primer relleno sanitario que sirvió a la ciudad capital, se localizó, relativamente hace poco tiempo, uno improvisado y sin controles adecuados, el llamado y conocido Patacón, dentro del entorno urbano, cosa que obviamente contribuye a la contaminación del mismo.

Para el caso de nuestras colectividades urbanas se recomienda cerrar, después de cierto tiempo, los rellenos sanitarios e iniciar y establecer nuevos. Y ayuda a las funciones de los mismos la compra de máquinas moledoras que convierten en briznas hasta refrigeradoras.

En la República de Panamá, los municipios autorizan y aprueban las construcciones de viviendas y urbanizaciones sin que se tomen las providencias o se considere planificar adonde se ubicarán las basuras y desperdicios que éstas generan o producen.

CONCLUSIONES

No hay una solución única y clara para deshacerse de las basuras y desechos totalmente, pero, como sociedad podemos establecer políticas para disminuir los efectos perjudiciales y perniciosos que las mismas pueden causar a nuestras comunidades.

El Estado y nuestros municipios pueden y deben elevar y reforzar el nivel cultural general de nuestros conciudadanos, a través de los periódicos, los canales de televisión y aulas de clases (escuelas) educando y recomendando prácticas de higiene y aseo superior. Además, ayuda en este propósito la circulación de folletos en la población con instrucciones de las mejores formas y maneras de manejar las basuras que producimos.

Irónico resulta pensar que hace algunas décadas a la ciudad de Panamá se le llamaba y se le conocía como “La tacita de oro” por su limpieza y lo agradable de vivir en ella (se barrían las calle dos veces al día hasta 1955).

La contaminación de nuestros mares, ríos, atmósfera, el calentamiento global, los desechos y basuras terminarán dañando nuestra salud y las de las próximas generaciones si no actuamos en el presente. Todavía no es demasiado tarde. Es imperativo promover las ideas de consumir menos y evitar degradar el planeta Tierra. De lo contrario nos debe atemorizar vivir en unos ambientes como los que se aprecian en aquel memorable y deprimente film “Blade Runner” (1982), que tiene como protagonista principal al actor Harrison Ford.

El 22 de abril es el “Día de la Tierra”, y, por lo menos, en esa fecha debemos meditar sobre el tema que nos ocupa.

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