La rentabilidad de los bosques es la mejor solución

Se estima que más del 95% de los incendios forestales tienen al ser humano y su actividad como origen. Sólo el 3.18% son atribuibles a causas naturales, como la caída de un rayo.

Del total de incendios imputables a la intervención humana, un 45% se consideran intencionados, es decir, provocados a propósito. Un 35% se debe a descuidos o negligencias, como la quema de rastrojos, un cigarrillo mal apagado, hogueras encendidas por excursionistas, trabajos en el monte, etc. El 19% restante corresponde a incendios de causas desconocidas, es decir, aquellos en los que las causas que originaron el fuego no llegan a determinarse con claridad.

Erradicar los fuegos forestales es una tarea imposible, lo que sí se puede hacer es controlarlos en el marco de una gestión forestal de multifuncionalidad, que garantice un correcto ordenamiento del territorio.

Los bosques tienen más probabilidades de ser presa del fuego bajo condiciones climáticas extremas (el famoso 30-30-30: más de 30° de temperatura, humedad menor del 30% y velocidad del viento de más de 30 km/h). En estas condiciones, cualquier chispa puede convertirse rápidamente en un incendio.

Una de las formas más confiables de racionalizar los fuegos es el uso sostenible de los terrenos: si el monte da dinero a los pueblos, se crearán puestos de trabajo, se fijará población al territorio y no habrá interés en quemarlo. Sólo así podremos convivir con los incendios forestales

La mejor solución, la más sostenible y eficaz, es recuperar las actividades agropecuarias y forestales tradicionales; potenciar el sector primario, aprovechar la madera, impulsar la utilización de la biomasa para generar energía; recuperar el pastoreo y las explotaciones. Es decir, tomar medidas que fomenten que los bosques sean rentables.

(Material obtenido del Manual de Orientación Docente: Cómo evitar incendios).