Aspectos socioeconómicos, cifras e indicadores del cambio climático en Panamá

Actualizado
  • 27/08/2021 00:00
Creado
  • 27/08/2021 00:00
El clima podría sufrir modificaciones que afectarían el comportamiento productivo del cultivo del arroz, a tal grado que hará necesaria la implementación de estrategias de adaptación
El clima podría sufrir modificaciones que afectarían el comportamiento productivo del cultivo del arroz.

En la publicación “Panamá, efectos del cambio climático sobre la agricultura” de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), los autores indican que en la primera comunicación nacional sobre cambio climático (PCNCC) del año 2001, Panamá adoptó los compromisos de la conferencia de las partes (COP 15) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) celebrada en Copenhague en diciembre de 2009.

En esta primera comunicación, el país incorporó el tema del cambio climático global añadiéndolo a cuatro subproyectos relacionados con el tema. El primero, la caracterización general de Panamá, tomando como año base 1994; el segundo, el primer inventario nacional sobre gases de efecto invernadero (PINGEI); el tercero, las opciones de mitigación, y finalmente, el cuarto, fue el proyecto de los resultados del estudio sobre la vulnerabilidad de los impactos adversos y medidas de adaptación al cambio climático global.

Los sectores incluidos en esta comunicación –por su exposición a sufrir impactos negativos frente al cambio climático– fueron los recursos marino-costeros, la salud humana, los recursos hídricos, la agricultura y los recursos forestales.

La finalidad de este documento fue alcanzar el cumplimiento del compromiso internacional adquirido ante la CMNUCC, y determinar la disponibilidad nacional de información estadística para realizar estudios sobre el tema, utilizando metodologías rigurosas propuestas en al ámbito internacional de manera que se lograra cuantificar el nivel de contribución de las actividades antropogénicas y procesos naturales relacionados con la emisión y fijación de los gases de efecto invernadero (GEI), para la generación de lineamientos que permitieran la ejecución de diferentes acciones en el país. Entre estos lineamientos se encuentran los proyectos, programas y estrategias de mitigación del cambio climático global.

Las alteraciones en los patrones del clima están cambiando los periodos de siembra y cosecha.

Los sectores socioeconómicos incluidos en el primer inventario nacional sobre gases de efecto invernadero (PINGEI) fueron: energía, procesos industriales, utilización de solventes, agricultura, cambio del uso de la tierra-silvicultura (CUTS) y desperdicios, mientras que los GEI para los que se midieron las emisiones fueron: dióxido de carbono (CO2), metano (CH4), óxido nitroso (NO2), monóxido de carbono (CO), óxidos de nitrógeno (NOX), y los compuestos volátiles distintos del metano (CVDM).

En el caso de la agricultura y la ganadería, las fuentes generadoras de los GEI fueron ganado doméstico, fermentación entérica y manejo del estiércol, cultivo de arroz, quema prescrita de sabanas, quema en el campo de residuos agrícolas y suelos agrícolas.

Este estudio, la Cepal consideró las regiones de la zona arrocera de la provincia de Coclé y la región maicera de Azuero en las provincias de Los Santos y Herrera. La primera fue seleccionada por poseer áreas mucho más vulnerables a las fluctuaciones en el clima para el cultivo de arroz que las zonas bajas de Chiriquí y, por lo tanto, más sensible a sufrir pérdidas económicas cuantiosas.

La segunda región concentra 85% de la producción nacional de maíz producido de manera mecanizada. Los criterios usados para la selección de estos territorios fueron la dependencia de los hogares de estas actividades, su fuente de ingresos, así como el apoyo al encadenamiento productivo de otras labores, como la industria avícola y porcina.

Los resultados de las simulaciones hechas sugieren que los nuevos escenarios climáticos producirían eventuales impactos negativos para la producción de arroz en la República de Panamá. Sin embargo, es posible esperar mayor estabilidad en los rendimientos bajo condiciones de riego, sobre todo si se cambian las fechas de siembra, y adecuando las prácticas agronómicas.

Bajo este contexto, es previsible que el clima podría sufrir modificaciones que afectarían el comportamiento productivo del cultivo del arroz, a tal grado que hará necesaria la implementación de estrategias de adaptación, las cuales deberán considerar un procedimiento estratégico que incluya una transformación productiva basada en tres programas: i) manejo racional de los recursos hídricos; ii) manejo integrado de las cuencas hidrográficas, y iii) alerta temprana, por lo que, la generación de información, a partir de otros resultados y usando metodologías alternas, podrían mostrar mayor claridad sobre los retos que enfrenta el sector y las diferentes estrategias a seguir, en especial para algunos cultivos básicos de la economía panameña (como el maíz, el arroz y el frijol).

Pesquerías artesanales y de turismo marino y costero

Adicionalmente, Clemente Beyer, Antonio, Jiménez Hernández, Alejandro, & Del Cid Mendoza, Vicente. (2019) en su publicación “Riesgo del cambio climático para la pesca artesanal y el turismo comunitario en el golfo de Montijo”, añade que el cambio climático amenaza las actividades de pesquería artesanal y de turismo marino y costero a pequeña escala, poniendo en riesgo a las personas que dependen de estas actividades económicas, particularmente en regiones en vías de desarrollo, por lo que es necesario la adopción de medidas de mitigación para asegurar estos medios de vida y conservar los recursos naturales de los cuales dependen las poblaciones marino costeras.

El Ministerio de Desarrollo Agropecuario (Mida), en colaboración con el Ministerio de Ambiente (MiAmbiente) en su publicación “Estado del arte en cambio climático, agricultura y seguridad alimentaria de Panamá” (2011) indican que las alteraciones en los patrones del clima están cambiando los periodos de siembra y cosecha.

Además, los aumentos en la temperatura propician la propagación de plagas y enfermedades en los cultivos, por lo que el cambio climático ha aumentado el riesgo de la seguridad alimentaria del 52% de la población rural de la región que depende de cultivos como el maíz y el frijol, en su mayoría sistemas en secano y por lo tanto que son altamente sensibles a la variabilidad climática. Las áreas críticas sujetas a procesos de degradación y sequía son el arco seco, Cerro Punta, la comarca Ngäbe Buglé y la sabana veragüense.

Gestión de riesgo de desastres

Según el Plan Nacional de Gestión de Riesgo de Desastres 2011-2015 del Sistema Nacional de Protección Civil, el país tiene un 15% de su área total expuesta y un 12,5% del total de su población es vulnerable a dos o más amenazas. La ubicación de estas amenazas se puede dividir en cuatro regiones o zonas de amenazas según la presencia e intensidad de sismos, vientos huracanados, inundaciones y deslizamientos, siendo estas las regiones de Azuero (sequías, inundaciones, sismos y vientos huracanados); región occidental (inundaciones, sismos y vientos huracanados); región metropolitana (inundaciones, vientos huracanados y sismos); y región oriental (sismos e inundaciones).

Estas amenazas se caracterizan por la combinación de precipitaciones intensas y de larga duración, tormentas, fuertes descargas eléctricas, inundaciones, incendios de masas vegetales, trombas marinas, terremotos, tsunamis y episodios ENSO/ El Niño-La Niña y derrames de sustancias peligrosas.

Los escenarios expuestos ponen en riesgo la riqueza natural de Panamá, considerada por el Programa de las Naciones Unidas como una de las más exuberantes y ricas del planeta, por lo que lograr la adaptación al cambio climático apoya la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidades a 2030.

Desafíos

El desarrollo sostenible de las poblaciones en las áreas rurales requiere acciones para garantizar los recursos de suelo y agua, de manera que su vulnerabilidad ante los efectos del cambio climático –como la sequía y las inundaciones– puedan mitigarse y fortalecer el sector agrícola y forestal al cambio climático, garantizando con ello su seguridad alimentaria y la salud pública y ambiental de sus pobladores.

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