Estudio en áreas del Canal revela que bosques secundarios ayudan a restaurar fuentes de agua en paisajes degradados

Actualizado
  • 10/11/2021 11:56
Creado
  • 10/11/2021 11:56
La investigación del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI) se llevó a cabo en el proyecto Agua Salud, en la Cuenca del Canal de Panamá

Una nueva investigación realizada en Panamá y publicada en la revista Scientific Reports, por la becaria postdoctoral del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI) Karina Chavarría y sus colegas, revela que los bosques secundarios ayudan a restaurar las fuentes de agua dulce en paisajes degradados.

La investigación se llevó a cabo en el proyecto Agua Salud, en la Cuenca del Canal de Panamá, cuya agua dulce transporta el cuatro por ciento del comercio mundial marítimo, genera $2.5 billones en ingresos anuales y sostiene una de las economías de más rápido crecimiento en el mundo.

Con sus 700 hectáreas, el proyecto de la Cuenca del Canal de Panamá, que lleva el nombre del río Agua Salud, es una de las muchas iniciativas de STRI  —en colaboración con la Autoridad del Canal de Panamá y el Ministerio de Ambiente (MiAmbiente)—destinadas a comprender los impulsores y las consecuencias del cambio ambiental.

La iniciativa tiene como objetivo explicar cómo los diferentes paisajes comunes del trópico rural, desde bosques intactos hasta fincas ganaderas, afectan los servicios ecosistémicos en una era de crecimiento demográfico desmedido, degradación de los ecosistemas y cambio climático.

De acuerdo con el STRI, la investigación mostró que las comunidades bacterianas en los arroyos adyacentes a los bosques secundarios jóvenes se recuperan al punto de parecerse a las comunidades bacterianas de los arroyos de bosques maduros en tan solo una década después de que el ganado se ha removido del sitio, y que estas comunidades son robustas durante todo el año.

“Los análisis de comunidades microbianas en arroyos a través de diferentes tipos de uso de suelo sugieren que la reforestación pasiva restaura rápidamente la calidad del agua en las cuencas hidrográficas de tierras bajas tropicales, señaló el informe del estudio.

Un científico del  STRI toma muestras de agua dulce en la zona donde se llevó a cabo la investigación en el proyecto Agua Salud, en la Cuenca del Canal de Panamá,

En su reporte, el STRI dijo que estos resultados llegan en un momento crítico, en que el 2021 marca el comienzo del decenio de las Naciones Unidas para la Restauración de Ecosistemas, que tiene como objetivo prevenir, detener y revertir la degradación de los ecosistemas en todo el mundo.

“Las lecciones aprendidas de estudios a largo plazo de ecosistemas forestales en diferentes usos de la tierra y eventos climáticos extremos en Agua Salud informan nuestra capacidad para restaurar y mantener los bosques tropicales. Con sus diversos arroyos y ríos distribuidos a lo largo de cientos de hectáreas, Agua Salud también ofrece una plataforma única para estudios hidrológicos”, subrayó.

El estudio destacó que el agua es un recurso clave para la vida en la tierra, pues la gente depende de los arroyos y lagos para alimentarse y divertirse. Los microbios son los componentes menos apreciados de los sistemas acuáticos, pero son ingenieros tras bastidores que garantizan la calidad del agua mediante el ciclo de nutrientes y energía, acotó.

Cuando los arroyos se contaminan o los paisajes circundantes se degradan, añadió, las comunidades microbianas cambian, arriesgando su capacidad para ayudar a mantener los procesos naturales y, a menudo, permitiendo que florezcan bacterias dañinas.

Chavarría y sus colegas tomaron muestras semanales de arroyos rodeados de bosque maduro, bosque secundario joven, sistemas silvopastoriles y pastos tradicionales durante un período de dos años en el sitio de Agua Salud de STRI. Midieron diferentes aspectos de la calidad del agua y filtraron muestras de agua para extraer y secuenciar el ADN bacteriano en estas corrientes.

Encontraron comunidades similares en arroyos rodeados de bosques jóvenes secundarios y maduros, pero comunidades distintas y menos diversas en arroyos de pastoreo de ganado. En particular, la comunidad bacteriana en la corriente silvopastoril cambió estacionalmente, siendo la comunidad bacteriana de la estación húmeda como los bosques y la comunidad de la estación seca similar a la pastura tradicional.

“El bosque ribereño ayuda a proteger el arroyo silvopastoril de los impactos del ganado en la estación húmeda, pero en la estación seca, cuando las vacas se congregan en el arroyo para beber y buscar sombra como una forma de evitar el sol abrasador, el aumento de la perturbación y las entradas fecales hacen que la comunidad bacteriana en el agua se parezca más a la de los pastos de ganado tradicionales”, comentó la científica de STRI Kristin Saltonstall, asesora de Chavarría y colaboradora en el proyecto.

Las parcelas experimentales de Agua Salud incluyeron plantaciones de árboles nativos, sistemas silvopastoriles y de café de sombra, pastizales invasivos, granjas de subsistencia, así como regeneración natural que va desde los pocos años hasta varias décadas.

Descifrar la hidrología de la cuenca, básicamente tomando en cuenta cada gota de agua que pasa a través de ella, fue el objetivo primordial del proyecto.

“Es importante que el ganado no acceda a los arroyos y que su agua potable se suministre cuesta arriba durante la estación seca para garantizar la calidad del agua durante todo el año”, puntualizó Jefferson Hall, director de Agua Salud y colaborador del proyecto.

La reforestación con especies nativas, el secuestro de carbono, la restauración de la biodiversidad y la ecología de las enfermedades también forman parte de una de las plataformas de investigación de más rápido crecimiento de STRI.

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