Entre el 12% y 13% de la población panameña vive con asma

Actualizado
  • 04/05/2023 00:00
Creado
  • 04/05/2023 00:00
Se trata de una enfermedad respiratoria que afecta más a los niños y a las mujeres. Según los expertos, este padecimiento representa un costo muy alto para los sistemas de salud, así como para quienes lo padecen
El asma es una de las enfermedades respiratorias más frecuentes en niños en América.

La época de lluvias se aproxima en Panamá y con ello también la temporada de alergias como el asma alérgica, o asma inducida por alergia, una inflamación crónica de las vías respiratorias y una de las principales enfermedades no transmisibles que afecta la calidad de vida e interfiere con las actividades cotidianas tanto en niños como en adultos, principalmente las mujeres. Es una dolencia que puede presentarse varias veces al día o a la semana en diferentes formas según las condiciones de salud de la persona.

En Panamá, entre el 12% de la población infantil y 13% de la población adulta presentan asma. Los síntomas, quienes los padecen, muchas veces los atribuyen a otras patologías y no buscan atención para el adecuado diagnóstico, según datos de la Caja de Seguro Social (CSS).

Eduardo Hevia, neumólogo y especialista en medicina interna del complejo Hospitalario Arnulfo Arias Madrid de la CSS, define el asma como una enfermedad que produce inflamación de las vías respiratorias que llevan el aire hacia los alveolos, que es donde se produce el paso del oxígeno a la sangre.

Según Hevia, esta patología es más común en los niños que en las niñas, pero entre los adultos, las mujeres están más predispuestas a padecerla y esta puede ser hereditaria.

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De acuerdo con el galeno, esta enfermedad inflamatoria causa síntomas intermitentes, siendo los principales: falta de aire, sibilancias al exhalar, que es un signo común de asma en los niños; sensación de pecho apretado, tos y dificultad para respirar.

El especialista agregó que definitivamente el grupo más sintomático son los niños hasta la adolescencia, y nuevamente los síntomas vuelven a aparecer después de un periodo de gracia, en el adulto joven; mientras que 30% de los adultos mayores cursará síntomas de tos, falta de aire y silbidos en el pecho; aunque nunca haya tenido síntomas de esta enfermedad.

Por ser el asma una afección crónica, en caso de que el paciente no tenga un adecuado control del tratamiento que le hayan recetado, y de acuerdo con la severidad de su enfermedad, puede desarrollar un asma severa que lo puede llevar, incluso, a la muerte a causa de un paro respiratorio, añadió el médico.

Andrés Rojas, director médico de AstraZeneca para Centroamérica y Caribe, coincide en que el fenotipo de la enfermedad varía según el paciente, entre ellos se encuentran el asma leve, moderada y grave, siendo esta última un tipo de asma que es más difícil de controlar, aun cuando se usa de forma correcta el tratamiento y se siguen las indicaciones del médico tratante. Se estima que de cada 100 personas con asma, entre el 5% y 10% tienen asma grave, y un 50% de esos pacientes puede desarrollar asma eosinofílica, lo que significa que un tipo de glóbulo blanco llamado eosinófilo se presenta en mayor cantidad en las vías respiratorias, irritándolas o inflamándolas e incluso dañando los pulmones.

“El asma eosinofílica aumenta significativamente el riesgo de exacerbaciones, y produce una disminución de la función pulmonar, generando repetidas visitas a emergencias y hospitalizaciones para los pacientes. Lo anterior implica, para quienes la padecen, una alta carga física, emocional, social y económica, por lo que es importante conocer la causa de la inflamación de las vías respiratorias, para que el especialista pueda evaluar la enfermedad de manera más personalizada y dirigir el tratamiento hacia la causa de la inflamación,” explicó Rojas.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), esta enfermedad afecta a más de 339 millones de personas y puede presentarse en cualquier etapa de la vida. Cerca de 20% de las personas en Centroamérica viven con asma.

A nivel mundial, se estima que entre 5 y 10 de cada 100 niños desarrollan asma. El Reporte de Asma de 2018, colocó a Latinoamérica con la mayor cantidad de casos de infantes con asma, reportando más de 42 mil habitantes con la patología entre los 6 y 14 años .

Un tratamiento bien administrado

Hevia afirmó que el asma, pese a que no tiene cura, se puede controlar con el tratamiento adecuado, y con la correcta administración del mismo, como los inhalados, esto porque en muchas ocasiones los niños no comprenden la importancia de utilizar este tipo de medicamento. Entre los principales tratamientos se pueden encontrar los glucocorticoides inhalados que se pueden administrar solos o en combinación con los broncodilatadores de acción larga, según la severidad del problema.

El especialista de la CSS informó que existen dos estrategias de tratamiento: tratamiento de “rescate”, que busca aliviar los síntomas de forma rápida, suministrando un broncodilatador de acción corta, que actúa en pocos minutos y el tratamiento de mantenimiento, este evita la aparición de crisis y permite el control de la enfermedad.

Detalló que la principal recomendación es acudir a las citas médicas para que el paciente tenga un tratamiento de control, y de acuerdo con la severidad de su enfermedad pueda aprender a usar los medicamentos. También saber la técnica del uso de inhaladores es fundamental y determinar cuáles son los factores que le generan crisis para tratar de evitarlos.

El especialista también recomendó no tomar ni fumar. “Mantener una vida saludable siempre contribuye a mejorar la condición de salud. Recordar que el asma no debe impedir la vida normal y mucho menos el poder realizar actividad física”, recomendó Hevia.

Por su parte, el doctor Rojas mencionó que los inhaladores se puede utilizar con un espaciador para mejorar su administración. Los nebulizadores permiten administrar el medicamento en forma de aerosol por medio de una mascarilla. Ambos tratamientos pueden utilizarse en casa, facilitando el control de la enfermedad por parte de los padres o cuidadores.

“Los pacientes asmáticos se inclinan por buscar alivio rápido de los síntomas con un tratamiento, por lo que, un gran porcentaje prefiere el uso del tratamiento de alivio inmediato (Saba) antes que un tratamiento de mantenimiento que les permita prevenir y controlar el asma, lo que provoca un sobreúso de estos medicamentos”, explicó Rojas y añadió que es “importante aclarar que aunque estos inhaladores de rescate alivian rápidamente los síntomas, no desinflaman las vías respiratorias, generando mayor riesgo de exacerbaciones graves del asma y disminuyendo la función pulmonar”.

Cifras a nivel mundial estiman que el 60% de los pacientes tiene un pobre control de su enfermedad y existe una relación entre el sobreúso de inhaladores de rescate Saba y la aparición de exacerbaciones graves.

Actualmente el asma es una problemática y debe ser una prioridad de salud pública, aseguran los expertos. Cuando no se maneja adecuadamente, puede implicar un aumento significativo de los costos al sistema de salud y la disminución de la calidad de vida de las personas que lo padecen, explicaron ambos galenos.

Según un estudio realizado a más de 2 mil pacientes de diez países latinoamericanos, el asma demostró un impacto negativo en las actividades diarias: aproximadamente 46% de las personas con asma leve y 72% de las personas con asma grave informaron consultas médicas no programadas, lo cual tiene un considerable impacto económico.

Actualmente en Panamá se implementó una Clínica de Asma Severa de la CSS para una mejor atención del paciente con esta enfermedad.

Cada primer martes del mes de mayo se celebra el Día Mundial del Asma; este año le correspondió al 2 de mayo bajo el lema: “Atención al asma para todos”, como una iniciativa para concienciar a la población de las cargas que supone dicha enfermedad a quien la padece, y de la posibilidad de tenerla bajo control para evitar el sufrimiento innecesario en los pacientes, y llevar una vida saludable sin limitaciones.

Factores de riesgo

Según la OMS, los principales factores de riesgo son la combinación de una predisposición genética con la exposición ambiental a sustancias y partículas inhaladas que pueden provocar reacciones alérgicas o irritar las vías respiratorias, tales como ácaros del polvo doméstico que se encuentra en la ropa de cama, las alfombras y los muebles, la contaminación del aire o caspa de los animales de compañía, polen o moho, el humo del tabaco, irritantes químicos en el lugar de trabajo. Adicionalmente, el aire frío, las emociones fuertes (miedo, ira) o el ejercicio físico.

Algunos medicamentos también pueden desencadenar ataques de asma, como la aspirina y otros antiinflamatorios no esteroideos o los betabloqueantes podrían aumentar el riesgo de presentar enfermedades respiratorias crónicas como el asma.

La OMS asegura que la mayoría de las muertes relacionadas con el asma ocurren en países de ingresos bajos y medianos bajos, donde el diagnóstico y el tratamiento inadecuado son un desafío. Un mal control del asma significa crisis y manifestaciones más frecuentes, por lo que el tratamiento debe fortalecerse con un mejor entendimiento de la enfermedad, sumado a la utilización de tratamientos innovadores que permiten controlar la enfermedad, además, de reducir el uso excesivo de medicamentos de rescate.

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