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‘Rafaelito’ Pedroza, el último ejemplo del virtuosismo en el boxeo panameño



- 16/06/2025 00:00
El veterano entrenador giraba en las puntas de sus pies, mientras lanzaba golpes de izquierdas y derechas, y se resguardaba de recibirlos de su imaginario rival.
Fueron apenas treinta segundos, tiempo suficiente para que Rafael ‘Rafaelito’ Pedroza, de 70 años, mostrara el virtuosismo que lució en los tiempos aquellos del boxeo panameño.
Si, en efecto, el virtuosismo con el que una vez contamos, forjado de décadas de trabajo y esfuerzo, y que se fue diluyendo conforme pasó el tiempo, al ser descuidado por quienes debieron ser sus celosos guardianes.
‘Rafaelito’, como señalamos, fue el protagonista de esta muestra, cumpliendo un reto que hacía tiempo se había dado, pero que hasta ahora se daba.‘Pedrocita’, como también se le conoce, fue un campeón efímero, uno de los últimos de la época de oro, pero contó con una hoja de servicio envidiable, que lo llevó a estar siempre en los primeros planos de su categoría.
Oriundo de la comunidad rural colonense de Limón, no tuvo una infancia fácil, ya que carecían de las básicas necesidades de agua y luz eléctrica, hasta que se mudó junto a su madre, Teodolinda Mosquera, y su padrasto, Ruperto Salas, a la ciudad capital.
Esta es parte de su historia como boxeador.
“Llegué a la capital en 1971, terminando el sexto grado, desde las montañas de Salamanca, donde no había luz y nos alumbrábamos con guaricha y el agua que usábamos se tomaban de los ríos San Juan y Boquerón, pegados al lago”, indicó el excampeón.
Recordó que fue matriculado en la escuela de El Artes y Oficio, donde en una ocasión junto a otros compañeros visitó el gimnasio de El Marañón, donde quedó atada su vida para siempre.
“Hice una carrera amateur y entré a la selección nacional a finales del 72 y me gané el derecho de ir con Rigoberto Garibaldi a un torneo internacional, pero estaba tan nuevo que la federación no me quiso enviar”, dijo.
“Aquí nos eliminamos con representantes de seis países. David Morán estaba en el mismo peso, y ganó dos de tres peleas, pero yo vencí en las tres, así que pensé que era el que tenía que acompañar a Garibaldi”, destacó.
Sostuvo que le formó tal ‘berrinche’ a la organización por su decisión, que fue suspendido un año de toda actividad aficionada, lo que lo llevó a saltar como profesional el 30 de noviembre de 1974, una vez fue habilitado.
“Mi primer entrenador fue un señor que todos llamaban ‘Bugá’, usaba una gorrita y estaba jubilado de la Zona (del Canal), pero descubrí que mi tío Willy Pedroza tenía una cuadra, por lo que le dije a ‘Bugá’ que me quería cambiar y si bien, al principio se negó, después me dejó ir”, señaló.
La idea de ‘Rafaelito’ no era solo romántica, ya que Willy contaba con una cuadra de talentos con Ulises Morales, Rafael Ortega, Reinaldo Hidalgo, José Cueto y Gilberto Illueca, además de su primo, Eusebio Pedroza.
“Había una cuadra caliente, buena”, añadió ‘Pedrocita’.
En realidad, fue un cambio cosmético, porque para esa época, los instructores tenían la costumbre de intercambiar a sus pupilos, para irles dando sus conocimientos.
“Recibí varios gaznatones de Matty Baby y Lionel Hoyte, quien decía: ‘Pasá, pasá, tira, tira’, y cuando tiraba y no movía la cabeza de pegaba tu bofetón”, rememoró.
Efectivamente, Pedroza ganó su primer pleito el 30 de noviembre de 1974 frente Ramón Montenegro, a quien venció por nocaut en tres asaltos.
Tuvo ocho victorias consecutivas hasta que empató con el nicaragüense Hermógenes Prado en Managua, pero después de ello tuvo otros dos triunfos en el Nuevo Panamá.
Dos de ellas fueron ante el nicaragüense John Cajina y el dominicano Pablito Jiménez, ambas en la capital istmeña, y de las cuales tiene anécdotas que recuerda.
“A todos los que (Jorge) Luján les pegaba, yo les pegaba más atrás. Luján peleó con Cajina, pero no pudo noquearlo, y yo peleé con él con tan solo siete peleas y me lo gané en seis asaltos”, indicó.
“Luján no lo pudo noquear y eso no quiere decir que yo era mejor, porque era tremendo boxeador. Sin embargo, Pablito le hinchó el ojo a Luján, y si bien me gané al dominicano no pude noquearlo que, si lo hago, hubiera tenido nueve triunfos seguidos antes del límite”, acotó.
Fue una época diferente a la que se vive hoy, donde el apoderado o promotor está detrás de ti para apoyarte, ya que solo le daban para alimentación quince días antes de una pelea, mientras se preparaba en la carretera y en el gimnasio.
“Me levantaba a las cuatro de la mañana a correr, hoy todos lo hacen a las seis de la mañana o en la noche, si es que lo hacen”, dijo.
Los máximos jerarcas de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB) eran panameños, por lo que Pedroza e inclusive Luján estaban en lo más alto de la clasificación de los pesos minimoscas, pero no fue por allí que llegó su primera oportunidad titular sino por el Consejo.
De la noche a la mañana y luego de algunas negociaciones, Rafael Pedroza se vio disputándole el cetro de las 108 libras al venezolano Luis ‘Lumumba’ Estaba, un veterano que ya tenía año y medio con la corona de la división.
Pero, ‘Pedrocita’ no pudo o quizás no le permitieron mostrar la categoría que señalaba su récord, joven pero llena de triunfos, y cayó por decisión en 15 asaltos en el Nuevo Circo de Caracas.
“Cuando se dio esa pelea no tenía problemas de peso y perdí porque creo que tenía muy pocas peleas, nada más doce, que si tengo veintidós, otros gallos hubieran cantado”, apuntó.
“Estaba casi llegado del monte. No tenía esa experiencia, esa malicia, y por eso hice lo que pude. No quise rendirme hasta no llegar adonde le había prometido a mi mamá”, continuó.
No obstante, volvió a tener otra oportunidad en la categoría, pero ya en la AMB frente al japonés Yoko Gushiken, en 1979, y volvió a caer con el mismo resultado. Hay que decir, que nunca fue pieza para el titular.
‘Pedrocita’ siguió su carrera, intercambiando victorias con derrotas, pero ya en la división de las 115 libras, donde en diciembre de 1981 se coronó campeón mundial al vencer al argentino Gustavo Ballas por decisión dividida.
Pedroza y Ballas se habían enfrentado un año antes en Buenos Aires, logrando este último un triunfo por puntos que no gustó a muchos, pero que preparó la mesa para la disputa de un título del mundo.
Al colonense el cetro no le duró. Cuatro meses después lo dejó frente al japonés Jiro Watanabe, en otra refriega donde, por muchos momentos, mostró apatía.
Ese fue su último combate, ya que pocos meses después anunció su retiro, logrando asegurar lo que en ese momento se constituyó en el futuro de su familia.
Actualmente, es entrenador de Pandeportes en un local del estadio Roberto Kelly, donde de vez en cuando muestra destellos de lo que fue su talento, y de lo que alguna vez llamaron: la escuela del boxeo panameño.