El precio del guandú

Actualizado
  • 14/01/2019 01:00
Creado
  • 14/01/2019 01:00
El comportamiento del consumidor y la demanda inelástica incide en el alza que experimenta este rubro a fin de año. A mayor demanda, el precio se dispara. Para ahorrar, debe modificar objetivamente sus preferencias de consumo

Que el precio del guandú suba durante el mes de diciembre de cada año no es algo que sorprenda a nadie. Más bien, es totalmente previsible en función de varios elementos. Primero, hay un incremento importante en el consumo de este producto, ya que el arroz con guandú es un acompañante de los preferidos en las fiestas decembrinas.

Segundo, la cantidad de este grano que se oferta en el mercado no puede modificarse mayormente en el corto plazo (lo que técnicamente se conoce como inelasticidad de la oferta).

Tercero, y sobre esto vamos a reflexionar en el resto de este artículo, la existencia de sustitutos está fuertemente sesgada por las preferencias de los consumidores. Veamos el tema en más detalle.

¿Cuál sería el sustituto para el grano de guandú fresco (asumiendo que no queremos desviar nuestro consumo a otro producto)? Habría básicamente dos opciones: el guandú congelado (ya sea porque se adquirió de esta forma, o porque se compró fresco y luego fue congelado en el hogar del consumidor hasta que llegara el momento para su preparación y posterior consumo), y el guandú en lata (con o sin sal añadida, leche de coco u otros ingredientes).

El guandú en lata se ha ofrecido desde hace años en el mercado nacional, hay varias marcas, presentaciones y opciones de precios, que además su precio no fluctúa mayormente a lo largo del año, y la oferta puede crecer rápidamente a través de mayores importaciones.

Entonces ¿por qué este sustituto no ha logrado evitar la típica escalada en el precio del guandú fresco? (ese que se ofrece a pleno sol por vendedores que se apostan a la vera de la carretera Interamericana en El Higo y sus alrededores). Por una sencilla razón: la preferencia del consumidor, ya que éste dice que dicho guandú enlatado no tiene el olor y sabor del guandú fresco.

El guandú congelado no ha sido tan común verlo ofrecido en las neveras de los supermercados, pero a finales del año pasado su presencia se hizo bastante más notoria, y hasta para los más exigentes, parece que el congelamiento no afecta las propiedades organolépticas del grano fresco, por lo que quizás por primera vez empezó a verse en el mercado nacional como un sustituto adecuado.

Esto, al menos en parte, explica a nuestro juicio porqué este año si bien el precio del guandú fresco se elevó, no lo hizo a niveles de años anteriores, llegando a estar en las vísperas de la Nochebuena hasta en $10 la libra.

El ejemplo del guandú nos permite ver claramente el poder que tienen los consumidores de influir en la formación de precios en los mercados, no sólo a través de un comportamiento más racional (manejando información, comparando precios y utilizando esta información en su provecho), sino modificando también sus preferencias de consumo, particularmente cuando ellas están basadas en las costumbres, y con una dosis de subjetividad importante.

El consumidor debe ser soberano en su toma de decisiones, pero muchas veces esto implica que rompa ataduras que él mismo creó.

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