¿La crisis se mira en el espejo del 29?

Actualizado
  • 03/05/2009 02:00
Creado
  • 03/05/2009 02:00
ESPAÑA. La diferencia entre el remedio y el veneno es muchas veces una cuestión de dosis.

ESPAÑA. La diferencia entre el remedio y el veneno es muchas veces una cuestión de dosis.

Pero la dureza de esta crisis ha simplificado el dilema a los gestores públicos, que afrontan la mayor recesión desde la Segunda Guerra Mundial.

A la carrera, Gobiernos y bancos centrales han puesto en marcha una intervención económica conjunta sin precedentes. La quiebra del sistema financiero, la acelerada destrucción de puestos de trabajo y la zozobra empresarial fuerzan una respuesta masiva.

El debate sobre algunas consecuencias indeseables de estas medidas, palidece frente a la polémica de si son necesarios más recursos públicos. Porque responsables políticos y expertos coinciden en que esta intervención ha alejado, por ahora, el riesgo de una depresión como la que asoló el mundo occidental entre 1929 y 1933. Pero muchos sostienen que la amenaza sigue ahí, agazapada en un futuro lleno de trampas.

DIMENSIONES DE LA CRISIS

¿Esta crisis va a ser como la del 29, o peor? La pregunta encabezaba, hace un año, la portada de Negocios, en el arranque de la nueva etapa de este suplemento. Réplicas que parecían definitivas se han desmoronado con igual contundencia.

La respuesta se abre paso con mucha dificultad y aún dista de estar clara, con sorpresas desagradables en cada esquina de las estadísticas.

“No se vio nunca un deterioro tan rápido, ni tan siquiera en la Gran Depresión”, sostuvo Paul Volcker, ex presidente de la Reserva Federal, ante los congresistas estadounidenses en febrero pasado.

El domingo pasado, sin embargo, iluminó este sombrío panorama al abrir una rendija al optimismo. “Desde luego, estamos en una gran recesión”, dijo, pero no en una depresión como la de los años treinta del siglo pasado. La distinción no es pequeña, aunque no cambie, a bote pronto, la vida de millones de personas que se están quedando sin trabajo.

Un estudio presentado la pasada semana por el Fondo Monetario Internacional (FMI) destacaba que las crisis generadas por descalabros financieros —ninguno ha sido tan intenso como el destapado por el tocomocho de la titulización de hipotecas basura en Estados Unidos—, y con repercusiones globales son las más dañinas.

Y según el pronóstico del Fondo, esta recesión destruirá ya este año una porción (1.3%) de la actividad económico mundial de 2008, un recorte que será mucho más acusado en los países ricos (un 4%).

LOS ALCANCES

Hoy, las bolsas son todavía terreno para los más arriesgados. ¿Los indicios de recuperación dan, al menos, para aconsejar al inversor ordinario que vuelva? Para los analistas de Citigroup, la respuesta es clara: “La economía, los beneficios empresariales y la evolución del crédito están diciendo: no todavía”. En su informe estratégico de abril, los expertos del gigante estadounidense repasan 40 indicadores mundiales en busca de los “brotes verdes” anunciados por Bernanke. Hay 32 que siguen en caída libre y sólo ocho mejoran o ya están en tasas positivas.

LA RECUPERACIÓN

El último pronóstico del FMI, publicado la pasada semana, es en realidad, más de lo mismo: desde el verano pasado, cada revisión de datos empeora a la anterior, la recuperación se aplaza un par de trimestres más y las tasas de paro previstas aumentan: en los países avanzados ya están por encima del 10%, en España enfilan el 20%. Tras los porcentajes, millones de personas sin trabajo.

¿Por qué esta permanente revisión a la baja de las expectativas parará aquí? La respuesta está en el retardo con el que actúan las medidas publicas sobre la economía.

El consenso es que, a mediados de 2010, deberían estar empujando la recuperación con todas sus fuerzas.

Y la duda es si será suficiente. “La reciente mejora en algunos indicadores podría desvanecerse rápido. Hay un claro riesgo de marcha atrás si la actividad económica no responde a los estímulos públicos”, advierte en otro informe James Knightley, economista de ING. “Las medidas adoptadas todavía no son suficientes, necesitamos iniciativas más agresivas para sanear los bancos, una intervención mucho más agresiva del Banco Central Europeo, y más expansión fiscal de países como Alemania, que todavía tienen capacidad para ello”, dice Kevin H. O'Rourke, profesor en el Trinity College de Dublin.

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