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- 27/12/2009 01:00
- 27/12/2009 01:00
VENEZUELA. La hallaca es la medida de todas las cosas en Venezuela durante el fin de año. Es un tamal de harina de maíz, relleno con guiso de carne y envuelto en hoja de plátano, y es el plato típico de Venezuela en Navidad y un barómetro rudimentario que mide cómo ha marchado la economía en el año que termina.
“El precio de la hallaca subió 47.3%”, informan los titulares de la prensa este diciembre, como consecuencia de que la inflación del país —del 23% en lo que llevamos de año— volverá a ser la más alta de América Latina en 2009.
“Hoy no podemos hacer hallacas, porque quitan el agua”, planifican las amas de casa para ajustarse a los programas de racionamiento de agua y electricidad que comenzaron en noviembre.
“No aceptamos cheques ni tarjetas de los bancos intervenidos por el Estado”, ponen los carteles en algunos mercados que expenden los ingredientes. Y el Gobierno, mientras, organiza eventos como el “hallacazo socialista”, donde se vende a precios regulados todo lo necesario para preparar el plato navideño, con el propósito de demostrar que no es cierto que Venezuela atraviesa por una recesión económica, mezcla de estancamiento, inflación, crisis bancaria y escasez. El alto coste de la vida es el síntoma de la mala salud de la economía que más padecen los ciudadanos.
Hasta noviembre de 2009, el Índice Nacional de Precios al Consumidor, referencia para medir el comportamiento de la inflación en el país, mostraba un saldo acumulado de 23%.
La previsión de los analistas es que al término del año podría aumentar a 26%, un porcentaje casi cinco puntos por debajo del índice de 30.9% registrado en 2008, pero que duplica la meta de 12% que se había trazado el Ministerio de Economía en enero. La de Venezuela se calcula como la inflación más alta de la región y hace de Caracas la ciudad más cara de América Latina.