Consumo colaborativo

  • 18/02/2017 01:00
En la actualidad se paga por el beneficio de utilizar un producto sin la necesidad de adquirirlo

‘La tendencia es evidente: el acceso vence la posesión. El acceso es mejor que la propiedad' (Kevin Kelly). La digitalización de los contenidos (fotografías, música, vídeos, libros) ha permitido darse cuenta que lo que queremos no es el disco en sí, sino la música que está grabada en él (quizá en forma de MP3). Con Spotify se ha visto que no es necesario poseer aquella canción que sólo escucharás cuatro o cinco veces. Mientras podamos acceder cuando lo necesitemos, estaremos satisfechos.

Poseer menos se ha extendido y ha llegado al ámbito de los bienes materiales ¿para que quieres comprar un taladro que sólo usarás durante 15 minutos en toda su vida o un carro que se pasa el 90% del tiempo estacionado? La gente presta mucha atención al gastar el dinero y observa qué tipo de retribución, en cuanto a felicidad o necesidad cubierta, consiguen.

En el siglo XX, la propiedad individual conducía al hiper consumo. Ahora, en el siglo XXI, lo que priva es la comunidad y el acceso compartido, lo que nos lleva al tema a tratar que es el consumo colaborativo. El consumo colaborativo, economía de la colaboración o economía del acceso son algunos de los términos utilizados para describir este movimiento donde el acceso prima frente a la propiedad. Se puede definir como la manera tradicional de compartir, intercambiar, prestar, alquilar y regalar redefinida a través de la tecnología moderna y las comunidades.

Utilizando palabras de Rachael Botsman y Roo Rogers: ‘Ahora vivimos en un mundo global donde podemos imitar los intercambios que antes tenían lugar cara a cara, pero a una escala y de una manera que nunca habían sido posibles'.

Con el tiempo, la lista de consumo colaborativo va en creciente alza, apuntamos a las conocidas actualmente:

Sistemas basados en producto: pagar por el beneficio de utilizar un producto sin la necesidad de adquirirlo. Cambia el concepto tradicional de propiedad privada individual por la comunidad. Ejemplos claros Uber y bicing.

Mercados de redistribución: redistribuir los bienes usados o adquiridos de donde ya no se necesitan hacia algún lugar o alguien que sí los necesita como los mercados de intercambio y de segunda mano por ejemplo. Algunos pueden ser gratuitos (No Lo Tiro), en otros se intercambian (Grownies, para ropa de niños) o se venden (eBay). Con el tiempo, Redistribuir puede convertirse en la quinta ‘R', junto con Reducir, Reutilizar, Reciclar y Reparar.

Estilos de vida colaborativos: personas con intereses comunes se están juntando para compartir e intercambiar bienes menos tangibles como tiempo, espacio, habilidades y dinero. Estos intercambios tienen lugar principalmente a nivel local o de barrio, donde se comparten espacios para trabajar (Coworking Barcelona), cultivar (Huertos Compartidos), la wifi (Fon) o se presta de dinero entre particulares (Comunitae). A nivel más global, tenemos alquiler de habitaciones a viajeros (Airbnb) o simplemente dejar dormir a la gente en tu casa (Couchsurfing).

Aunque este tema no es regulado por la Autoridad de Protección al Consumidor (Acodeco) te hacemos las siguientes recomendaciones:

Asegúrate de que el bien que te interesa tiene las características que se describen en la publicidad.

Deja constancia por escrito del intercambio realizado y sus condiciones para disponer de algún documento probatorio del intercambio en caso de incumplimiento del mismo.

Introduce en el contrato una cláusula para someter la controversia a mecanismos de resolución extrajudicial de conflictos.

Solicita el justificante de compra o ticket , en caso de que exista, para, si fuese necesario, poder reclamar, en caso de que el bien sea defectuoso, los derechos de la garantía, si se encuentra dentro de los plazos legales para ejercitarla.

JEFE DEL DEPARTAMENTO INVESTIGACIÓN AL CONSUMIDOR DE LA ACODECO

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