Armas de fuego en EEUU, entre la pesadilla y la veneración

Actualizado
  • 07/10/2017 02:05
Creado
  • 07/10/2017 02:05
El viejo debate sobre el control de armas en EE.UU., abierto cada vez que ocurre una matanza colectiva en el país, reaparece como un ‘fantasma' en la principal nación productora y proveedora de armas del mundo

En 1999, dos jóvenes de último año de la secundaria de Columbine (Colorado) asesinaron a sus compañeros de clases y profesores —quince estudiantes y un maestro—, abriendo un álgido debate sobre el control de armas en los Estados Unidos.

En 2007, un estudiante de la Virginia Tech University abrió fuego en el campus universitario segando la vida de 33 personas y reabriendo nuevamente el debate; en 2012, un joven disparó en plena función de un cine de Aurora (Colorado) y acabó con la vida de doce personas, lo que una vez más colocó la discusión en la opinión pública.

‘A pesar de la violencia doméstica vinculada a las armas de fuego... la respuesta del Congreso ha sido nula',

MARCK KELLY

ESPOSO DE LA EXCONGRESISTA DEMÓCRATA GABRIELLE GIFFORDS

Meses después del mismo año, en un tiroteo en la Escuela Primaria de Sandy Hook (Connecticut), murieron 38 niños. La discusión reaparecía. En 2016, en el Club Pulse, una discoteca de Orlando (Florida), fueron asesinadas 50 personas, también bajo fuego de pistolas. El debate se ‘reabrió'.

Finalmente, el pasado domingo en Las Vegas, un hombre disparó a mansalva contra 20,000 personas en un concierto en esa ciudad, dejando 59 muertos, más de 500 heridos y pasando a ser parte de aquel ‘deja vu' infernal que ‘reabre' una y otra vez la discusión sobre el control de armas en el país donde los tiroteos en colegios, cines y conciertos son ya parte de la cotidianidad.

EL ETERNO DEBATE

La polémica y manida discusión entre el derecho a portar armas y su control acompaña al país desde antes de su fundación. La Segunda Enmienda de la Constitución de los EE.UU. (1791), protege el derecho de los ciudadanos norteamericanos a poseer y portar armas.

Aunque muchos países permiten la posesión de armas a civiles, EE.UU. es, sin comparación, la nación con el mayor número de armar en posesión de civiles. Las cifras ilustran la dimensión de la ‘obsesión' de este país por las armas de fuego.

Es el primer país en el ranking mundial con la mayor cantidad de armas en manos de civiles (270 millones), 89 por cada cien habitantes, seguido muy de lejos por Yemen en el segundo lugar (un país en guerra civil), según un informe de Small Arms Survey de la Universidad de Ginebra.

Según el diario The Guardian , citando fuentes de Naciones Unidas, el Gobierno norteamericano e instituciones especializadas, en EE.UU. vive entre el 35 a 50% de civiles dueños de armas en todo el mundo.

Los norteamericanos tienen 25 veces más probabilidades de morir por armas de fuego que en el resto del planeta, mientras que cada año mueren 100 mil ciudadanos de este país por dichas armas.

Citando un estudio del International Journal of Criminal Justice Sciences (2014), el medio británico reporta que EE.UU. vive once veces más tiroteos en comparación con sus pares desarrollados.

Tan solo con algunos documentos de identidad, los norteamericanos pueden comprar relativamente fácil armas semiautomáticas o fusiles de asalto de manera legal. De hecho, la mayoría de las armas usadas en los tiroteos masivos fueron adquiridas legalmente.

BALAS, PODER Y DINERO

Conocida la noticia de la tragedia de Las Vegas, el presidente Donald Trump condenó lo ocurrido, calificándolo como un ‘acto de pura maldad', pero sin hacer mención al control de armas.

Después de elevar oraciones por las almas de los fallecidos, desde la Casa Blanca se zanjó el asunto afirmando que era ‘prematuro' plantear el tema.

Siendo candidato en el 2016, las posturas del magnate estuvieron alineadas con lo planteado por la Asociación Nacional del Rifle (NRA por sus siglas en ingles), una poderosa e influyente organización defensora del uso, venta y compra libre de armas, incluyendo las usadas para la guerra.

Como la NRA, muchos otros grupos del ‘gun lobby' (‘lobby pro armas'), invirtieron millones de dólares en candidaturas presidenciales y para el Congreso.

Solo durante la campaña electoral de 2016, el ‘gun lobby' dispuso unos seis millones de dólares en patrocinio de congresistas, de los cuales 5.9 millones correspondían a republicanos y 106,000 para demócratas, según la oenegé estadounidense Center for Responsive Politics.

La organización estadounidense, que estudia los efectos del ‘lobbismo' y el uso del dinero en el Congreso, indica que la mitad de los miembros de la Cámara de Representantes (232 de 435), habría recibido fondos de los grupos pro armas como la NRA, subrayando que los representantes de Nevada, estado donde ocurrió el último tiroteo, tres de los cuatro representantes fueron patrocinados por estos grupos.

Destaca además, que entre los años 1990 al 2016, en la lista de los que mayor dinero recibieron del ‘gun lobby', los primeros 27 representantes de la Cámara, corresponden a miembros del partido Republicano.

Sobre esto, Marck Kelly, esposo de la excongresista Gabrielle Giffords, que sobrevivió a un intento de asesinato por arma en 2012, denunció días después de lo ocurrido en Las Vegas que ‘a pesar de la violencia doméstica vinculada a las armas de fuego... a pesar del problema de que niños disparen a otros niños o a sus padres... la respuesta del Congreso ha sido nula, absolutamente nada. Y lo que es más, el Congreso trabaja en una legislación para suavizar más las leyes'.

EL NEGOCIO DE LA GUERRA

Hoy la discusión no solo apunta al control sobre la posesión y la venta doméstica, sino también para la producción de las armas.

Íntimamente ligados a los grupos de poder como la NRA, se encuentra el Complejo Militar Industrial, que agrupa a las grandes compañías fabricantes de todo tipo de armamento bélico y cuyo beneficio está directamente relacionado con el gasto estatal en defensa y que además comparten una concentración oligopólica dominadas por empresas con sede en Estados Unidos y Europa occidental.

Tras la declaración por parte de Washington de la ‘guerra contra el terrorismo', el país gasta unos 596 millones de dólares al año, según la Deutsche Welle citando al Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI), convirtiéndolo en el mayor productor y proveedor de armas del mundo.

Mientras la sociedad norteamericana se recupera de otra matanza, no parecen estar a la vista cambios en la política ni la cultura de las armas, tanto de los que las usan como de los que las producen.

Frente a esto, valdría la pena recordar las palabras del general estadounidense Douglas MacArthur, que lejos de sospecha de pacifismo alguno, señalaba ya en 1951 que su país iba ‘encaminado hacia un modelo de economía basada en las armas.... (un) modelo de una política desacertada, alimentado con ayuda de una psicosis, inducida artificialmente, de histeria de guerra y nutrida a partir de una propaganda incesante alrededor del miedo.'

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