Los ‘Archivos del Terror' y la más grande red de represión en Sudamérica

Actualizado
  • 22/12/2018 01:00
Creado
  • 22/12/2018 01:00
Descubiertos en 1992, miles de documentos policiales y militares registraron de manera sistemática la represión, tortura y desaparición coordinada entra las dictaduras del Cono Sur. El lado oscuro de la historia americana

El paraguayo, con 46 años. Su familia está compuesta por su esposa Elba Elisa Benitas Feliu; su hijo, Rogelio Agustín Goiburú; hija, Patricia Jazmín Goiburú. Se desempeña como médico traumatólogo, en el Hospital San Martín de Paraná. Emigró al país en el año 1962, por disidencias con el régimen del general (Alfredo) Stroessner, radicándose en la ciudad de Posadas -Misiones- (...)'. Esta información se desprende de la ficha de seguimiento elaborada en enero de 1977 por la dictadura argentina, que mantenían en la mira a Agustín Goiburú Giménez, exiliado en Argentina por su oposición al régimen militar que gobernaba Paraguay desde 1959.

Poco después Goiburú Giménez sería detenido y desaparecido, uno de los miles de ciudadanos latinoamericanos cuyas torturas y muertes quedaron metódicamente registradas en los ‘Archivos del Terror', descubiertos hace 26 años.

El 22 de diciembre de 1992, gracias al trabajo de Martín Almada, secuestrado y torturado por el régimen de Stroessner (1954-1989), que junto al apoyo del juez José Agustín Fernández, consiguieron hacer públicos una inédita compilación de registros y comunicaciones elaborados por la fuerzas militares y policiales de Uruguay, Bolivia, Chile, Brasil y Argentina, en las que se detalla una red coordinada al más alto nivel para espiar, perseguir, detener y asesinar a opositores a las autocracias que en estos países gobernaban durante los años 70's y finales de los 80's. Pruebas tangibles de la existencia de la conocida como ‘Operación Cóndor'.

TERRORISMO SIN FRONTERAS

‘En este período, los años setenta, Estados Unidos fue un patrocinador importante de las dictaduras militares que derrocaron, en algunos casos a gobiernos democráticos y en otros a gobiernos civiles tambaleantes',

JOHN DINGES

PERIODISTA E INVESTIGADOR ESTADOUNIDENSE

Aunque algunos historiadores mantienen que las operaciones comenzaron a inicios de 1970 con acercamientos entre la dictadura paraguaya y el Gobierno argentino, hay un consenso general que para la mitad de esta década ya estaba en funcionamiento un sofisticado sistema de terrorismo de Estado transnacional, dirigido principalmente a personas y organizaciones de la izquierda política y activistas de derechos humanos en el Cono Sur, llegando a incluir, en menor medida, a otros países como Ecuador o Perú.

De acuerdo a investigaciones del periodista estadounidense, John Dinges, en su libro ‘Operación Cóndor. Una década de terrorismo internacional en el Cono sur', una reunión en noviembre de 1975 convocada por Chile, entonces ya en control del dictador Augusto Pinochet, tras el golpe de Estado contra el líder socialista Salvador Allende en 1973, marcó el inicio de la ‘Plan Cóndor'. Desde entonces, se generaría montañas de folios en las comisarías y centro de represión en el continente; muchos de ellos formar parte de los ‘Archivos del Terror', hoy expuestos al público su libre consulta en el Museo de las Memorias de Asunción.

CONTRA LA ‘SUBVERSIÓN'

En el contexto de la Guerra Fría, el entramado entre dictaduras implicó atentados y asesinatos, incluso fuera de las fronteras sudamericanas, como el caso del exministro de Allende, Orlando Letelier, asesinado en la ciudad de Washington, en 1976.

Casi cuatro décadas después, documentos desclasificados en 2010 y 2015 por el Gobierno estadounidense, revelarían que la CIA conocía con antelación del magnicidio contra Letelier.

De acuerdo con los trabajos del periodista estadounidense, John Dinges, desde la Casa Blanca estaban plenamente conscientes de las violaciones a los derechos humanos que tenían lugar durante todo ese periodo en la región.

En el lenguaje de los regímenes de la ‘Operación Cóndor', se trataba de acciones para combatir la ‘subversión'.

‘En este período, los años setenta, Estados Unidos fue un patrocinador importante de las dictaduras militares que derrocaron, en algunos casos a gobiernos democráticos y en otros a gobiernos civiles tambaleantes. El resultado fueron gobiernos como el de Videla, el de Pinochet o el de Banzer en Bolivia, que mataban a sus ciudadanos impunemente. El gobierno de EE.UU. sabía de estos asesinatos masivos', señaló Dinges, durante una entrevista para el noticiero Democracy Now , tras conocerse los documentos desclasificados de la CIA.

Esta visión de política exterior de Washington, durante los años del plomo de América Latina, de alguna forma se podría sintetizar en la frase expresada por el exsecretario de Estado de la Administración Nixon (1969-1974) y Ford (1974-1977), Henry Kissinger, cuando se discutía la intervención del Pentágono en Chile antes de la victoria electoral de Allende: ‘No veo por qué tenemos esperar y permitir que un país se vuelva comunista debido a la irresponsabilidad de su propio pueblo. Los temas son demasiado importantes para los votantes chilenos como para que decidan por sí mismos'.

PROCESO JUDICIAL

Tras el fin de la mayoría de las autocracias en la región, la aparición de los ‘Archivos del Terror' jugó un rol clave en varios procesos judiciales, permitiendo presentar denuncias criminales contra exmilitares y civiles acusados de represión, contribuyendo incluso ea la detención de Pinochet en 1998 en Londres; y en las causas de bebés robados a mujeres encarceladas por la dictadura argentina.

Tal fue la importancia de los documentos que desde 2009 la UNESCO elevó los mismos a la categoría de ‘Memoria del Mundo', como un recuerdo, para no olvidar, la perversión planificada durante aquellos años contra más de 60,000 víctimas.

Para Agustín Goiburú, al frente de la Dirección de Memoria Histórica y Reparación en Paraguay, el trabajo por la verdad y la justicia aún no ha terminado.

En un homenaje en la capital paraguaya, realizado el pasado 18 de diciembre, recordando a su padre, cuya desaparición fue registrada en los Archivos, aseguró que aún queda mucho por hacer para cerrar esas heridas. Como el caso de la violencia sexual ejercida contra mujeres y niñas en esa época, mucho menos judicializada frente a otros crímenes.

‘Tomamos el caso de las víctimas sexuales de la dictadura. Hoy sabemos que las dictaduras han tomado el cuerpo de las mujeres como un campo de batalla para disciplinar, para mandar mensajes de represión, mensajes muy claros a la sociedad. Es fundamental que llegue justicia', aseguró Goiburú, a la agencia Efe , y agrega ‘la memoria es poder, y si le damos poder a nuestro pueblo para que conozca su historia, ahí recién vamos a tener el sueño de conquistar, alguna vez, nuestra patria soñada'.

Lo Nuevo
comments powered by Disqus