'Posguerra' en América Latina: la oportunidad de oro

Actualizado
  • 07/05/2021 00:00
Creado
  • 07/05/2021 00:00
'Es necesario analizar el pasado para ser más asertivos con las oportunidades que tendremos en el futuro cercano'
La pobreza en Latinoamérica es un problema urgente a resolver.

América Latina es la región del mundo peor afectada por la pandemia. El PIB de la región cayó un 7%, y con solo 8% de la población mundial, hemos sufrido un tercio de las muertes por covid-19. El impacto de la pandemia agravó los síntomas de la desigualdad y destruyó los proyectos políticos de la mayoría de los gobernantes de la región. Más de un año separan a la región del fin de la guerra contra el virus. Antes de llegar al trillado escenario posguerra es necesario analizar el pasado para ser más asertivos con las oportunidades que tendremos en el futuro cercano.

Características del mundo posguerra 1945

El final de la Segunda Guerra Mundial tuvo como resultado inmediato, entre otros, el declive del poder imperial/colonial de Europa y el auge simultáneo de dos superpotencias (EE.UU. y Rusia). Los procesos de descolonización y democratización del continente africano, y la recuperación económica de Europa del este, se consolidaron en un bloque económico y político en oposición a la expansión territorial de la Unión Soviética y su cortina de hierro. El orden bipolar se mantuvo gracias a otro subproducto de la Segunda Guerra Mundial, como lo fue el auge del multilateralismo como herramienta para resolver conflictos internacionales y evitar las guerras de agresión. La Liga de Naciones y la Comunidad Económica Europea evolucionaron a lo que hoy conocemos como las Naciones Unidas y la Unión Europea.

Posguerra América Latina 1945

Tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, con la atención de las potencias mundiales centradas en la recuperación y repartición de Europa, América Latina tuvo la oportunidad histórica de impulsar una agenda de desarrollo propia. Los impactos en la demanda de commodities provenientes de América Latina durante la gran depresión y las dos guerras mundiales a principios del siglo XX provocaron una reacción por parte de los académicos y políticos más influyentes de la región. Desde el seno de la Comisión Económica para América Latina (comisión regional de la ONU), Raúl Prebisch desarrolló la teoría de la dependencia y propuso la industrialización de la región a través de la sustitución de importaciones (ISI).

El resultado de las políticas nacionalistas de ISI en la región es cuestionable, pero indiscutiblemente promovió un debate político intrarregional que resultó en la creación de entes multilaterales como la Asociación Latinoamericana de Integración (Aladi) y el Mercado Común Centroamericano en 1960, y el Pacto Andino o la CAN en 1969. Igualmente, los procesos de nacionalización de recursos naturales como medio para implementar ISI dieron luz a la industria del acero en Argentina, y compañías estatales de renombre como Petrobras (Brasil), Pemex (México) y Petroven o Pdvsa (Venezuela). La mayor parte de la seguridad social, la educación pública e incluso los sistemas de salud de América Latina fueron financiados con los ingresos de estas políticas.

Posguerra contra el nuevo coronavirus: América Latina 2021

El panorama “posguerra” en América Latina es preocupante. Más de 19 millones de personas cayeron en la pobreza, y la desigualdad se agravó un 5% en promedio desde el inicio de la pandemia en 2020. Nuevamente las potencias mundiales están centradas en su propia recuperación económica. La vicepresidente de EE.UU. Kamala Harris, no pudo ser más clara durante su intervención esta semana en la conferencia anual del Council of the Américas (COA) en Washington D.C.

“Los latinoamericanos están dando forma a su propio futuro. Están escribiendo su propia historia. Ellos sostienen la pluma – así es como yo lo veo. Nuestro papel es leer esas palabras, asimilarlas y ayudar como podamos, mientras América Latina escribe su próximo capítulo”.

Lo que puede sonar como un halago también dejó ver entre líneas que las prioridades de la administración del demócrata Joe Biden no contemplan un plan Marshall para América Latina.

Las deudas externas de los países de la región aumentaron en promedio un 5% y representan ahora un 77% del PIB regional. Como consecuencia, los gobiernos no están en capacidad de realizar desembolsos tan cuantiosos como los paquetes de recuperación económica de Europa y EE.UU., que superan los trillones de dólares.

El ejemplo latente de las reformas tributarias en Colombia y el estallido social que provocó (por supuesto dentro del contexto nacional colombiano y la grave situación económica y epidemiológica) es un ejemplo claro de la necesidad inmediata de una fórmula (regional) para la recuperación económica. En ausencia de una propuesta científica, el autoritarismo y el abuso del poder podrían ser el default al que recaigan las clases políticas para satisfacer las demandas sociales.

Manuel López Obrador en México ya anunció sus intenciones de reformar el árbitro electoral y expandir los poderes de vigilancia del Estado.

Bukele en El Salvador destituyó a los jueces de lo constitucional de la Corte Suprema de Justicia y al fiscal general.

En Perú el candidato presidencial que lidera las encuestas, Pedro Castillo, promete instaurar un gobierno socialista interventor, reformar la constitución y expulsar a todos los extranjeros ilegales del país. Y Chile está en pleno proceso constituyente.

Oportunidad única posguerra contra el nuevo coronavirus

Según datos del Fondo Monetario Internacional (FMI), y como ha sido el caso en situaciones posguerra durante la historia, los términos de intercambio de las materias primas (la relación entre los precios de exportación e importación de las materias primas de un país) entraron en un superciclo. En América Latina, durante 2021, en promedio los términos de intercambio de las materias primas alcanzaron sus niveles más altos desde 2011. En países como Brasil, Chile y Perú llegaron a los niveles más altos desde 1980. La región tiene una oportunidad única de nuevamente proponer una serie de reformas fiscales internas y retomar los esfuerzos de integración regional.

La región tiene la oportunidad de renegociar la relación comercial con las potencias del mundo y acaparar una mayor porción del poder que emanará del nuevo ordenamiento del sistema internacional. Y como bien dijo Raúl Prebisch: “El poder es la moneda del comercio internacional”.

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