El índice de Confianza del Consumidor Panameño (ICCP) se situó en 70 puntos en junio pasado, con una caída de 22 unidades respecto a enero de este año,...
- 21/11/2014 01:00
Las reiteradas denuncias por corrupción contra directivos de la empresa estatal Petrobras empieza a afectar la economía del sector petrolero de Brasil. La presidenta Dilma Rousseff, luego de haber obtenido el pasado mes de octubre un precario triunfo electoral, tendrá que enfrentar en las próximas semanas un nuevo reto, mucho más difícil que el político, y es rendirle cuentas a la sociedad brasileña por los casos de corrupción en la gigante petrolera Petrobras.
Acusaciones, detenciones e investigaciones son la tónica incierta en el gobierno de Partido de los Trabajadores (PT), que luego de 12 años en el gobierno da muestra de debilidades. El escándalo es tan grande que Rousseff no pudo eludir el tema en la reunión del G-20, que finalizó recientemente en Australia.
La mandataria brasileña prometió - en la ciudad de Brisbane donde se realizaron las reuniones- que acabará con la impunidad. El viernes pasado 18 personas vinculadas al caso fueron arrestadas en Brasil. Entre ellos altos directivos de la compañía como el ex director de Servicios Generales de Petrobras, Renato Duque, además de otros altos ejecutivos de empresas constructoras privadas que obtuvieron contratos millonarios de la petrolera. El caso venía escandalizando a la opinión pública desde marzo del 2013 cuando el exdirector de Refinería y Abastecimiento, Paulo Roberto Costa, fuera detenido y a cambio de beneficios penales, delatara el ‘sistema’ de financiamiento a favor de campañas políticas del PT, partido gobernante.
Los críticos de Dilma Rousseff ponen en duda que no conociera lo que estaba ocurriendo porque, aseguran, la trama operó durante las dos administraciones de Lula Da Silva, cuando ella se desempeñaba como Ministra de Minas y Energía y luego como jefa de gabinete presidencial. El escándalo por corrupción pudiera retrasar el inicio del programa de inversiones públicas que Brasil necesita con urgencia para mejorar su contraída economía. Pero no será fácil. Se han abierto procesos contra importantes empresas constructoras, entre ellas Odebretch, Camargo Correa, OAS y Quetros Galveo y otras, que están en el ojo de la tormenta por corrupción, debido a los millones de dólares en beneficios obtenidos por concesiones públicas.