¿Qué está pasando en Hong Kong?

Actualizado
  • 17/08/2019 02:00
Creado
  • 17/08/2019 02:00
Con más de cuatro meses de tensiones en Hong Kong, la situación se hace cada vez más compleja bajo la sombra de la guerra comercial entre Pekín y Washington

El rechazo al fallido proyecto de ley para extraditar a personas requeridas por la justicia en China, se convirtió en el detonante de multitudinarias manifestaciones en Hong Kong que ya han trascendido a la esfera geopolítica bajo la sombra de las disputas comerciales entre Pekín y Washington.

Las protestas estallaron en febrero pasado luego de que la jefa del Consejo Ejecutivo hongkonés, Carrie Lam, buscara aprobar la nueva norma de extradición aplicada a ciudadanos requeridos por delitos graves como asesinato o violación. El principal argumento fue el caso de Chan Tong-kai, un joven que se refugió en Hong Kong luego de estrangular a su novia embarazada el año pasado en Taiwan.

De acuerdo con medios locales hongkoneses, Chan admitió el crimen ante la Policía, indicios que precipitaron su solicitud por parte de Taiwan.

Sin embargo, las leyes hongkonesas autorizan a las autoridades la extradición solo a países con los que tenga acuerdos en esa materia, unas 30 jurisdicciones que no incluyen a Taiwan ni a la China continental.

Aunque la norma propuesta excluía extradiciones por razones políticas e incorporaba otras faltas como la corrupción, evasión fiscal, contrabando y fraude, sus críticos la cuestionaron aduciendo que ésta podría ser utilizada para judicializar a opositores del Gobierno chino.

Desde entonces las protestas se han mantenido por casi cuatro meses, llegando el pasado 1 de julio a reunir más de medio millón de personas, una concentración que desembocó en la irrupción del Parlamento hongkonés.

Ante la presión de la calle Lam suspendió la iniciativa asegurando que la propuesta estaba ‘muerta', no obstante, las manifestaciones continuaron, evolucionando a reivindicaciones más amplias por mayor autonomía.

Con el tiempo las tensiones se han profundizado, registrándose incidentes de violencia entre manifestantes y las fuerzas del orden.

Con unos 7.4 millones de habitantes, siendo uno de las mayores centros financieros del mundo y pieza clave en la expansión económica de China, la ciudad-puerto no vivía una jornada de protestas de este tipo desde la llamada ‘Revolución de los paraguas' en 2014.

Un país, dos sistemas

Si bien Hong Kong ha sido un territorio históricamente chino, su estatus actual está condicionado a su pasado como colonia británica desde 1841. Arrebatado por el Reino Unido durante las Guerras del Opio (1839-1860) la ciudad no fue transferida a China hasta el 1 de julio de 1997, por medio de un acuerdo firmado con Londres en 1984.

‘Actualmente, existen más de 1,300 empresas estadounidenses en la zona y Hong Kong es el decimonoveno mayor socio comercial de Estados Unidos',

MARTA SOLER ALEMANY

SOCIÓLOGA

Actualmente Hong Kong es una región con un amplio grado de autonomía en relación con el resto de territorios chinos, cediendo a Pekín los aspectos defensivos y de política exterior.

La creación de esta ‘región administrativa especial', cuya cultura está profundamente influida por la centenaria presencia británica, y que no ha dejado de tener tensas relaciones con el continente, se enmarca en la política de ‘un país, dos sistemas'.

Propuesta por el entonces presidente de China, Deng Xiaping (1904-1997), esta plantea la convivencia entre el llamado ‘socialismo con características chinas' y otro tipo de regímenes políticos, en este caso, el modelo capitalista hongkonés.

Pese a que el territorio de Hong Kong consagra mayores libertades ciudadanas en comparación al resto del país -derecho de asociación, libre expresión, separación de poderes, entre otros derechos- Pekín no deja de tener un peso muy grande dentro de los procesos políticos de la región, uno de los principales reclamos de los manifestantes.

Geopolítica

Manteniendo una posición cautelosa al principio, hoy el Gobierno chino mira a las protestas como un desafío al esquema de ‘un país, dos sistemas', señalando incidentes de violencia en algunas de las concentraciones, en contraste con los cuestionamientos de activistas que denuncian uso excesivo de la fuerza por parte de los estamentos policiales.

Aunado a esto, Pekín lanzó duras críticas contra Washington acusándolo de ‘interferir' en la situación de Hong Kong, tanto por las declaraciones de algunos senadores y funcionarios de la Casa Blanca- incluido el presidente Donald Trump- como por las reuniones entre líderes de sectores opositores a Pekín con diplomáticos estadounidenses. Ante esto la Cancillería china habría expresado su ‘profunda insatisfacción' luego de que medios locales reportaran sobre los encuentros.

La información sería posteriormente confirmada por el Departamento de Estado de EE.UU. al ser consultado sobre el tema por la agencia AFP , afirmando que estos eran ‘encuentros normales' con sectores en la región.

Si bien China rechazó el pasado jueves vincular la crisis hongkonesa y la guerra comercial con Washington, ese mismo día Trump amenazó a Pekín de un nuevo incremento arancelario para el 1 de septiembre.

Para Marta Soler Alemany, socióloga y columnista del Observatorio sobre China (Galicia), lo que ocurre en Hong Kong no solo forma parte de la pugna entre las dos potencias sino también ambos países miran tienen en la mira a la estratégica ciudad.

‘Actualmente, existen más de 1,300 empresas estadounidenses en la zona y Hong Kong es el decimonoveno mayor socio comercial de Estados Unidos. La política estadounidense en la zona está recogida en la U.S.-Hong Kong Policy Act de 1992 basándose en la determinación para promover la prosperidad, autonomía y sistema de vida de Hong Kong. Los EE.UU. apoyan la autonomía de la ciudad implementando acuerdos bilaterales, promoviendo el comercio e inversión y reforzando los lazos académicos, de educación y culturales entre otras medidas', enuncia Soler.

En opinión de la analista, Washington estaría interesado en apuntalar la distancia entre Hong Kong y Pekín en contraposición al modelo de integración de 1984 que debe incorporar plenamente a la región para el 2047.

De allí que las protestas no solo expresan la frustración y descontento de una parte relevante la población con el actual régimen político, sino que también se podrían convertir en el más importante desafío al modelo de integración chino impulsado sobre Hong Kong, Macao -excolonia portuguesa- y especialmente para Taiwán, que mira con atención como se resuelve la crisis en la región.

Pese a que el Ejecutivo chino asegura no tener planes para intervenir Hong Kong -aún cuando la normativa se lo permite si lo solicita el gobierno local y que ya existen guarniciones militares en la región-, la concentración de tropas en la frontera de la ciudad parecieran ser ante todo una presión psicológica, ya que de consumarse una incursión militar, este podría sepultar el esquema de ‘un país, dos sistemas', y con él, su atractivo comercial y financiero que Pekín desea mantener.

Con una intervención armada, Pekín y los habitantes de Hong Kong podrían perderlo todo, lo que deja a la expectativa si el gigante asiático apostará por una peligrosa y dura movida a lo Tiananmen (1989) o se decanta por la ‘paciencias estratégica' y diplomática que ha caracterizado su política exterior durante las últimas décadas.

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