Egipto: la combativa ciudad de Port Said se rebela

EGIPTO. Tras un año de parálisis económica, los habitantes de la ciudad de Port Said, en el noreste de Egipto, alzan sus voces contra la...

EGIPTO. Tras un año de parálisis económica, los habitantes de la ciudad de Port Said, en el noreste de Egipto, alzan sus voces contra la discriminación que sienten del resto del país y que la sentencia judicial de ayer les confirmó.

Una opinión muy extendida es que desde el Gobierno central y la Presidencia no se cuida a esta importante urbe industrial, que figuraba en el primer lugar de las ciudades egipcias en el índice de desarrollo humano y está ubicada en un lugar estratégico en la costa mediterránea, junto al canal de Suez.

Para añadir más tensión, las protestas y manifestaciones se intensificaron en la ciudad tras conocerse el fallo definitivo que emitió un tribunal, por el caso de la masacre de Port Said.

CONDENAS

Este ambiente de desencanto y rabia generalizado se ha acrecentado desde el pasado 26 de enero, cuando un tribunal de Port Said sentenció a 21 personas a pena de muerte por la masacre del estadio de Port Said.

El hecho aconteció en febrero de 2012, tras los disturbios que se produjeron después de un partido de fútbol disputado en Port Said (nordeste de Egipto) entre el equipo de fútbol local Al Masry y un equipo de El Cairo, Al Ahly.

Este incidente, el más mortífero del fútbol egipcio, se produjo después de que Al Masry ganara y cientos de sus seguidores invadieran el campo de fútbol y lanzaran proyectiles contra los aficionados de Al Ahly.

Ayer se dio el fallo definitivo de esa investigación, en el cual el tribunal terminó por condenar a cadena perpetua a cinco acusados por la masacre y confirmó las penas de muerte emitidas en enero contra otros 21 inculpados.

La corte, presidida por el juez Sobhi Abdelmeguid, ordenó que los condenados sean ejecutados en la horca por los delitos de ‘asesinato e intento de asesinato’ en la masacre de Port Said, donde murieron 72 personas.

Además, la corte penal decretó hoy penas de prisión de entre uno y quince años para el resto de acusados, al tiempo que absolvió a otras 28 personas.

Pero la noticia no fue bien recibida por todos. Según constató Efe, cientos de personas congregados en la llamada Plaza de los Mártires escucharon en transistores el veredicto, que recibieron con lágrimas y muestras de indignación al considerar la sentencia injusta.

DESOBEDIENCIA CIVIL

A la mala situación económica que ya se cernía sobre esta ciudad de unos 600.000 habitantes se ha sumado en el último mes una campaña de desobediencia civil. Esta campaña ha llevado al cierre de numerosos comercios, además de paralizar las escuelas y oficinas gubernamentales.

Los ciudadanos de Port Said culpan de esta situación al presidente egipcio, Mohamed Mursi, a quien consideran que les ha tomado como cabeza de turco por la masacre, lo que ha fomentado un clima de hostilidad por parte del resto del país.

Para muchos otros ciudadanos consultados por Efe, la caída de Mursi y de los Hermanos Musulmanes comenzará en Port Said. Y de no cambiar la situación de marginación actual, la ciudad deberá luchar para separarse de Egipto.

Sin embargo, la sensación de exclusión social y política se remonta a la época de Mubarak, quien gobernó Egipto durante tres décadas.

Port Said cuenta con un fuerte tejido industrial, pero pese a ello, los habitantes ven que no han podido beneficiarse en exceso de ese desarrollo y que sus jóvenes tienen problemas para encontrar empleo.

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