Cuando quijotes asedian a leones

Actualizado
  • 15/09/2008 02:00
Creado
  • 15/09/2008 02:00
MONTERREY. Cuando los romanos, por la razón que fuera, no querían incursionar en un territorio determinado decían “hay leones”. El asun...

MONTERREY. Cuando los romanos, por la razón que fuera, no querían incursionar en un territorio determinado decían “hay leones”. El asunto fue traído a cuento durante el seminario convocado recientemente en Monterrey, México, para tratar el tema de la Responsabilidad Social Empresarial (RSE) en los medios de comunicación. En el marco del encuentro, coauspiciado por la Corporación Andina de Fomento (CAF), tuvo lugar la entrega del Premio CEMEX-Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI).

El seminario

La cita es en la capital del estado de Nuevo León, región que proclama pleno empleo y que es palpable al menos desde los autobuses que transportan a los delegados. La urbe está circundada por una imponente línea de montañas. Por estas tierras anduvo el general Pancho Villa y por ellas condujo las temerarias cabalgatas de su División del Norte. Hoy, pasta el cabrito, orgullo gastronómico regiomontano. El cronista, después de leer la biografía del Centauro, de Paco Ignacio Taibo II, quisiera llegar hasta Saltillo para saber más del hombre que se atrevió a invadir a Estados Unidos ya que la frontera y Columbus, desde aquí, están a tiro de piedra. Pero habrá de conformarse con un cabrito cinco estrellas al pastor cuya sazón podría recibir consejos del cochinillo al horno de nuestro Ángel en la Vía Argentina.

En nota de menú, el del seminario es tan prometedor como ajiaco iberoamericano: Gabriel García Márquez, Miguel Ángel Bastenier, Jean Francois Fogel, Carlos Monsivaís, Alma Guillermoprieto, Mónica González y Sergio Ramírez Mercado, entre otros muchos pesos mayores del periodismo en español.

Se quiere analizar cómo anda el tema, tan en boga en lo global, de la Responsabilidad Social (RSE), esta vez de manera exclusiva entre los medios. Sólo hay periodistas en la sala. No se invitó a dueños de empresas de comunicación.

El debate tiene como eje la discusión del documento La otra Cara de la Libertad: La Responsabilidad Social de Medios de Comunicación en América Latina, preparado por el FNPI, la Fundación Avina, la Fundación Carolina y la Universidad Javeriana de Bogotá. La investigación, dirigida por el maestro Germán Rey, fue llevada a cabo por Miriam de Paoli y Jimena Betancourt. Pronto comienza el disenso.

De modas y leones

Hay corrientes distintas en la sala, o más bien trincheras. Se aborda el asunto con cautela. Luis Miguel González, director editorial del diario "Público Milenio" de Guadalajara es quien menciona lo de los romanos con los leones. Lo que lleva a recordar de paso que el amor entre puerco espines ha de hacerse con mucho cuidado.

Varias veces se escuchará decir: esto de la RSE ¿no es una moda pasajera a la que los medios de comunicación llegaron tarde y a la cola de quienes la compran para maquillar su imagen empresarial? En algún momento se recordará cómo ENRON era un dechado de virtudes públicas, mientras a lo interno era una organización por completo corrupta.

Otra corriente sostendrá, con una cortesía hacia la otra propia de Nuncio Papal, que el periodismo no puede quedarse solamente en lo ya dicho, sino que demanda un compromiso social.

La huella mental

En esta hora interviene Ernest Ligteringen, director ejecutivo del "Global Reporting Initiative", con sede en Holanda. Habla de la llamada huella mental que los medios dejan en la mente de las personas: lectores, televidentes, radioescuchas, cibernautas.

Es pariente de la huella que la industria automotriz imprime en el ambiente, o a la que la comida deja en el estómago de los consumidores.

Con la presentación de experiencias, algunas de ellas de tiempos preR se aligeran diferencias, aunque no del todo. Colombia, Ecuador, Perú y Argentina muestran ejemplos de cómo es posible practicar un periodismo responsable para con la sociedad a través de programas de interés comunitario.

Queda en pie la pregunta de si la absorción de medios nacionales por consorcios multinacionales permitirá la continuidad de programas referentes en esta materia.

Respuestas como tal no se logran. Entre otras razones, tal vez, porque no se identifica aún una plataforma común de definiciones conceptuales y estrategias en la cual las empresas de la comunicación articulen de manera práctica y sostenible la RSE.

Por supuesto, se hace autocrítica del sensacionalismo y, en palabras de alguien, de la “declaracionitis” (fulano dijo, el ministro señaló, el director sostuvo, el vocero reiteró), facilismo con el cual se burla la confrontación de fuentes diversas, necesaria para producir una información objetiva y un periodismo de calidad. Y también se destaca el valor del periodismo investigativo como herramienta para promover la transparencia.

El premio

No ha comenzado la ceremonia y ya hay una fila larga de mamagrandes, coroneles sin corresponsales, generales insomnes, náufragos famosos, hojarascas memorables y buendías sin redención a la espera de que el mito ponga, en sus primeras páginas, la rúbrica legendaria del alias; y una dedicatoria con nombre propio.

Encabezan la ceremonia García García Márquez, Lorenzo Zambrano, Presidente de CEMEX,, Mercedes Barcha, y Jaime Abello Banfi, director ejecutivo de la FNPI y de la orquesta que ha puesto a punto, sin una sola falla perceptible, la ejecución de un programa que contempló la llegada de periodistas de más de veinte países.

El hecho de que los galardonados este año en todos los apartados del premio no superen el promedio de los cuarenta, uno de ellos un “niño” nicaragüense de apenas de 26 años, termina seguramente por conmover el escepticismo de Iñaki Gabilondo cuando recibe el Premio Homenaje de la FNPI.

Habla tal vez por todos los escépticos que estamos presentes y para quienes Cambalache de Santos Discépolo es al pesimismo lo que las canciones de Violeta Parra a cualquier revolución izquierdista.

Alguien que viene de ver con los ojos muy abiertos las cuatro últimas décadas de la vida española, y de haberlas acompañado con un ejercicio militante por la verdad y la justicia, declara ver al periodismo derrotado por la exigencia de los resultados contables de la economía global.

Como Gabo, Gabilondo piensa que la urgencia de la noticia ha terminado por sacar a los periodistas de las mesas de redacción.

Pero apuesta su último lampo de esperanza a las nuevas generaciones de periodistas que lleguen al oficio.

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