Once rusos penan en Colón

Actualizado
  • 15/10/2009 02:00
Creado
  • 15/10/2009 02:00
PANAMÁ. El puerto de Cristóbal en Colón tiene un visitante del que nadie quiere saber, ni siquiera la empresa dueña del buque que desde...

PANAMÁ. El puerto de Cristóbal en Colón tiene un visitante del que nadie quiere saber, ni siquiera la empresa dueña del buque que desde el mes de abril se mantiene varada por varias razones.

“Piruit”, nombre que apenas puede pronunciar el capitan del buque, Vladimir Veryovkin, encierra la vida de los 11 marinos rusos y la cocinera, los únicos tripulantes de la embarcación que han tenido que alimentarse con agua lluvia y hojas de repollo.

La embarcación llegó a mediados de abril de Costa Rica. Es común que hiciese parada en algún puerto, esa vez escogió Panamá, dijo el capitán. Estando aquí, vivieron las complicaciones: una falla mecánica los ancló por varios días.

Para entonces el capitán pensó que sería un percance de días, pero cuando la empresa terminó de arreglar la nave, no hubo dinero para pagar la suma que ascendía a 25 mil dólares. La dueña, una empresa off shore de Islas Vírgenes, ya no quiso hacerse cargo de su barco.

A finales de abril la preocupación era digerible. Había gran cantidad de alimentos secos y refrigerados, y también comunicación con los familiares en Rusia por medio llamadas celulares. También se podía ver televisión y en las tardes de salía a mirar la ciudad de Colón

hasta que desapareciese con la noche.

El 20 de agosto se terminó el combustible. Con esto se apagó la electricidad, la televisión. En la cocina se perdieron los alimentos congelados quedando solamente con los enlatados. Los reiterados llamados a la empresa dueña del Piruit tampoco dieron resultados y finalmente se sientieron abandonados.

Los náugrafos recibieron la visita de las autoridades de Aduanas para revisar la documentación de los marinos y de la nave. Pero no fue sino hasta el 15 de septiembre, cuando quedaron sin alimentos que el capital decide llamar a la embajada.

La llamada trajo sorpresa en la embajada, no sabían la situación de los compatriotas en aguas panameñas. Lo primero que hicieron fue comprar alimentos para llevar a Colón. Para visitar esta embarcación hay que seguir un rosario de trámites, que inician con el viaje hasta Colón, luego solicitar un permiso y después contratar una embarcación que haga el recorrido de unos 15 minutos hasta donde está anclada la nave.

Seis marinos ya presentaron su solicitud de repatriación a la embajada rusa, los otros esperarán la decisión de un proceso judicial que aún no empieza, donde el capitan tiene que apoderar un abogado para que secuestre la nave, que terminado este proceso, la nave será subastada para el pago del salario de la tripulación.

EN UN MAR DE DEUDAS

Los compromisos del Piruit no son exclusivamente con los marinos y con la empresa que reparó el daño, también tiene pendiente la renovación del permiso de bandera panameña que cuesta 50 mil dólares.

Nitxila Ardila, jefa del departamento de Asuntos Laborales Marítimas de la Autoridad Marítima de Panamá (AMP), confirmó que la situación de los rusos es de “abandonados”.

Ardila dijo que la situación de los marinos se resolverá cuando se subaste la embarcación, trámite que puede tardar un tiempo mínimo de seis meses y se pague lo adeudado para que ellos puedan regresar a su país.

UNA VISITA ESPERADA

El pasado martes un grupo de empresarios “rusoparlantes” compraron alimentos y los llevaron a los marinos encallados. Antes de recibir los alimentos que eran transportados en una bolsa, el capital lo primero que dijo fue: quiero escribir una carta al presidente, nosotros somos rusos, pero estamos en aguas panameñas. Seguido dio las gracias por los alimentos.

Estos rusos, que siguen sin saber el día que terminará este encierro, no quisieron hablar de cómo han vivido estos meses.

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