Las penurias del que debe emigrar

Actualizado
  • 18/12/2009 01:00
Creado
  • 18/12/2009 01:00
PANAMÁ. Llegar a Panamá era un sueño para Jorge. Desde su natal Medellín, en Colombia, llegó para establecerse temporalmente, como parte...

PANAMÁ. Llegar a Panamá era un sueño para Jorge. Desde su natal Medellín, en Colombia, llegó para establecerse temporalmente, como parte de un proyecto empresarial a desarrollarse en el país. Eso fue hace seis años.

El acostumbrado trámite migratorio que en cada uno de esos años debió hacer para salir en fin de año hacia su país, se convirtió en un verdadero engorro entre 2007 y 2009.

“Me dice un funcionario que necesito un abogado para seguir el trámite.. eso no me pasaba antes, pero ahora parece como si fuera un requisito o una exigencia de Migración”, relata el extranjero.

Jorge completó el trámite correspondiente; pero a cambio, se llevó el mal sabor del calvario vivido.

CONSTANTE

Llegar a la oficina central del Servicio Nacional de Migración (SNM) se asemeja a una entrada a un almacén de Calidonia. Hay gente desparramada por los pasillos, bulla, tensión, gente caminando, subiendo y bajando escaleras, oferta y demanda de abogados, tramitadores y “facilitadores”; una sala de espera que más parece un cuarto de urgencias.

“Esto es todos los días”, cuenta Josefa, el nombre latino que usamos para identificar a una asiática que, en perfecto español, aduce que sus padres sufren cada vez que tienen que hacer un trámite migratorio.

“La funcionaria les dice que no les entienden y que deben buscar un abogado; pero cuando les hablo y me identifico, cambian de inmediato”, aseguró la joven.

PROCEDIMIENTOS LENTOS

En febrero de 2008, Panamá adoptó el Decreto Ley N°3, creando el Servicio Nacional de Migración y la Carrera Migratoria, derogando normas que existieron desde 1960 en esta materia.

Entre otros aspectos, la ley firmada por el entonces presidente de la República, Martín Torrijos Espino, tiene por objeto “regular el movimiento migratorio de entradas y salidas de los nacionales y de los extranjeros y la estadía de estos últimos en el territorio nacional”.

Esto, sin embargo, implica una serie de aspectos legales que no han recibido la divulgación que amerita la creciente gestión migratoria en el país.

Para el encargado de la Unidad de Migrantes y Refugiados de la Defensoría del Pueblo, Jean Pierre Chevalier, los procedimientos migratorios son lentos, y además, “la todavía nueva ley es muy estricta, rígida y con aspectos que necesitan mayor celeridad”.

Chevalier considera la ley como un instrumento “necesario”, pero que al mismo tiempo “contiene una serie de elementos que hacen de la tramitación un asunto muy lento, con muchas trabas”.

Panamá, destacó, es un país donde tradicionalmente el local ha convivido con el extranjero, una razón “para darle un trato justo”.

A juicio de Chevalier, el trabajo por hacer ahora consiste en “lograr mayor rapidez en los trámites para el migrante, darle mayor asesoramiento y hacer de esto una labor expedita, ciertamente fiscalizada, pero menos traumática”.

SILENCIO

A pesar de haber realizado varios intentos, no fue posible ubicar una reacción de la directora de Migración, María Cristina González, sobre las quejas de los emigrantes que utilizan los servicios de la institución.

En la oficina de prensa del Servicio Nacional de Migración se informó que hoy en la mañana se desarrollaría una actividad en relación con el Día del Migrante.

Al respecto, una alocución suscrita por la funcionaria destaca que Panamá se une a la celebración internacional de la fecha, y que el país se apega “fielmente a la Declaración Universal de los Derechos Humanos que establece que todos los seres humanos nacen libres y toda persona debe disfrutar de iguales derechos y libertades sin distinción de color, raza o clase social”.

Indica además que existen más de 150 millones de personas viven fuera de su tierra natal, de allí entonces la importancia de la fuerza laboral extranjera en cada nación y el importante intercambio cultural que representa este movimiento mundial”.

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