Leis, ‘grande en tamaño y corazón’

PANAMÁ. Dicen que la lluvia es bendición. Ayer, la tarde del sepelio del profesor Raúl Leis Romero, una cortina gruesa de lluvia bajó a su misa de cuerpo presente. Cerca del altar, flanqueado por sus amigos que se relevaban cada minuto, el profesor dormía el sueño eterno.

Los amigos de Raúl llegaban sin molestarse por empaparse o por estirar la paciencia por el tranque en las calles que rodean la Catedral.

Los rostros reflejaban el vacío de Raúl, el silencio de sus palabras. Patria Portugal, defensora del Pueblo, recordaba al hombre equilibrado, lamentaba la pérdida e instaba a tener presentes sus enseñanzas.

El profesor Juan Bosco Bernal, ex ministro de Educación, expresaba que Raúl era un hombre de muchas acciones, era un profesional coherente en pensamiento y en la acción e influyente en la sociedad justa que siempre anheló.

Mariela Arce, esposa de Raúl, cerró la homilía con unas palabras que humedecieron las mejillas de los presentes. ‘Tengo el corazón roto, así les agradezco tanto a todos los amigos de Raúl esta compañía, que siempre fue un niño grande de tamaño y corazón que lloraba ante las injusticias del pueblo, que amaba el olor de las flores’.

Escuchaban la ceremonia la procuradora separada Ana Matilde Gómez; el profesor Juan Jované, amigo de luchas de Raúl; el magistrado Harley Mitchell, Teresita de Arias, Danilo Toro, Miguel Antonio Bernal, Demetrio ‘Jimmy’ Papadimitriu, Balbina Herrera, Magali Castillo, entre otros.

RAÚL EN LA UNIVERSIDAD

La Universidad de Panamá rindió homenaje póstumo al docente Raúl Leis en el Paraninfo Universitario. Asistieron desde el rector Gustavo García de Paredes, decanos y profesores hasta estudiantes de la Escuela Profesional Herrera Obaldía.

Se recordó los premios que acumuló el presidente de la Junta Directiva de la Asociación Centro de Estudios y Acción Social Panameño (CEASPA), el secretario General del CEAAL —Consejo de Educación de Adultos de América Latina— y miembro Fundador del Colegio Nacional de Sociólogos en sus 63 años de vida.

Así se le dijo hasta luego a Raúl, quien laboró por 30 años en la educación popular y en la promoción social en Panamá y otros países, el incansable luchador por los derechos humanos.