Cinco operativos contra la trata

Desde junio a la fecha, las autoridades panameñas han desmantelado cinco organizaciones dedicadas a la trata de personas con fines de explotación sexual, de las que han liberado a 72 víctimas.

A pesar de que la Declaración Universal de Derechos Humanos contempla que nadie estará sometido a esclavitud ni a servidumbre, en pleno siglo XXI la trata de personas es el tercer delito más lucrativo en el mundo.

En Panamá, según el fiscal contra el crimen organizado Ricardo Muñoz, predomina este ilícito en la modalidad de explotación sexual. Las víctimas son, principalmente, extranjeras que llegan al país engañadas por algún reclutador para luego ser sometidas por este, quien las obliga a pagar una suma alta de dinero en concepto de deuda que las mantiene bajo sus garras.

Hasta el momento, en la fiscalía panameña no se tiene registro de trata de personas con la modalidad de tráfico de órganos, indicó Muñoz. Sin embargo, en otros países resulta una de las actividades ilícitas más rentables.

Así lo explicó el representante de la Organización Internacional de Migrantes, Gonzalo Medina, quien comentó que el caso de tráfico de órganos empieza con los exámenes de laboratorio que una persona común y corriente se hace, ignorante de que el laboratorista, posible integrante de la red, realiza los análisis clínicos para conocer su compatibilidad con la del necesitado.

Muñoz reveló que entre los casos investigados se ha detectado que, entre las redes con fines de explotación sexual, los tratantes se ‘compran' a las chicas unos a otros, junto con la deuda que estas mantienen. Una vez efectuada la transacción, la chica es explotada por el nuevo adquiriente, que intenta también recuperar su ‘inversión'.

El capitán Edgar Justavino, de la Policía Nacional, basado en casos judicializados, narró que las víctimas, generalmente, son mujeres de campo, provincianas y con poca experiencia de mundo, contactadas por un reclutante que les pinta un futuro de éxito, en el que podrán ganar mucho dinero.

Para empezar, dice Muñoz, les piden una foto de cara y otra de cuerpo en la que aparezcan semidesnudas. Si la chica accede, los reclutadores se encargan de sacarles pasaporte y ponerle los documentos en regla para el viaje. Ahí es donde empieza la deuda con los criminales, que les proveen de dinero para entrar al país. Una vez en su destino, se les quita el pasaporte, el dinero y empieza la explotación sexual.

El costo de cada encuentro sexual, según Muñoz, empieza en los $80. De ese monto, la chica debe darle la mitad al tratante, además de los gastos de estadía, la comida, la ropa que usa y la droga que podría consumir. Ellas muchas veces ven al tratante como un amigo que las ayuda mientras superan su situación de vulnerabilidad y pobreza.

Esa es una de las grandes dificultades que tiene el fiscal a la hora de recabar evidencias contra los tratantes.

‘La mayoría de ellas no quiere declarar contra el jefe de la organización. El pensamiento de la víctima, que no se considera como tal, les inhibe de dar su testimonio y presentar denuncias', dice.

En Panamá se estableció septiembre como el mes contra la trata de personas. Por ello, las autoridades realizan actividades para sensibilizar a la población con la ayuda de los medios de comunicación, que funcionan como entes multiplicadores de la información.

En este sentido, las autoridades alertan de que los bares, clubes nocturnos, centros de masaje y hospedajes son lugares donde se puede identificar a una posible víctima de estas redes.

Otro rubro del negocio es la explotación laboral, que ubica a las víctimas en fábricas y talleres de confección, en los que se trabaja bajo condiciones abusivas, al igual que en sitios donde se procesan productos agrícolas, como empleadas domésticas, en la construcción o en hotelería.

Las autoridades recuerdan que la víctima tiene derechos y mencionan, entre estos, el derecho a la protección de su integridad física y emocional, a la protección de su identidad y privacidad, a recibir información clara sobre sus derechos, a recibir alojamiento, asistencia médica y protección migratoria, por mencionar algunos.

Además de ser un delito penal, la trata deja latente el riesgo a la salud pública y de quienes contratan los ‘servicios' de las mujeres sometidas, que carecen del más mínimo reconocimiento médico.

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LA TRATA DE PERSONAS

En 2000 Panamá suscribió la .

El 18 de octubre de 2010 se instaló la Comisión Técnica encargada de la legislación en materia de trata de personas y que originó la Ley 79 del 9 de noviembre de 2011.