'La fe me ayuda a seguir mi camino y a no perder la esperanza', Alfredo

Cuando concluya la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), los miles de jóvenes de más de ciento cincuenta países que participaron del evento llevarán en sus mochilas innolvidables momentos de experiencias vividas.

Los peregrinos han compartido sus testimonios de vida y experiencias durante el víacrucis, celebrado ayer viernes en el Campo Santa María La Antigua, donde el Papa envió un mensaje de conciliación y esperanza para con los migrantes y los jóvenes y las personas más vulnerables de la sociedad.

En su testimonio compartido, Alfredo Martínez Andrión, de veinte años, narró como caminar con Dios transformó su vida.

Alfredo atravesó momentos muy difíciles: no tenía empleo, no asistía a la escuela, no tenía ningún tipo de ocupación. En esos momentos perdió la brújula y dejó de asistir a la iglesia, empezó a consumir drogas.

Con el tiempo, la situación empeoró. Alfredo cometió un delito y fue condenado a cumplir una pena de doce años de prisión.

Su mayor reto fue trata de cambiar cuando cumplió su condena. Pero, sin la ayuda profesional requerida fue imposible. Recayó en el consumo de la marihuana y los problemas continuaron. Una parte de su familia lo rechazaba.

En ese momento lo único que se le ocurrió fue tomar un crucifijo y buscar ayuda. Así llegó a la Fundación SanJuan Pablo II, donde encontró un hogar y algo muy importante, hermanos que lo animaron a continuar en el camino de la resocialización. Allí, contó el jovencito, le enseñaron a confiar en Dios, y a través de él, a confiar en las demás personas.

“Esa fe me ayuda hoy en día a seguir mi camino y a no perder la esperanza”, contó al portal digital del Vatican News.

Hoy, en día, es el único sustento de su familia. En un mensaje envió a los jóvenes del mundo dijo: “Dios nos ama y nunca nos abandona. Somos dueños de nuestros propios actos, pero si estamos con Dios todo va a salir bien”.