• 16/08/2023 00:00

Esa cueva llamada Parlacen

“[...] para que podamos salir de esa cueva llamada Parlacen será necesario que coincidan en el Gobierno un presidente comprometido con ese objetivo, y una alta participación de diputados independientes en la AN”

El Parlamento Centroamericano (Parlacen), ese ente de pésima reputación que un expresidente calificó en un arranque de franqueza de “cueva de ladrones”, vuelve a ser noticia ahora que los hijos de ese expresidente intentan ingresar como diputados suplentes para sortear un juicio por blanqueo de capitales. La coyuntura electoral resulta oportuna para que los candidatos a dirigir el país a partir del 1 de julio de 2024 ilustren al electorado sobre sus planes con el Parlacen.

Fundado el 7 de agosto de 1987, con el propósito de impulsar la integración de los países de Centroamérica, en un ambiente de convivencia pacífica y bienestar social, sustentados en la democracia representativa, el Parlacen se instaló oficialmente el 28 de octubre de 1991. Panamá formalizó su incorporación en 1993, en la última fase del mandato de Guillermo Endara. Pero ya desde 1994 se hacían sentir las voces calificadas contra esa decisión.

El excanciller Gabriel Lewis Galindo y su vicecanciller Omar Jaén Suárez decían en 1994 que no había razones que justificaran la adhesión de Panamá al Parlacen. Y el 9 de junio de 2009, en artículo publicado en La Prensa, bajo el titular “Panamá y el Parlacen”, Jaén Suárez reiteraba su posición, alegando que este “es un foro costoso de discusión bizantina y, sobre todo, refugio por la inmunidad parlamentaria, de algunos dirigentes regionales acostumbrados a la impunidad”.

Fue esa pésima reputación lo que indujo en 2009 al entonces candidato a la Presidencia de la República Ricardo Martinelli, a pronunciar su histórica frase: “el Parlacen es una cueva de ladrones”. En la vena señalada, no es casual que algunos de los veinte diputados del Parlacen electos en 2019 enfrentasen procesos judiciales por cargos de supuesta corrupción.

Los críticos del Parlacen no han estado limitados a Panamá. El prestigioso excanciller de Costa Rica, Enrique Castillo Barrantes, aseguró en su momento que el Parlacen no tiene mayor funcionalidad dentro del proceso de integración centroamericana. Y subrayó que este organismo “ha servido para que políticos centroamericanos cuestionados hayan encontrado inmunidad”. Castillo fue galardonado en 2019 con el Premio Manuel María de Peralta por la Asociación Costarricense de Derecho Internacional (Acodi), en reconocimiento a su rol en el derecho internacional, la política exterior y la diplomacia.

Incluso Alejandro Giammattei, presidente de Guatemala, país que alberga la sede del Parlacen, llegó en campaña a criticar a este organismo por su inoperancia, y prometió –de llegar al poder- hacer consultas sobre su posible disolución. Dijo que “no está dando ningún resultado para bien de la comunidad centroamericana”. Pero al llegar al poder, en medio de frecuentes escándalos de corrupción, olvidó su promesa electoral. Y la bancada Humanista del Congreso guatemalteco llegó a presentar un proyecto de ley, el 11 de febrero de 2020, para derogar los acuerdos legislativos que propiciaron el ingreso de ese país al Parlacen, dejando sin efecto la elección de diputados a dicho organismo.

En su Gobierno, Ricardo Martinelli inició, a través del canciller Juan Carlos Varela, el proceso para salir del Parlacen, pero no terminó de realizarlo, aparentemente, por falta de voluntad política y por errores en el procedimiento (intentó hacerlo por la vía diplomática). Consultado al respecto, el abogado internacionalista Francisco “Paco” Carreira, recordó que Panamá se adhirió al Parlacen mediante la Ley 2 de 16 de mayo de 1994. En consecuencia, explicó, la salida o renuncia del Parlacen debe formalizarse mediante una ley aprobada por la Asamblea Nacional. El Tratado Constitutivo del Parlacen lo suscribieron los países de Centroamérica en octubre de 1987.

Pero para que podamos salir de esa cueva llamada Parlacen será necesario que coincidan en el Gobierno un presidente comprometido con ese objetivo, y una alta participación de diputados independientes en la AN. Hasta ahora, el único candidato presidencial que ha expresado su determinación de sacar a Panamá del Parlacen es Ricardo Lombana (MOCA).

“El Parlacen no trae ningún beneficio para Panamá y los panameños”, dijo Lombana en tuit (X) enviado el 11 de agosto, al reiterar que “para lo único que ha servido es para refugiar delincuentes”. Y subrayó, “hay que salirse, pero de la manera correcta, utilizando los mecanismos previstos por el derecho internacional”. Es improbable que un candidato de alguno de los partidos tradicionales asuma tan patriótica postura.

La integración, no solo con los países centroamericanos sino con el resto de América Latina, la podemos impulsar con más efectividad a través del Parlamento Latinoamericano y Caribeño (Parlatino), un organismo más serio que, además, tiene su sede en Panamá. Fundado en 1964, el Parlatino fue oficializado mediante el Tratado de Institucionalización suscrito el 16 de noviembre de 1987. Entre sus funciones están fomentar el desarrollo económico y social de América Latina y el Caribe, y su integración económica y social, defender la vigencia de los derechos humanos y fortalecer la democracia participativa y representativa.

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