• 28/12/2023 12:58

El papa, la homosexualidad y las Sagradas Escrituras

Desde su elección en 2013, el papa Francisco ha insistido en cambiar radicalmente la política del Vaticano para hacer la iglesia más inclusiva, abierta y acogedora para personas lgbtq+

La maldad e inmoralidad reina en nuestro mundo actual. Un mundo pervertido e infestado de demonios que practican la desdichada corrupción, depravación y traición innata en la humanidad debido al pecado original y la maldición de Dios sobre Adán, Eva y su progenie.

Un patrón que vemos constantemente en la Sagrada Escritura desde Adán y Eva que se repite en nuestra cultura moderna, es que Satanás siempre quiere destruir al hombre y engañar a la mujer; pero ahora viene por nuestros hijos con la homosexualidad, el aborto, transicionándolos a transgéneros, enfrentándolos contra sus padres, etc.

Nuestras iglesias, según las Sagradas Escrituras, deben ser pilares en el terreno de la verdad, y es inconcebible que haya Iglesias que se niegan a abordar bíblicamente y condenar con firmeza la inmoralidad y depravación de la agenda lgbtq+.

Jesucristo ungió a la iglesia para estar al frente de la batalla contra toda impiedad e inmoralidad. Muchas iglesias han estado a la altura del llamado, mientras que otras han cambiado la claridad del evangelio por una alianza con las fuerzas malignas del reino de Satanás.

Pero cualquier iglesia que vaya en esa dirección, convirtiéndose en una especie de club de bienvenida homosexual, transexual, feminista o racial en nombre de un evangelio inclusivo y abierto, ha abandonado a Dios.

Hoy en día hay muchas denominaciones eclesiásticas que han dado la bienvenida a transgéneros, homosexuales y personas inmorales con la mal concebida noción de que eso hará que el evangelio sea más inclusivo, diverso y eficaz. En otras palabras, predicar lo que la cultura quiere oir.

Pero ese tipo de iglesias que predican un evangelio pragmático, amistoso y no ofensivo, son para hijos del demonio - enemigos de Dios y objetos de su ira. La aceptación de pecadores, con sus perversos comportamientos, es cruzar a la esfera de dominio de Satanás. Jesucristo en vida caminó con pecadores, pero nunca los bendijo. Los instó a cambiar su vida.

Dios, Jesucristo y la verdad no hacen alianzas con Satanás, con el anticristo, ni con la mentira. No hay posibilidad de que esos dos reinos trabajen juntos. Eso solo invitaría al demonio a entrar.

Desde su elección en 2013, el papa Francisco ha insistido en cambiar radicalmente la política del Vaticano para hacer la iglesia más inclusiva, abierta y acogedora para personas lgbtq+.Ahora, siguiendo pautas degenerativas del modernismo de izquierda, ha aprobado formalmente bendecir a las parejas del mismo sexo.

Varios cardenales y obispos han reiterado con firmeza “la prohibición hecha en Marzo del 2021 de tales bendiciones por la Congregación para la Doctrina de la Fe, y expresaron que “la bendición” requiere que lo que se bendice sea conforme a la voluntad de Dios expresada en La Biblia, y que se corre el riesgo de reducir el significado de las bendiciones, porque Dios no bendice el pecado”.

El que acepta a Dios como padre, no debe hacer nada que lo ofenda, no importa cuál sea su situación.

La Sagrada Escritura le dice a los cristianos que “debido a que su comportamiento es diferente y la fuente de su poder es diferente, entonces no puede haber alianza posible con el reino de Satanás.”

El apóstol Pablo recalca que “los creyentes no tienen nada en común con los no-creyentes. Los creyentes vivimos con fe, confianza y esperanza en Jesucristo. Tenemos comportamientos diferentes porque tenemos una naturaleza y espiritualidad diferente.”

El versículo bíblico, 2 Corintios 6:14, dice a los cristianos: “No os unáis con los incrédulos, porque ¿qué compañerismo tienen la justicia y la iniquidad? ¿Qué asociación tiene la luz y las tinieblas?...”

Muchas personas parecen estar deliberadamente ciegas, o realmente no ven el peligro, o subestiman la gravedad de la amenaza transexual/homosexual a nuestra sociedad y nuestra niñez.

Esa cobertura y aceptación acrítica que estamos dando al movimiento lgbtq, y la confusión creada, ha continuado durante demasiado tiempo sin críticas ni condenas realmente enérgicas de parte de las iglesias, partidos políticos, médicos, medios de comunicación, gobernantes, etc., quienes se han negado, por connivencia, intimidación o aprensión, a confrontarlo y condenarlo resuéltamente, y como resultado, hay una generación de niños y jóvenes observando y siendo indoctrinados y programados, que no saben qué creer ni hacer al respecto, ya que ven que ese grupo de instituciones mencionadas, ni siquiera parecen tener algún tipo de consenso, claridad o concordancia sobre lo que realmente creen o deben hacer.

Los cristianos tienen que mantenerse firmes en su fe, y en contra del activismo lgbtq que está afectando a nuestra sociedad y a nuestra niñez. Hay culpabilidad en no hacerlo. No podemos simplemente decir que eso no me afecta o no me representa, porque todo lo que permites y toleras es, hasta cierto punto, una representación de ti, y si eres tolerante con ello, entonces lo afirmas de facto. No puedes esconderte detrás del hecho de que no eres como ellos, porque eso legitima sus acciones abominables.

Me identifico totalmente con el pastor J. MacArthur cuando resalta que “no le molesta que algunas personas se sientan ofendidas por la verdad que él predica, y que él vive y predica para ofender a las personas que viven en mentiras, decepción y engaños, que se dirigen al infierno y no saben la verdad. El evangelio de Cristo siempre será una ofensa para ellos.”

El versículo bíblico 1 corintios 1, también nos dice que “el evangelio siempre ofende al pecador contento que vive en decepción y engaño. La verdad sólo se encuentra en la palabra de Dios”.

La santa Biblia nos dice que “Jesucristo es la verdad, el camino y la vida, nadie viene al padre sino por el hijo.” Jesús es la verdad para aquellos que están engañados, el camino para los que están perdidos y la vida para aquellos que están muertos en sus pecados.

El autor es planificador jubilado.

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