• 10/05/2024 23:00

Cerrar la frontera, ¿la solución?

[...] quizá lo más lógico, coherente, sano, tal vez utópico, sería que ambos gobiernos con urgencia, seriedad y consenso implementen un plan muy bien establecido con la participación de Estados Unidos como país receptor, [...]

Según datos oficiales solo en lo que va de 2024, el paso por el Darién supera las 100.000 personas, la mayoría venezolanos, ecuatorianos, chinos, haitianos colombianos y africanos, pero ese número podría ser muy superior tomando en cuenta que es prácticamente imposible establecer cifras reales y confiables que permitan conocer con certeza cuantos lo intentan.

Este grave drama que enfrentan quienes desean llegar a Estados Unidos buscando el “sueño americano”, ya ha alcanzado un punto crítico por todo lo que surge de estos masivos desplazamientos.

La travesía por esa zona se ha convertido en tierra de nadie donde la constante es robo, incertidumbre, temor, angustia, violaciones, extorsión y toda clase de vejámenes y la pérdida de la vida de quienes se aventuran por la espesa selva o el riesgoso Océano vía San Andrés-Corn Island, Nicaragua, un viaje de más de siete horas en lanchas que, con frecuencia, terminan arrojados al mar luego de quitarles lo poco que llevan, todo esto sin que las autoridades de ambos países hayan implementado acciones efectivas para controlar y neutralizar el accionar de los grupos del hampa organizados y redes de tráfico ilegal de personas que imponen su ley por la fuerza de las armas en ese tortuoso paso.

A pesar de algunos esfuerzos bilaterales, nada en concreto se ha logrado.

Ante esta sin salida, quizá lo más lógico, coherente, sano, tal vez utópico, sería que ambos gobiernos con urgencia, seriedad y consenso implementen un plan muy bien establecido con la participación de Estados Unidos como país receptor, para el cierre temporal de los ya conocidos puntos de tránsito en ambas fronteras con la presencia conjunta y efectiva de una fuerza militar colombo-panameña, la presencia de entidades de derechos humanos, migratorios, etc., que minimicen o impidan la constante violación a los derechos humanos de quienes arriesgan sus vidas y las de sus familias por un futuro mejor que anhelan y que no siempre resulta así.

También importante el control en los límites entre las provincias de Darién y Panamá, pues es este punto donde los buses los trasladan hasta la frontera con Costa Rica.

Aunque anteriormente ha habido varias reuniones entre los ministros de Relaciones Exteriores y seguridad de Panamá y Colombia con Alejandro Mayorkas, secretario de Seguridad Norteamericano, para “acabar con la migración” por Darién y acordaron una “campaña para terminar con el movimiento ilícito de personas y mercancías a través del Darién”, ya que están conscientes en que ese flujo migratorio “conduce a la muerte y a la explotación de personas vulnerables por ganancias significativas”, aun la situación sigue igual, todo parece haber quedado en solo buenas intenciones y nada parece mejorar, las soluciones siguen sin llegar, por el contrario, constantemente se tienen reportes de toda clase de delitos contra estos migrantes quienes van en busca de un sueño que con demasiada frecuencia se convierte en pesadilla, muchas veces mortal.

El autor es periodista

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