• 11/03/2024 00:00

La oportunidad para corregir

En el proceso de cambio y reconstrucciones, para revertir la decadencia social no sigamos eligiendo ni rindiendo pleitesías a personas por lo que tienen sin recordar cómo lo obtuvieron [...] Nuestra condición natural es la de procurar que la especie supere las dificultades del entorno [...]

Me había propuesto no dedicarle mucho tiempo y espacio al proceso electorero, pero creo conveniente y necesario exponer algunas ideas tratadas anteriormente, por tres razones específicas: 1- Hay señales de certeza del castigo en la lucha contra la corrupción, aunque ha costado mucho y quedan muchos casos por resolver. 2- El partido de gobierno (PRD), no parece estar consolidado alrededor del candidato oficial, por lo que, lo planteado en este artículo, sirve el propósito de contribuir, a mi parecer, con una visión más justo para el futuro. Y, 3- Hay alternativas interesantes entre los llamados candidatos “independientes” a varios puestos de elección que, elegidos y con propósitos genuinamente honestos por servir a la nación, estos planteamientos las dejo para su consideración.

En mi ensayo titulado “Señales de Decadencia” decía que para nuestros primeros antepasados “La supervivencia era lo fundamental, y tomó varios cientos de años entender este principio, pero una vez diseñado y puesto en práctica – los mecanismos más fundamentales para supervivir de las diversas formas en que la historia social nos lo cuenta – llevó al desarrollo sostenido de los grupos humanos que hoy habitamos esta Tierra. Eso no es todo, el trabajo organizativo en todos los campos del saber (las ciencias, la cultura, la ingeniería, las ciencias humanas, etc.), ha permitido extender considerablemente las expectativas de vida del ser humano y ha permitido subyugar las condiciones amenazantes del entorno que nos acechaba”.

Al ser humano lo hace sus vivencias, desde su primer día. Esculpido con pinceladas sutiles, o rudamente cortado a medida que transita por su tiempo. Surge de sus necesidades más apremiantes de longevidad y de estabilidad. Moldeado por las historias que lo cautivan, por las influencias de su medio, narraciones de hechos pasados que son de su interés o por eventos creados por el mismo. Por sus observaciones en el afán por mejorar su vida y garantizar la preservación de la especie. Perfeccionar su estado humano.

Lo definen los llantos o carcajadas que va dejando él o sus seres queridos. Su temperamento se limita por lo ideal o lo práctico; lo justo o lo indebido. La vergüenza o el descaro. En fin, por una variedad de influjos que lo envuelven incesantemente a lo largo de su vida: la ignorancia, el conocimiento, la ciencia, la religión, la culpa, el perdón, el deporte, la cultura, la música, el arte, la política, el sexo, la familia, la responsabilidad, la irresponsabilidad, el color de su piel, la guerra, el dinero, el delito, la tecnología...

Entre esa maraña de situaciones va cimentando su escala de valores, su forma muy particular de ver el mundo y con eso, diseña y rediseña su “hoja de ruta” (frasecita muy de moda) con que pretende hacer lo necesario para supervivir y para no dejarse. Ese comportamiento, con todas esas influencias, puede llevarlo en dos direcciones: el camino ingenioso y creativo en la construcción de un futuro digno para él, los suyos y su comunidad o hacia la decadencia, igualmente, la de él, los suyos y de su comunidad. En este punto, tómese unos cuantos minutos para reflexionar sobre los eventos que han ocurrido en el ambiente político en los últimos años. La conducta de los actores. Sus recelos y motivaciones. Pregúntese si siente orgullo o vergüenza. A qué actores del escenario político admira con vehemencia.

Decía José Ingenieros que “Los hombres y pueblos en decadencia viven acordándose de dónde vienen...”. Esa frase es de vital importancia porque creo que no logramos puntualizar qué elementos del pasado gobiernan las conductas presentes. Nuestra clase política (en donde han incursionado, médicos, empresarios, educadores, etc.), es incapaz de crecer y formular nuevos modelos de accionar. El negociado con los bienes del Estado, el matraqueo vulgar y descarado, el transfuguismo, la compra y venta de conciencia; el trueque desmesurado de los ideales (si es que los tiene) por la oportunidad; es el escenario en donde muchos quieren seguir gobernando. Protegiendo sus espacios; reordenando los bloques de la cosa política independientemente del claro mensaje que la población envío en los comicios pasados.

En el proceso de cambio y reconstrucciones, para revertir la decadencia social no sigamos eligiendo ni rindiendo pleitesías a personas por lo que tienen sin recordar cómo lo obtuvieron. Como ya había dicho en alguna oportunidad, hay un argumento puntual que tiene que ver con la supervivencia. Nuestra condición natural es la de procurar que la especie supere las dificultades del entorno, naturales o creadas por él a fin de que seamos más los que estemos presentes para adelantar hacia el futuro la presencia en el tiempo. Una vez más: cada oportunidad para corregir es una ocasión para avanzar hacia una mejor sociedad.

El autor es comunicador
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