• 16/03/2024 00:00

Política, espectáculo y la verdad

Iniciadas las campañas electorales que se dice que son “el mundo de las mentiras” (Ruda Gallego,2022), se estrena el cortejo a los electores [...]

Vivimos un espectáculo político en la que los protagonistas, aspirantes a cargos como presidente o de otros puestos de elección popular, están en los medios de comunicación, y redes sociales llevando sus propuestas a sus espectadores, los votantes.

Con la política como espectáculo, a través del marketing o mercadotecnia política, los actores como candidatos, conducirán a los votantes a conquistarlos, influyendo sicológicamente con la marca política, de un candidato que proyecte confianza, seguridad, y simpatía.

Con el primer debate, se dio la “espectacularización de la política”, con actos bochornosos que ocurrieron antes que se iniciara, y siete candidatos de los ocho, expusieron sus propuestas, pero la calidad del debate se empañó, por insultos, descalificaciones, ataques personales (PA, 2024); entretanto, los panameños se entretuvieron con este show mediático, en su casa u otro lugar, acompañado de amigos, familiares, con bebidas y boquitas.

Pienso, que el primer debate tuvo un gran impacto en el votante, era la cita esperada por todos los panameños, y conoció en tres horas a los candidatos y sus programas, y esto sirvió para ver “al jugador o jugadores estrella”, a su favorito para el voto del 5 de mayo, sin que con ello ya muchos los hayan escogido por amiguismo o clientelismo.

Y, con ello llegaron las calificaciones o descalificaciones de los candidatos a través de los medios de comunicación y redes sociales, y se prestó atención a las preguntas, a la personalidad de los candidatos y se fijaron en la apariencia factor importante en la que se observó la tendencia de la ciudadanización “de verse menos políticos y más acartonados” (Torres García 2024), no tan formales, dejando el saco y la corbata, para controlar la impresión del público de los “spectatoris” (H. Prior), verse más cercanos al público, hecho que también se ha observado luego del debate.

Iniciadas las campañas electorales que se dice que son “el mundo de las mentiras” (Ruda Gallego,2022), se estrena el cortejo a los electores en la que prometen “un nuevo cambio y en la que importan todas las personas”, se aparenta, finge, manipula, con altas dosis de fantasías, y todo tipo de ocurrencias, se vende esperanza o ilusiones, unas cuantas engañosas, para conseguir votos (Paredes, 2021).

Pero, ¿los políticos mienten? Cualquiera persona, en general, miente, tenemos estafadores, las personas que lo hacen en su trabajo, en familia y amigos, sin embargo, la política está desprestigiada, y los políticos, en general, tienen una mala imagen, no gozan de credibilidad y confianza. Hay políticos que han mentido en el extranjero, fingiendo ser gay, o de hablar inglés, o de no comer hamburguesa; a lo que hay que agregar, que la mentira es aliada de la complicidad, y esto me recuerda la fábula de “El traje nuevo del emperador”, en la que los estafadores mienten al emperador que le hicieron un nuevo vestido, y él piensa que tiene un traje puesto, pero está desnudo, porque el resto de la gente le decía que lo veía, y él les creía.

La credibilidad genera confianza y se construye en las personas, así como en los políticos por su reputación, trayectoria de vida pública, privada y profesional, por sus virtudes de integridad, coherencia, respeto, pero más que nada en honestidad y sinceridad, porque esta debe estar sustentada en verdades y no en mentiras y falsedades, y en coherencia, entre lo que se dice y se hace.

Con “pequeñas mentiras se pierden grandes personas”, y actualmente, la mentira abunda, y así se cuentan en canciones y películas, como Tootsie (1982) se engaña disfrazándose de mujer para conseguir trabajo, o en Mentiras Mortales (2012), empresario con doble moral en aprietos económicos; ¡“qué fácil es engañar”, porque la nariz no les crece como a Pinocho!

Y, en este escenario electoral, hay que intentar reflexionar sobre los que nos dice el Papa Francisco, del flautista de Hamelin: “No caigan en la trampa del flautista”, les tengo miedo ... son encantadores ... y las terminan ahogando”. Gente que se cree que de la crisis se sale bailando al son de la flauta, con redentores hechos de un día para el otro.

Por tanto, al ir a las urnas en mayo próximo, votemos con conciencia, por quien tiene los méritos, ética, moral e integridad y el propósito de trabajar por el bien común, el bienestar del país, y no tiene en mente sus intereses personales; y sea quien salga electo como presidente, tiene un gran reto, porque tiene que cumplir con sus promesas electorales y por ende resolver los serios problemas que afectan a la sociedad panameña, en tanto, los panameños, tenemos que autoevaluarnos y comprometernos en ser mejores personas, mejores ciudadanos y mejores seres humanos contribuyendo con el país y fomentando una cultura de paz.

La autora es catedrática de derecho penal
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