• 31/03/2023 00:00

De la propuesta presidencial del hijo del general

“[...] debo señalar sinceramente que existe en mi pensamiento una “duda razonable” sobre sus nuevas intenciones, la cual se deriva de la experiencia vivida en el primer Gobierno de Martín Torrijos Espino [...]”

“Definitivamente, en los últimos cinco lustros posinvasión, los sueños presidenciales de oligarcas y prooligarcas se han convertido en la pesadilla del pueblo panameño. Todos los candidatos a la “silla de San Felipe” –una vez alcanzada– han resultado –simple y llanamente– unos depredadores del erario e incompetentes administradores del Estado. Y, los aspirantes a la Presidencia de la República para el próximo quinquenio, aparentemente, no serán la excepción”.

Aunque parezca el encabezado del presente ensayo político, en verdad no lo es. El anterior párrafo forma parte de un artículo suscrito por mi persona y publicado el 23 de diciembre de 2016, en el diario La Prensa, hace más de seis años, bajo el título de “Aspirantes presidenciales y agenda nacional”.

Peor aún, los males que afectaban la vida cotidiana de los panameños, allí denunciados, son los mismos de hoy, pero algunos de ellos agravados, como por ejemplo, la seguridad pública, la provisión de agua potable, el desempleo, la infraestructura vial, la corrupción y el clientelismo político.

En la actualidad, dentro de la plural oferta electoral ya conocida, para las próximas elecciones del año 2024, ha surgido la candidatura presidencial del ex presidente de la República (2004-2009) Martín Torrijos Espino, hijo del fundador del partido Revolucionario Democrático (PRD) y guía del proceso de liberación nacional o de descolonización de la nación panameña, general Omar Torrijos Herrera.

Torrijos Espino, después de señalar el carácter clientelar y “secuestro” del PRD, por una cúpula corrupta, integrada principalmente por diputados de la Asamblea Nacional; adicionalmente, se refirió en comparecencia pública, al estado deplorable en que vive la mayoría de los panameños y la precarización de la clase media panameña. Igualmente, ha anunciado su disposición de rescatar el país y, luego, el otrora partido de Omar.

Expresado el qué de su propuesta, se refirió genéricamente al cuándo, esto es, mediante su voluntad política de construir una amplia alianza electoral con la sociedad civil y el o los partidos políticos que se sumen al consenso, teniendo como abanderado a su persona para los comicios presidenciales del próximo 5 de mayo de 2024.

Sin embargo, lo que no ha dilucidado, hasta ahora, el ex presidente de la República y aspirante presidencial, es cómo va a atender los graves problemas estructurales del Estado panameño.

Va a promover una reforma sanitaria, en qué consiste. Se propone llevar adelante una “reforma educativa”, cuáles serían los parámetros. Piensa convocar una Asamblea Nacional Constituyente para refundar la República para dejar atrás el fallido sistema de la plutocracia corrupta y clientelar y, concretamente, cómo va a resolver el tema del programa de Invalidez Vejez y Muerte (IVM) de la Caja de Seguro Social, que caduca el próximo año 2024.

Se propone un plan nacional para la generación de “empleos decentes”, cómo lo va a hacer. Aspira a una política criminológica de Estado, cuál es la fórmula que propone.

Cree el hijo del general en un plan de rescate del recurso hídrico. En la creación de una empresa estatal tipo Canal de Panamá para sustituir el anacrónico Idaan. En estos momentos, el 20 % de las escuelas que iniciaron clases no tienen agua potable y el 75 % de la población panameña no cuenta con agua potable regularmente (24/7). Señor expresidente, estas son sólo algunas de las preguntas que se hacen los panameños de a pie.

Finalmente, debo señalar sinceramente que existe en mi pensamiento una “duda razonable” sobre sus nuevas intenciones, la cual se deriva de la experiencia vivida en el primer Gobierno de Martín Torrijos Espino, que muchos ilusos creímos que el “torrijismo” estaba de vuelta y, nos salió con el Gobierno del “clan del pedagógico” de ingrata recordación.

¡Así de sencilla es la cosa!

Abogado y analista político.
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