• 03/01/2024 00:00

Sinceridad, honor y lealtad

Que maravilloso sería que todos juntos, en bloque, nos fijáramos en las necesidades a nuestro alrededor. ¡Con alegría, con sinceridad, con lealtad, con honor!

Empecemos el Año 2024 con esta reflexión: Qué difícil es la sinceridad, honor y lealtad. A lo largo de nuestra vida estamos pendientes de como vamos a conseguir lo necesario para sobrevivir. Un gran reto, sobre todo en un mundo tan volátil como el que vivimos actualmente.

Pero, ¿profundizamos a conciencia que significa eso?

Sobrevivir significa tener lo básico de alimentación, cuidado médico, techo, relaciones personales que nos alienten, y sobre todo, el respeto para con los demás, el educar a nuestros niños en la fe Cristiana para que sean buenos ciudadanos y personas el día de mañana.

El cuidar de aquellas personas que sabemos nos necesitan, aunque sea en silencio.

El repartir alegría, y no dejarnos llevar por la tristeza de las vicisitudes diarias.

El desarrollar un plan de armonía personal para contribuir con la sociedad, para poner nuestro granito de arena en la felicidad de los demás.

¿Qué nadie se da cuenta? Mejor todavía. ¡Dios nos mira, y Él es el único que importa!

Eso es gratificante, y nos trae satisfacción a nuestras vidas. ¡Eso es honor! Eso es sinceridad con uno mismo y eso nos lleva a la tranquilidad mental.

Pero lo significativo es como conseguimos todo eso, ¿con honor, o sin el?

Es decir, trabajamos a conciencia, nos esforzamos lo suficiente por darle a nuestra familia lo necesario pero con la frente en alto de haber hecho lo correcto, o simplemente, tomamos lo que no nos corresponde, hacemos cosas indebidas, no nos importa el daño que causemos en nuestras acciones.

Antiguamente, el honor tenía un altísimo significado. Lo era todo.

Hoy en día, se ha ido perdiendo poco a poco. Pero restablecerlo y adaptarlo a los tiempos modernos es nuestra responsabilidad, por el bien de la humanidad.

¿Cuántos no tuvimos la oportunidad de presenciar un simple apretón de manos para valorar y cerrar una transacción de cualquier tipo?

Hoy en día, Dios nos ampare si no lo plasmamos con un contrato de 10 páginas, porque de lo contrario, perdemos hacha, calabaza y miel.

Pero la buena nueva es que existen aún personas con honor. Son altamente influenciadas por las enseñanzas de sus antepasados, donde valoran la naturaleza humana de comprensión, compasión y desprendimiento hacia los demás.

Solamente nos preguntamos a qué grupo pertenecemos.

Llevamos nuestra vida en ese rumbo, o nos hemos desviado totalmente de aquellos valores que solamente nosotros sabemos en nuestro interior, si los aplicamos, o somos una farsa pública.

No dejemos correr más el tiempo. Aún estamos a tiempo de enmendar ciertas acciones. Es nuestro deber y orgullo el saber que estamos haciendo lo correcto.

Ciertas personas, diría yo en número extraordinario, se dan por entero al calor humano y servir a los demás. Hay mucha generosidad, tal vez muy desapercibidos, pero saben que tienen su conciencia tranquila por hacer lo correcto. Tal vez jamás se sabrá, pero lo tienen en un libro donde jamás se podrá borrar... En su destino final al rendir cuentas.

Que maravilloso sería que todos juntos, en bloque, nos fijáramos en las necesidades a nuestro alrededor. ¡Con alegría, con sinceridad, con lealtad, con honor!

Decía la madre Teresa de Calcuta: “la caridad es hasta que duela”. ¡No demos lo que nos sobra... démonos completamente por amor y generosidad!

Que lindo repartir sonrisas donde vayamos, decir palabras amables, tener modales y buenas maneras con los que nos rodean a diario, llevar un regalito sorpresa, o una llamada a aquella persona que amamos y no tenemos la dicha de tenerla cerca o frecuentar. ¡Cuanto bien, hace una palabra amable! Una ayuda en silencio cuando sabemos que lo necesita.

Si no empezamos hoy, nunca lo haremos. Y si no seguimos el camino de la tranquilidad emocional, no seremos felices.

No perdamos nuestra oportunidad en las elecciones que se avecinan de votar con honor, sinceridad y lealtad a nuestro país.

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