• 25/11/2019 00:00

Disciplina fiscal

Opinión editorial del 25 de noviembre de 2019

Cuando un país invierte sus recursos solo tomando en consideración el capricho de los gobernantes y no las prioridades para utilizarlos donde objetivamente se requieren, se está cometiendo una malversación o un despilfarro de los fondos públicos. De allí que el Estado, desde la Contraloría y el MEF, deben actuar con firmeza, sin consideraciones ni tráfico de influencias, para frenar esos caprichos. Ahora que nos ha explotado en la cara la enorme deuda del país y la necesidad que ha tenido el nuevo gobierno de endeudarse en 3,500 millones más, se hace urgente un cambio de mentalidad. Ya no se puede seguir con la fiesta del despilfarro. Si no hay racionalización y contención del gasto, todos nos veremos afectados. El país está en una encrucijada: o aprovecha la paz social y el actual equilibrio de las finanzas logrado por el gobierno para despegar económicamente con el apoyo de la empresa privada y la inversión extranjera o caeremos en una crisis de inestabilidad, falta de confianza, desempleo y un mayor endeudamiento para poder enfrentar la carga de todos los compromisos adquiridos. Los grupos empresariales, empresas transnacionales, los pequeños y medianos productores y el Gobierno Central tienen que trabajar en coordinación para que la década del 20 al 30 sea de desarrollo económico y social para nuestro Istmo. No desaprovechemos la oportunidad que aún tiene este país para alcanzar el grado de desarrollo. Solo falta entereza y disciplina. ¿Estamos dispuestos?

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