Juan Diego Alvarado: Independientes operan como partido sin serlo

El reciente torneo electoral arrojó un escenario de cambios que aún no terminan de dibujar cuál será el panorama político para los próximos años, siendo una de las sorpresas la consolidación de los independientes como fuerza política en la Asamblea Nacional y los gobiernos locales.

Este viernes en “Portada” de La Estrella de Panamá el politólogo e investigador Juan Diego Alvarado analizó el fenómeno y lo contextualiza en el marco de una descomposición del sistema de partidos políticos.

El politólogo dijo que es muy prematuro hablar del final del sistema de partidos políticos ante el auge de los independientes y cita el ejemplo de Realizando Metas (RM), una estructura tradicional que se fortaleció.

Indicó que RM se presenta como un bloque estable y sólido, aparejado con el otro actor que salió bien parado tras los comicios, los independientes. Estos últimos ubicados en dos expresiones, la de Ricardo Lombana con el Movimiento Otro Camino ,y la de Juan Diego Vásquez desde la coalición Vamos.

Dijo que la idea de independiente como figura “renovadora” del ‘statu quo’ no es un fenómeno nuevo e hizo referencia a la campaña electoral de Ricardo Martinelli en 2004, cuando declaró ser “independiente” en relación con los partidos dominantes “Él se estaba presentando como un candidato ‘antiestablishment’ contra esa especie de bipartidismo entre el PRD y las fuerzas opuestas a ese partido”, señaló.

De aquellos años hasta hoy el concepto de “independiente” ha sufrido cambios, sin que todavía tenga una identidad definida. Incluso en sus orígenes, para el caso específico de las candidaturas presidenciales por libre postulación, destacó el fallo favorable de la Corte tras la demanda de la izquierda en 2009 con Juan Jované.

Sobre cómo se entiende lo de independiente, Avarado destaca rasgos comunes como un sentimiento antipartidista y anticorrupción, además de la proyección de un tipo ideal de político joven.

Otra particularidad del fenómeno es la forma de hacer política electoral, donde grupos como Vamos, pese a abanderan un discurso antipartido, funcionan como estos colectivos ante los límites estructurales que impone la libre postulación.

El establecimiento de campañas multinivel –con candidaturas a distintos cargos–, la identificación con colores y símbolos específicos, al igual que pedir el voto plancha, son en opinión del politólogo prácticas y formas de los partidos que las candidaturas independientes utilizaron en la pasada elección.

“Un partido, en su análisis más conceptual, es un grupo de personas que corre para elección de cargos oficiales bajo una misma bandera o etiqueta, no si está inscrito legalmente o no”, subrayó.

Esa dualidad de discurso antipartido ‘versus’ operar como partido, sostiene Alvarado, es parte de los retos que deben resolver estas nuevas fuerzas políticas. “Es un área gris muy difícil en la que navegan, porque parte de la legitimidad que tienen es el hecho de que no son partido, pero las ventajas que te trae la participación colectiva en la forma partidista no las pueden ignorar”, dijo.