La patética inutilidad (relativa) de los debates

Actualizado
  • 14/04/2024 00:00
Creado
  • 13/04/2024 11:26
Cuando a un planteamiento no compartido se responde con una acusación hasta personal, simplemente se demuestra que las ideas escasean, que no se tienen argumentos de peso para ganar al adversario en el terreno conceptual.

“Aun cuando entre ellos hay malcontento -lo cual de repente podía acontecer- esta inconformidad no poseía salidas porque, no teniendo una visión general de los hechos, terminaban por encausar sus esfuerzos en reivindicaciones absolutamente secundarias. No lograban nunca tener conciencia de los problemas más grandes” (George Orwell, 1984).

Mutatis mutandis, la misma descripción de Orwell puede aplicarse a las inquietudes que manifiesta la población panameña, sobre todo en ese periodo preelectoral, malcontentos que desembocan en justificadas y comprensibles protestas.

Apuntando que la misma falta de llamémosla “visión de fondo general” –para no sacar a relucir términos demasiado cargados de ideología...-, atañe también a los candidatos a puestos de elección. Con excepción de una sola candidata, para la cual sería necesario un análisis distinto.

Sin referirme a ningún candidato nombrándolo con nombre propio, quisiera evidenciar algunos elementos dignos de nota, en específico en el debate para o con los jóvenes, y algunas otras presentaciones televisivas.

La parafernalia de la preparación

Sabiendo que las televisoras son negocios, venden “mercancías” –noticias y espectáculos- y viven de sus anunciantes, se entiende cómo tienen que agigantar la expectativa con comentarios de rutina y muestras de entusiasmos fuera de lugar o cuanto menos exagerados, por ejemplo, acerca de la cantidad de jóvenes supuestamente “pendientes” del debate.

También algo excesivas, innecesarias, las explicaciones y auto complacencia acerca del formato y metodología supuestamente innovadores del mismo. Daba la impresión que los organizadores se tomaban más tiempo para explicar las reglas del debate, que los mismos candidatos en sus exposiciones. Muchas frases reiterativas, repetidas para cada expositor tipo: “Toca a usted, tiene un minuto a partir de ahora” etc. para introducir las intervenciones de los candidatos, ya tan pobres de tiempo.

Una conducción menos estirada y más ágil se hubiera agradecido.

Fenomenología de desastres

(Me disculpo con los filósofos por el irreverente y superficial uso de tal arduo término)

Las televisoras –en particular TVN- se han esmerado en hacer encuestas, poniendo buzones en varios lugares del país para “recoger lo que piensa la gente y lo que son los problemas reales de las personas”. En las urnas comprensiblemente aparecen, no necesariamente en ese orden: Falta de agua / falta de empleo / falta de escuelas- mala educación /falta de medicinas en el Seguro Social / Pandillas – delincuencia / Corrupción / Basura / calles en malos estados... etc.

¿Alguna sorpresa? No creo. ¿”Encuestas” necesarias? Tampoco creo. Listado de problemas obvios, evidentes a la simple vista de cualquiera. Lo que sí es ligeramente más sorpresivo es que los candidatos casi no salen de la descripción de los mismos fenómenos, ellos también enumeran problemas muy conocidos (de aquí el uso impropio, burlesco de “fenomenología de desastres”...).

En sus respuestas/intervenciones, abordando los diferentes temas, los candidatos utilizan el mismo listado conocido de criticidades, limitándose a anteponer a las mismas el verbo “solucionar” o “enfrentar”.

Las perífrasis más utilizadas: “Tenemos que resolver”; “Plantear una estrategia para solucionar”; “Es necesario trabajar en ello”; “Es importante dar reglas para terminar con eso”; “Son necesarias una serie de medidas y leyes para acabar con la impunidad” etc.

Las acusaciones mutuas

En el así dicho Debates de o para los jóvenes, se ha visto mucha animosidad y acusaciones reciprocas entre los candidatos, lo cual ha sido interpretado por algunos como una muestra de efectividad, de éxito de la iniciativa. Lo cierto es que también puede verse como una incapacidad de real refutación, y una generalizada falta de ideas. Cuando a un planteamiento no compartido se responde con una acusación hasta personal, simplemente se demuestra que las ideas escasean, que no se tienen argumentos de peso para ganar al adversario en el terreno conceptual.

Si en todos los contrincantes hay solo ataques y “malos chistes”, repito, es porque las ideas escasean. A este respecto, el estribillo más utilizado fue: “habla él que no hizo nada cuando lo podía hacer”. Otro ejemplo emblemático se pudo apreciar cuando a un candidato, para “refutar” la propuesta de rebajar los días laborales (expresada, admitámoslo, en forma un poco confusa), se le ocurrió solamente intentar un chiste: “la gente no tiene trabajo y él quiere que trabajen menos”.

La medida de rebajar la semana laboral, efectivamente se ha puesto en marcha en algunos países desarrollados, por lo cual no tiene nada de ridículo; la alta tecnología de la cual se dispone en nuestra época, lo hace posible en algunos contextos, probablemente no es aplicable a Panamá, en todo caso merecía una respuesta seria y no una burla.

Triunfo de la demagogia

Debemos admitir que desarrollar un cuerpo de ideas programáticas en lapsos de tiempo de 1 o 2 minutos no es posible. Por lo cual no sería justo acusar a los candidatos de no haber ido más allá de la utilización de las mismas “frases Impacto” escogidas por sus equipos de asesores de campaña.

De todas maneras, la vacuidad de muchas frases, así como la utilización de verbos comodines para toda ocasión, es tan abismal que difícil resulta resistirse a comentarla.

Entre las circunlocuciones más nebulosas...: “Vamos a recuperar la economía”. ¿Cuál Economía, economía de quién? Eso me recuerda un chiste acerca de la actual Primer Ministra italiana (Giorgia Meloni). De ella han dicho: “Es una mujer muy a favor de la familia, SÍ, la suya, porque ha puesto varios parientes suyos en el gobierno”.

“Nosotros sí sabemos atraer inversiones”... “Yo sí sé cómo generar confianza para generar empleo, vamos a generar la confianza necesaria” es un monumento de demagogia casi cantinflesca... ¿La confianza necesaria en quiénes? A lo mejor la confianza de inversionistas que se aprovechen de mano de obra barata... A lo mejor la confianza de trasnacionales que llegan a un país para pagar menos impuestos... O sea, una confianza genérica no me tranquiliza en absoluto.

Pero es con los verbos comodines (uno de los más utilizados: fortalecer) que se hacen los milagros más brillantes y rimbombantes:

Vamos a acabar con las botellas / “Vamos a mejorar la calidad de la enseñanza, vamos a darle comida, internet y becas a los muchachos” (faltó: y un viaje gratis a Disney Word) / “Es necesario fortalecer los órganos de Justicia” / “Es necesario reducir presupuesto a la Asamblea / Vamos a proteger quien denuncia la corrupción.

Y para cerrar con broche de oro: “Vamos a nombrar gente honesta”... “Queremos un Gobierno abierto y transparente”... Vamos a devolver la esperanza de obtener empleos sin ser cercano a un partido”.

Me gustaría saber cuántos panameños esa noche se fueron a dormir más serenos y esperanzados.

En conclusión: probablemente algunos aspectos de este análisis crítico pueden parecer demasiado feroces, pero ¿conocen a alguien que se aclaró las ideas acerca de por quién votar gracias a lo manifestado en los debates? Honestamente no creo. Pienso que al final el voto será “emotivo”.

En otra nota, tal vez, analizaremos las características del voto emotivo.

La autora es Doctora en Materias Literarias de la Universidad de Bologna, Italia. Ha sido docente de Sociología y Lengua Italiana en la Universidad de Panamá.

Pensamiento Social (PESOC) está conformado por un grupo de profesionales de las Ciencias Sociales que, a través de sus aportes, buscan impulsar y satisfacer necesidades en el conocimiento de estas disciplinas.
Su propósito es presentar a la población temas de análisis sobre los principales problemas que la aquejan, y contribuir con las estrategias de programas de solución.
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