‘Hoy me arrepiento de no haber luchado’

Actualizado
  • 15/04/2012 02:00
Creado
  • 15/04/2012 02:00
‘El desalojo fue rápido. Nos dijeron: tienen que salir porque esta casa ya la vendieron, tomen estos 500 dólares, ¡pam-pam! y nos fuimo...

‘El desalojo fue rápido. Nos dijeron: tienen que salir porque esta casa ya la vendieron, tomen estos 500 dólares, ¡pam-pam! y nos fuimos. Pensamos que lo mejor era aceptar el apartamento en El Chorrillo porque era propio, acá pagamos 75 dólares durante 14 años y no teníamos nada; allá pagamos lo mismo, pero es nuestro. Así que empacamos y todo estaba listo cuando llegó el camión. A la gente que no estaba lista se le llevaban todo para un depósito y ¿cómo recuperaba uno luego las cosas? Así que... todo empacadito, rumbo al Chorrillo. Hoy me arrepiento de ello, de no haber luchado, de haberme dejado sacar tan fácil.

En El Chorrillo me recibieron con una revuelta. Cuando escuché el escándalo, fui por mi nieto que estaba en la calle y pum, me cayó un perdigón en la mejilla y yo dije: ¡No! Esto no puede ser.

Todos los días lloraba y le decía a mi esposo que quería volver a mi San Felipe. ¡Ay! Era una tristeza muy grande porque acá yo me llevaba con los vecinos, con los muchachos; apoyaba las ligas de fútbol, voleibol, basquetbol, era diversión sana.

Lamentablemente todo empezó a cambiar. Compraron las casas, no nos dijeron nada aparte de ‘‘tienen que irse’’, echaron a todo el mundo, fragmentaron familias como la mía. Ahora una de mis hijas vive acá y la otra se fue para Arraiján. Yo vengo casi a diario a cuidar a mis nietos mientras mi hija estudia; también visito a los vecinos y amigas porque siento que nunca me he ido. Porque me niego a aceptarlo, me da tristeza cuando camino por las calles el atardecer de un lunes y veo mi Casco vacío porque se está quedando sin gente, sin la gente del barrio, la que le da la vida. Ahora parece un pueblo fantasma que se despierta el jueves a la rumba.

Ahora el Casco está bonito, sí, está lindo... Yo voy por ahí por la Calle 8 y digo ¡ah! mira la casa de fulanita, en la Calle 3 digo ‘mira donde vivía sutanita ahora es un restaurante’. Pero de qué sirven tantas casas lindas si no podemos disfrutarlas, si no podemos ni sentarnos en el parque.

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