Las mujeres aún ocupan una posición secundaria

Actualizado
  • 05/12/2014 01:00
Creado
  • 05/12/2014 01:00
La resonada presencia de un grupo mujeres en espacios de poder oculta una verdad: la mayoría de las mujeres del país sufren discriminación

Kenia Porcell y Angélica Maytín, procuradora y directora de la Autoridad de Transparencia, respectivamente, son las más recientes incorporaciones al exclusivo grupo de mujeres que ocupan posiciones de poder en la administración de Juan Carlos Varela.

Tras esta aparente y pujante ‘fuerza femenina’, cientos de miles de mujeres panameñas sobreviven invisibles en un mundo laboral que aún las desprecia; con dificultades cotidianas para conquistar espacios profesionales acordes con sus habilidades, tanto en la empresa privada como en las instituciones del Estado.

‘Hemos tenido claros avances con respecto a las luchas feministas lideradas por Esther Neira de Calvo, Clara de Behringer y Otilia Arosemena, que nos dieron el voto en 1946 e impulsaron el ideal de la igualdad’, señala Elia López de Tulipano, dirigente del partido Molirena.

Pero, dice López de Tulipano, la realidad es que ‘a diario, en los partidos, las mujeres todavía tenemos que dar la cara a quienes consideran que estamos allí para llevar la empanada o hacer el café’.

De hecho, según la conocida feminista, la amplia presencia de la mujer en las bases del partido va disminuyendo a medida que se va ascendiendo en la jerarquía del grupo político.

‘La Ley 4 de 1999 establece un 30% de participación de las mujeres en las primarias de los partidos, pero esa ley no contempla ni incentivos ni medidas cohercitivas’, asegura López de Tulipano.

De hecho, ‘solo se exige que el partido emita una carta que explique que no se presentaron mujeres para esas posiciones para obtener la dispensa’, explica la diputada Zulay Rodríguez.

Los fríos números dan cuenta de esa desigualdad. Pese a ser el 50% de la población del país, en la Asamblea hay 13 diputadas, entre 71 diputados electos. Las mujeres solo presiden uno de los 20 grupos de trabajo —la Comisión de la Mujer—. En el Órgano Judicial, no hay actualmente ninguna magistrada.

En el Gabinete del presidente Varela, dos mujeres laboran junto a 12 hombres.

En la esfera privada, el balance tampoco es mejor.

Un estudio de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) reveló que en Panamá una mujer con 10 a 12 años de educación gana el 84% del salario que recibe un hombre con el mismo nivel.

Según la Encuesta del Mercado Laboral del 2012, la tasa de desempleo entre las mujeres (4.9%) es superior a la de los hombres (3.5%).

‘El hecho de que la mujer logre terminar con mayores éxitos —que el hombre— la educación universitaria, niega que tenga limitaciones en cuanto a formación y deseos de realización personal’, señala Nadya Vásquez, activista de derechos humanos con más de 20 años de experiencia en posiciones gerenciales de Unicef. ‘Pero esa formación y deseos no se manifiestan en una igualdad al momento de acceder a puestos de dirección’, concluye.

‘La mujer avanza y la sociedad aún no realiza el cambio’, asegura Vásquez.

Los analistas esgrimen varias razones para excusar la falta de participación femenina.

Hay quien dice que las mujeres no están preparadas. O que ellas no desean participar. Aun hay sectores que insisten en que su presencia es más necesaria en el hogar, dice López de Tulipano.

Incluso, hay limitantes sicológicos, como la presión familiar, que pide a la mujer permanecer en el ámbito privado.

Esta es la parte que preocupa a las feministas.

Según Vásquez, se siguen enviando mensajes distorsionados y hasta peligrosos, que remiten a la idea de los valores tradicionales asociados a la mujer, ‘sin sobreponer aquellos generados a través de toda una lucha histórica librada por las mujeres para cambiar su realidad y la de su entorno’, indica la activista.

En los mensajes persiste la ‘socialización diferenciada para hombres y mujeres basada en prejuicios y estereotipos sobre lo que se considera apropiado para unas y otros’.

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