- 10/03/2015 01:01
Las denuncias del catedrático Miguel Antonio Bernal sobre el manejo irregular de fondos de la fundación de la Universidad de Panamá (UP) no son el único enredo numérico en el centro de estudios más importante del país. El otro dolor de cabeza de la ‘casa’ del icónico pedagogo Octavio Méndez Pereira es la matrícula general: el 2014 cerró con la menor cantidad de inscritos de las últimas dos décadas.
Se trata de una ola que desciende desde 2004, cuando la universidad registró 72 mil inscritos, y que, una década después, no llega a su nivel más bajo. Según un informe de la UP, el año pasado se matricularon 50,200 personas, 171 menos que en 1994 y 153 por debajo que en 2013.
La caída ha sido en todos los aspectos. La cantidad de estudiantes de primer ingreso era el año pasado igual a la de 1995. Los centros regionales universitarios tenían, por su parte, menos cantidad de personas que en el año 1999 (22,856 versus 23,214).
Esto último pese que en 2013 se inauguró una extensión universitaria en Darién, que en el primer año incorporó a 517 personas y en el segundo, a otras 478.
EL SISTEMA DE CUPOS
¿Qué es lo que está pasando? Las respuestas son disímiles y desnudan lo de siempre: que la educación oficial se quedó atrás y que la inversión privada, muchas veces, suplanta su papel.
Gustavo García de Paredes, rector de la UP, dice no ver un problema en ello. Hay una ‘explicación sencilla’, asegura. Según él, el número de inscritos ha descendido porque, en comparación con hace veinte años, no habían ‘impedimentos de entrada ni un sistema de cupos’.
‘Eso se viene haciendo desde hace cinco años’, argumenta el docente de Humanidades, que prevé que este año los números sean mejores.
Su versión contrasta con el ánimo retardado de un exestudiante de la UP, que recuerda cómo, en 2001, para ingresar a la Facultad de Comunicación Social se necesitaba un índice mínimo de 1.46 y pasar una prueba ortográfica.
En Derecho y Ciencias Políticas, agregó, la vara estaba en 1.50.
García de Paredes sostiene, sin embargo, que sus filtros hacen que la estadística de ingresos se sitúe entre los 55 mil y 50 mil estudiantes.
Roberto Troncoso, expresidente de la Asociación de Ejecutivos de Empresa (Apede), asegura que el primer factor que está afectando a la UP es la ‘deficiencia marcada de los colegios’.
El segundo, agrega, es ‘la facilidad’ del mercado laboral de contratar mano de obra que recién ha salido del sistema escolar básico. ‘La gente va resolviendo según sus necesidades’, plantea.
El especialista René Quevedo sustenta que el mercado laboral ha absorbido al 95% de los jóvenes humildes que terminaron su escolaridad, porque, de cierto modo, ‘la educación no está generando empleo sostenible’.
‘Entre el 28 y 45% de los nuevos empleos generados por la economía están requiriendo la importación de mano de obra’, argumenta.
AÑOS DE POCA INNOVACIÓN
Aun así, el empresario destaca que la poca innovación también ha jugado un rol clave en la decadencia de la UP. ‘Es lo mismo de siempre para los mismos de siempre’.
Su planteamiento gana sentido con un dato más escandaloso que todos los anteriores: el año pasado, la universidad registró su menor número de reingresos de estudiantes regulares desde la caída de la dictadura. En 1990, 30 mil estudiantes volvieron a las aulas; en 2003, 61 mil, y en 2014, apenas 19 mil.
Troncoso se une así a la ola de críticas por las políticas de García de Paredes, a quien un grupo de docentes le ha solicitado que se presente como candidato a rector en las elecciones de 2016.
Bernal explica que la postulación de García de Paredes ha surgido de una ‘rogatoria’ de docentes, el mismo grupo que hoy intenta sacarlo de la universidad.
El excandidato a rector Eduardo Flores argumenta que la idea reeleccionista de garcía de Paredes es ‘ilegal’.
Desde la distancia que le confiere no estar en la UP, Troncoso asegura que la caída de la matrícula es el efecto de haber empapado la educación con la política.