Jóvenes, las víctimas de las altas tasas de desempleo

PANAMÁ. Analizando las estadísticas de la Contraloría General de la República de Panamá, el insuficiente dinamismo económico percibido e...

PANAMÁ. Analizando las estadísticas de la Contraloría General de la República de Panamá, el insuficiente dinamismo económico percibido en las nueve (9) provincias del país, así como la escasez relativa de ocupaciones de buena calidad, conspiran contra una adecuada inserción de los jóvenes panameños, pese a que cuentan con un número cada vez mayor de años de estudio en el mercado de trabajo.

Por otra parte, las encuestas del mercado laboral del año 2012 reflejan la precaria situación de los hogares de bajos ingresos, lo que induce a una incorporación temprana de los jóvenes pobres al trabajo remunerado. Esta tendencia consolida e incluso empeora la inequitativa distribución de la educación entre quienes provienen de hogares de distinto nivel socioeconómico.

EL DESEMPLEO EN LA JUVENTUD PANAMEÑA

Los jóvenes de 15 a 29 años de edad representan entre la quinta y la cuarta parte de la fuerza laboral de Panamá. Durante los años noventa, la participación de este grupo etario en la actividad económica ha sido creciente y acelerada en el último trienio en las áreas del sector secundario, terciario. De acuerdo al último censo de población y vivienda del 2010, la población juvenil de 15 a 29 años en Panamá en promedio es de 1.186.310 jóvenes.

Es importante destacar el ascenso casi generalizado de la participación de las mujeres jóvenes: así en las 9 provincias del país analizadas se constata, que en lo que va de esta década, las tasas han crecido a un ritmo que supera ampliamente el de los hombres, fenómeno más acentuado en la provincia de Panamá.

Por otro lado, si relacionamos los salarios y el nivel educativo encontramos que aunque las mujeres jóvenes participan más en el mercado laboral panameño y con mejor calificación, son sin embargo las que menos ganan. Esto pone en evidencia la discriminación de la mujer en el trabajo, en abierta violación a los Convenios 100, relativos a igual remuneración de la International Labour Organization (OIT), ellos establecen con claridad que las mujeres tienen derecho a percibir el mismo salario que los hombres cuando realizan un trabajo del mismo valor que éstos, situación que en Panamá no se cumple.

El primer desafío de los sindicatos y partidos políticos, sería impulsar una campaña nacional para promover el empleo decente para los jóvenes que contemple tres ejes transversales básicos: interculturalidad, género y derechos humanos, que garantice una inserción laboral con calidad.

EMPLEO Y DESEMPLEO ENTRE LOS JÓVENES

En comparación con el conjunto de la fuerza de trabajo ocupada, se advierte que en la mayoría de las nueve provincias de la República de Panamá, este grupo etario también se concentra en el comercio, turismo y los servicios, (con un promedio de 70 % en el país, para el año 2011).

Asimismo, es de resaltar que la proporción de jóvenes trabajadores que laboran en la industria manufacturera, en Panamá, es muy bajo proporcionalmente en comparación con otros países de la región.

Panamá, en particular, exhibe el índice de desempleo juvenil más altos de la región, con un 31,5 %. A nivel nacional las mujeres padecen de índices de desempleo más altos que el de los varones. Lo que refleja la baja calidad de vida que tiene estos jóvenes al no poder tener ingresos para cubrir sus necesidades básicas y la vez de no poder gozar de seguridad social a corto y mediano plazo. Es importante señalar que las mujeres a la vez de tener mayor desempleo son las que tienen menor salario que los hombres al momento de ser contratadas en el mercado laboral.

EDUCACIÓN Y TRABAJO REMUNERADO

En Panamá, son mayormente los jóvenes panameños quienes enfrentan la disyuntiva entre educación y participación laboral y, en muchos casos, la necesidad de asumir simultáneamente ambas actividades; a su vez, son aquellos que trabajan en vez de estudiar los que sustentan el crecimiento poblacional del país, pues exhiben las tasas de fecundidad más altas y perpetúan de este modo el círculo de reproducción de la pobreza.

Por otra parte, también es significativa en Panamá la presencia de grupos de jóvenes urbanos y rurales que no buscan trabajo y tampoco asisten a la escuela los llamados ‘ninis’ (ni estudian ni trabajan) que asciende a más de 126,000 jóvenes en Panamá.

Según estudios efectuados en Panamá, estos grupos están estrechamente vinculados a fenómenos de marginalidad, que lamentablemente se perciben con creciente intensidad en las regiones urbanas de Chiriquí, Veraguas, Colón, Coclé, Los Santos, Herrera, Panamá. De ahí la necesidad de identificar y diseñar políticas públicas que contribuyan a retener a los jóvenes en el sistema educativo, o bien que propicien su adecuada inserción laboral.

LA DURACIÓN DEL DESEMPLEO

De los datos disponibles en la investigación realizada por estudiantes del Centro Regional Universitario de San Miguelito se refleja, que en cinco provincias de la República de Panamá se puede desprender que en el 2012 la duración del desempleo entre los jóvenes era mayor a los a seis meses, aunque con variaciones en el tiempo. En Darién, Colón, Veraguas, Coclé, Panamá y áreas indígenas la duración de desempleo era en promedio mayor de nueve meses.

A modo de conclusión preliminar podría decirse, que para la fuerza laboral juvenil, en su mayoría los períodos de búsqueda son muy altos, a la vez también aumenta la inestabilidad en el empleo, principalmente a causa de inserciones precarias en sectores de baja y mediana productividad como son las maquilas del siglo XXI (franquicias de comida rápida, Call Certer y otras empresa transnacionales. Estas ofrecen contrataciones de corta duración especialmente a los jóvenes, donde incluso se evade el pago de seguro social y en donde no tienen derecho a organizar sindicatos para defender sus derechos laborales.

Es necesario implementar políticas de empleo específico para la juventud tomando en cuenta que tienen que ser políticas que disminuyan el desempleo estructural existente en el país. Estas políticas para que tengan éxito deben ser el producto de una alianza estratégica, que integre las demandas y esfuerzos de los siguientes actores: el Estado, la empresa privada, organizaciones juveniles, sindicatos y movimientos sociales.

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