El estigma que rodea a Juan Carlos Navarro

PANAMÁ. ‘Juan Carlos es un político cínico’. Así describía a diplomáticos gringos —según cables filtrados por WikiLeaks— Javier Martínez...

PANAMÁ. ‘Juan Carlos es un político cínico’. Así describía a diplomáticos gringos —según cables filtrados por WikiLeaks— Javier Martínez Acha a su copartidario y hoy precandidato presidencial por el opositor Partido Revolucionario Democrático (PRD), Juan Carlos Navarro Quelquejeu.

Martínez Acha, entonces director del Consejo de Seguridad, relataba a los estadounidenses cómo era la relación y la lucha de poder en el PRD. Era tanta que, dijo, si ‘pierde (Balbina) Herrera, Navarro gana’.

Y así sucedió. Herrera quedó atrás en las elecciones generales, y Navarro, a boca de crisis, proclamó inmediato su candidatura presidencial para los comicios venideros. Tras promover un cambio en la directiva del partido —comandado por Balbina Herrera—, sus primeros meses los pasó, según fuentes internas, con los mejores vientos a su favor.

Y pronto consiguió ser el presidenciable perredé con más aceptación. Según la más reciente encuesta de Dichter & Neira 9.6% lo elegiría para presidente.

QUEBRANDO A LOS DETRACTORES

Los ‘ataques’ del novato gobierno de Ricardo Martinelli enciendieron la alerta en el PRD. Entre pedazos, organizaron reformas a los estatutos para detener la fuga de adherentes. Fue un acto simbólico en los jardines de la escuela República de Venezuela. Todos repetían que lo que hacían era por ‘la unidad del partido’.

Con la maniobra, Navarro habría conseguido dar el primer quiebre a algunos de sus contrincantes. La prohibición de que militantes con menos de 10 años pudieran integrar el Comité Ejecutivo Nacional (CEN), amarró de manos y pies a su su primo, Samuel Lewis Navarro y a Laurentino Cortizo, otros dos precandidatos presidenciales. El logro era importante: no podrían acceder a donde se concentra el poder y el aval para las candidaturas al Palacio de Las Garzas.

Aunque otros militantes corrieron una suerte distinta. Uno de sus cuadros, el diputado Leandro Ávila tampoco completaba el requisito, pero logró alzarse con un escaño en el CEN.

En el seno del colectivo dicen que fue ‘un error en el que nadie reparó’.

ASEGURANDO EL TRIUNFO

La armería del gobierno siguió inquietando al opositor PRD. El partido anunció que en febrero de 2012 harían unas consultas para definir quién sería el candidato a las elecciones de 2014.

La decisión, aprobada por el CEN del partido en su ‘hoja de ruta’ era muy favorable para Navarro, dicen fuentes ligadas al colectivo.

Es que el también ex alcalde debía aprovechar su máxima aceptación para asegurar la oportunidad de competir por el solio presidencial, y dejar atrás, a través de un pacto interno, a sus detractores.

‘Así le era muy fácil ganar’, relató una persona allegada.

Sin embargo, en la reunión en la que los precandidatos firmaron el acuerdo de respeto de los resultados de la consulta interna, Navarro quedó con un amargo sabor de boca. Sostuvo una fuerte discusión con el hoy candidato al CEN y ex presidente, Ernesto Pérez Balladares, una de las figuras más influyentes del colectivo.

‘EL CABALLO DE TROYA’

Sin embargo, la brújula de Navarro giró a un rumbo distinto. El responsable: una filtración de WikiLeaks, publicada por Panamá América, en mayo pasado, que dejaba ver vínculos entre el también ex alcalde y el presidente Ricardo Martinelli.

Según el reportaje, Martinelli confesó al ex embajador de Estados Unidos, William Eaton, que había concretado un acuerdo con Navarro, para que su partido perdiera en las elecciones de 2009 y así tener el camino libre en 2014. El pacto fue confirmado por la mano derecha del mandatario, el ministro Jimmy Papadimitriu a los gringos.

Eso profundizó las grietas en la oposición. Los detractores de Navarro se despertaron. Mientras los más reservados pedían explicaciones, otros exigían su expulsión. A la par, el dirigente ganaba en los pasillos del PRD el apodo de ‘caballo de Troya’, el famoso artilugio de guerra.

Y aunque aseguró no tener que ver con Martinelli ni con Papadimitriu, en el partido quedó la sensación de que había ‘locos’ infiltrados. Ese es el mayor enigma.

Los planes de Navarro pronto empezaron volcarse. Incluso, advierten voces, todo lo que toca, literalmente, no resulta. Ejemplos hay.

LOS REVESES

En agosto pasado, el Tribunal Electoral (TE) dio su última palabra sobre la consulta que el PRD quería hacer en 2012. ‘No’, fue la respuesta. Deberán esperar, según lo dicta el Código Electoral, hasta un año antes de las elecciones para elegir a su candidato presidencial. Suficiente tiempo para que las fuerzas opositoras a Navarro alcen vuelo y eviten su triunfo en las urnas.

La siguiente derrota vino en los cuadros juveniles. Todos los precandidatos auspiciaban a uno, de acuerdo con versiones extraoficiales. Es que tener de su lado al próximo secretario del frente de Juventud era algo de primer orden, porque en las próximas elecciones generales más de la mitad de los votantes serán jóvenes.

Y con un voto de diferencia sobre Félix Moulanier, Nadia Del Río se alzó con la victora. Justo la candidata a la que Navarro apoyaba.

Pero el triunfo se dio en medio de una jornada llena de confusiones, denuncias, quejas y gritos. Hasta de supuesta compra de votos. Al respecto, el CEN promovió una investigación, y el TE ordenó nuevas elecciones, en las que Del Río fue vencida por Moulanier.

¿FRAGUANDO UNA ALIANZA?

Los opositores a Navarro hoy parecen haberse unido. Almuerzan juntos y apoyan la candidatura de Pérez Balladares. Hablan de lograr un nuevo CEN ‘profesional’, de cara al 2014. Y saben que sumándose, su aceptación popular es superior a la del ex alcalde.

Relatan fuentes internas que, al final, el asunto es no dejar que el oficialismo tenga el control del partido. Y he ahí la lucha de mandos.

La guerra es fría y titánica. En juego hay muchas cosas: regresar al poder y saborear todo lo que ello conlleva.

Lo Nuevo