Los actores claves en la construcción del país

Actualizado
  • 14/11/2010 01:00
Creado
  • 14/11/2010 01:00
PANAMÁ. El ‘descubrimiento’ del Istmo y su subsecuente conquista y colonización estuvieron ligados a las ambiciones mercantilistas de Es...

PANAMÁ. El ‘descubrimiento’ del Istmo y su subsecuente conquista y colonización estuvieron ligados a las ambiciones mercantilistas de España y a su posición geográfica.

Si para Colón y Balboa el Istmo fue una punta de lanza para nuevos descubrimientos y conquistas, la utilización del ‘paso’ transístmico, para Pedrarias, se hizo necesaria la sedentarización de la conquista mediante la fundación de Panamá, Nombre de Dios y Natá, y su extensión hasta Nicaragua.

Con todo, el carácter del Istmo como zona de tránsito es el que prevalece, tal cual demuestra el descubrimiento y conquista de Perú, los yacimientos argentíferos de Potosí en 1545 y la constitución del sistema de Ferias y Galeones a partir de 1543.

Sin embargo, en el Panamá del siglo XVI existe inicialmente un grupo de encomenderos que explotan la mano de obra indígena, la minería del oro y el buceo de las perlas; al mismo tiempo, lleva a cabo ‘entradas’ y ‘cabalgadas’ en busca de riquezas y esclavos.

A partir de la creciente producción argentífera en el Perú, a mediados del siglo XVI, la ciudad de Panamá con medio millar de vecinos se transforma en un centro comercial importante, con el núcleo mercantil dedicado al mismo tiempo a la tierra, la ganadería, lanchas y recuas, astilleros y buceo de perlas.

La población indígena es reemplazada por la negra que, esclava o liberta, serán arrieros, ganaderos, señores de recuas, carpinteros, marineros, calafates y sastres. Esta población se rebela y surge el cimarronaje en el primer territorio americano de la población predominantemente negra; esta rebeldía continuará y tendrá otras manifestaciones a pesar del mestizaje y la ‘movilidad social’ que le acompaña.

El auge comercial trae aparejado desde finales del siglo XVI y gran parte XVII, ataques de corsarios y piratas que culminan en la destrucción de la ciudad de Panamá por Morgan en 1671. Todo ello es una temprana muestra de la importancia del Istmo para las potencias rivales en el mundo.

PANAMÁ DURANTE SU UNIÓN A COLOMBIA

La naciente burguesía comercial lleva a cabo la independencia de España y la unión a la Gran Colombia, teniendo como objetivo garantizar la autonomía económica y política del Istmo en el marco del libre comercio y el estatuto federal. Los movimientos separatistas de 1826, 1831, 1840, el Estado Federal de 1855 y las intenciones de 1861 y 1885, así lo confirman.

Los sectores dominantes panameños tienen conciencia nacional, social y liberal y dirigen los destinos del país. Alcanzan la constitución de una ‘Teoría de la Nacionalidad’ mediante el Estado Federal de Justo Arosemena y, posteriormente, el escrito sobre el Convenio de Colón. Resulta inobjetable y aleccionador el que Justo Arosemena fuera un consistente latinoamericanista y un profundo antiyanqui.

Las contradicciones no se hicieron esperar. Los grupos populares panameños se expresan en la ‘revolución de las castas’ de 1830 contra la burguesía comercial blanca y, a partir de mediados del siglo XIX, con la presencia e intervención yanqui gracias al Tratado Mallarino Bidlack (1846), sus luchas adquirirán, ascendentemente, un carácter no solo de clase sino nacional. La década de los 50, durante la construcción del ferrocarril, es de enfrentamiento contra la prepotencia norteamericana, culminando con el Incidente de la Tajada de Sandía (1856), primera intervención de Estados Unidos en Panamá. Este enfrentamiento no cesará: en 1885, Pedro Prestán morirá en la horca por su rechazo al naciente imperialismo y al régimen de la Regeneración de Rafael Núñez.

El centralismo de Núñez, las pretensiones canaleras francesas, las perspectivas colombianas en la zona ístmica, las aspiraciones populares panameñas expresadas en el liberalismo y la determinación imperialista de dominar la futura ruta, preparan el marco de la independencia de Colombia y su inmediata mediatización.

EL ESTADO NACIONAL MEDIATIZADO

Durante la Guerra de los Mil días (1899-1902), los grupos populares mayoritarios dentro del liberalismo pugnaban por la autonomía federal y el respeto a la soberanía. Los propietarios conservadores y liberales estaban interesados en la construcción del Canal, aún a costo de la soberanía y no se preocuparon por las reivindicaciones sociales planteadas por los primeros.

El resultado fue la independencia de 1903, con indudables antecedentes socioeconómicos, políticos, sociales y culturales que la justifican plenamente, pero mediatizada por la alianza de los sectores dominantes con el imperialismo. El protectorado y la intervención llevaron al dominio canalero de EU, pasando inclusive por encima de las aspiraciones de la propia burguesía comercial.

Lo anterior queda claramente establecido con las contradicciones que se presentan entre la supuesta defensa de la soberanía panameña por parte de la oligarquía en el poder y las reiteradas solicitudes de intervención yanqui durante los primeros treinta años de vida independiente.

La respuesta popular fue la organización y lucha social y antiimperialista de los trabajadores canaleros y panameños que culminan en el Movimiento Inquilinario de 1925, el rechazo al Tratado de 1926 y la organización de sindicatos y partidos de izquierda.

El ascenso de los grupos medios se reflejará en el Movimiento Acción Comunal que enmarca el Golpe de Estado de 1931, el Tratado de 1936, y el primer gobierno de Arnulfo Arias en 1941, de abiertas fricciones con EU. Además, de la década de los 40, la constitución del Frente Patriótico y la Federación de Estudiantes de Panamá, posibilitan el rechazo del Convenio Filos-Hines, sobre bases militares, de 1947.

Los espacios de lucha en el tiempo contra la oligarquía y el imperialismo se acortan. Lucha social y nacional se entrelazan. El Tratado de 1955, favorable a la oligarquía, lleva a los movimientos del 58 y 59 en defensa de la soberanía, a las guerrillas del Tute en 1959 y a la gran huelga bananera de 1960.

En 1964, el imperialismo interviene en Panamá y asesina a 21 panameños. A partir de entonces se acelera el enfrentamiento definitivo. En una época de relativo auge económico los problemas se agudizan: los empleados públicos, estudiantes, maestros y profesores, los obreros se lanzan a la calle. La crisis política no se hace esperar. En 1968 los militares toman el poder y, luego de un año de represión popular, los cambios sociales en la composición del Estado posibilitan medidas populares y el rechazo de las pretensiones oligarco-imperialistas.

A partir de 1970, se rechazan las pautas negociadoras vigentes con EU y se exige le eliminación de las causas de conflicto. Asimismo, la unidad nacional para enfrentar al imperialismo va acompañada de una nueva constitución (1972), un nuevo Código de Trabajo progresista, nuevas leyes de Vivienda y amplia participación popular, junto a una nueva política exterior en el marco del No Alineamiento.

Las condiciones en Panamá y la solidaridad internacional permiten la firma y ratificación de los Tratados Torrijos-Carter. Ellos no satisfacen todas las aspiraciones panameñas, se legalizan las bases militares, pero establecen los fundamentos de la real independencia política y son un eslabón más hacia la independencia económica. Pero traen aparejados graves problemas.

En efecto, la crisis económica y el endeudamiento externo permitieron la incursión de algunos sectores oligárquicos en el gobierno y la cesión, en áreas claves de la economía, a su favor; los sectores populares cargaron con la unidad en aras de la soberanía: se reforma la constitución en 1978 y 1983, se mediatiza el Código del Trabajo, se destruye la Reforma Educativa y, finalmente, un gobierno apoyado por EU y el FMI llega al poder en 1984.

Las fuerzas populares son marginadas cada ves más. En este marco, la oligarquía, para retomar totalmente el poder político y el imperialismo, para mantener su presencial militar, precipitan la crisis de junio de 1987 y sus secuelas de abierta intervención y boicot económico. Ambos se equivocaron, el pueblo panameño los enfrenta con la historia en su corazón, los está derrotando y marcha por la senda de la liberación nacional.

29 de junio de 1988

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