- 17/02/2011 01:00
PANAMÁ. Como ocurre usualmente en las temporadas veraniegas, son muchos los que se animan a politiquear aprovechando el buen clima y ánimo de los panameños en esta época. Cualquier espacio es bueno, desde caminatas y reuniones en centros políticos hasta grandes convenciones y directorios nacionales se pretenden en esta época. El Partido Revolucionario Democrático (PRD) y el Partido Panameñista eligieron febrero para demostrar fuerza, organización y capacidad de movilización. Ahora queda pendiente el contenido político y la inspiración de los miembros para ver si la representación de los colectivos a través de sus delegados tiene una sintonía acorde a los objetivos planteados en documentos de papel o, como ahora le llaman: ‘hoja de ruta’.
Con un domingo de diferencia, el PRD se adelantó y realizó su Congreso Nacional en la Escuela República de Venezuela, en la ciudad capital, mientras el Partido Panameñista tendrá su Convención Nacional el próximo domingo en el Gimnasio Municipal de Boquete, en Chiriquí. Por el momento la consigna a lo interno de ambos partidos es lucir como pergamino de éxito, la participación reflejada en la asistencia a dichos eventos. El PRD tuvo 67% de 4,200 delegados y el Partido Panameñista en gobierno pretende superar en porcentaje lo hecho por los perredistas sobre una base de 1,300 convencionales. Parece poco, pero cuando hay que expurgarlos a lo largo y ancho de toda la geografía nacional, la cosa se mira distinta. Son muestras de fuerza política y de billetera, ya que los costos que se manejan en este tipo de eventos son prohibitivos para agrupaciones políticas más pequeñas que suelen reunirse en reservados de restaurantes.
Lo que suele salir de esas reuniones políticas tampoco es mucho y por más que el país esté ‘encendido’, allí poco se habla de los temas nacionales, ni siquiera el PRD estando en oposición y mucho menos el panameñismo en gobierno, abren la boca para algo que no sea estrictamente electorero. Estatutos, hojas de rutas, calendarios y colmillos, es todo lo que sale. Sin embargo, la inversión publicitaria en los medios toma un respiro, aunque con mala calidad de producción, no dejan de ser constantes los anuncios y mensajes. Con la llegada de la calentura política, los politiqueros sueñan con ser delegados, convencionales, CDN, del comité tal, o de la secretaría cual, toda clase de denominaciones que hacen sentir a los miembros de un partido un ser diferente, con peso y rango.
BUSCANDO VOTO
Tal vez a la distancia, los más viejos ven con recelo lo que pasa y aunque en su experiencia de ver y oír las distintas formas de pedir un voto, jamás han visto nada parecido a lo que se refleja hoy. Ese fenómeno al que algunos politólogos definen como ‘una especie política distinta’, mantiene su proyecto de agrandar el principal colectivo de gobierno a través del transfuguismo, la absorción de fuerzas políticas menores y la comunicación directamente con los habitantes de la marginalidad. No obstante, en el camino se salen algunas cosas de las manos y el simple acto, que va muy bien en la 24 de Diciembre, Las Garzas y San Miguelito, parece no aterrizar en las comarcas, y es allí donde precisamente peca de ingenua la nueva especie, ya que nada es más político que la composición organizacional de los grupos indígenas. Posiblemente, este sea el ‘talón de Aquiles’ del gobierno.
La nula capacidad para comunicarse con las estructuras políticas indígenas y la deficiencia para entender los esquemas socioculturales de estos grupos se traduce en la escena llevada por el ministro de Comercio al repetir en lengua ngöbe el discurso que en castellano no caló. Es allí donde partidos como el PRD y el Panameñismo llevan ventaja, ya que poseen sólidas estructuras políticas en sitio y muchos años de experiencia y formación de cuadros en estas áreas. Cuando un colectivo realiza un ejercicio de congreso o convención política y traslada a miles de miembros de un extremo a otro para acordar una hoja de ruta, estatutos o un simple calendario de elecciones internas, hace algo más que politiquería. El hecho de agrupar a los representantes nacionales que por elección fueron delegados, es más que un acto de fuerza, muestra organización y conexión con la realidad que se vive en las diferentes regiones del país.
COMPETENCIA POLÍTICA PARTIDISTA
Es precisamente ese componente político partidista el que brinda solvencia a una administración a la hora de gobernar. Estos instrumentos permiten a los grupos en poder medir el pulso nacional, por lo que tratar de demeritar o ignorar la funcionalidad de estas expresiones políticas sería un completo error. Muchas veces los partidos políticos tradicionales anulan internamente a sus bases al evitar actividades internas, asumiendo que la representatividad está intrínsecamente ligada a los miembros del Gabinete y otras autoridades electas por el voto popular, diputados, alcaldes y representantes de corregimiento, olvidándose del contacto fuera de las esferas de poder, que es donde conviven las masas. Esta situación ya ha sido motivo de análisis profundo y aunque parece sencillo de resolver, todavía suele hacerse incomprensible desde el mando. Sería interesante analizar alguna muestra de higiene interna de Cambio Democrático (CD), ya que la salud del principal partido político en poder repercute directamente en todos los aspectos de la gobernabilidad. A partir de allí, se podrían corregir muchas cosas y tendríamos una idea más concreta en lo que resta de mandato. Más allá del proceso electoral que llevó a CD a la cima, existen compromisos y deberes que conllevan el uso y administración de ese poder que es conferido a través de una papeleta con los símbolos de un partido. El hecho de que más de la mitad de los panameños con derecho a voto pertenezcan a un colectivo político y que en elecciones generales se supere en 75% de participación electoral refleja algo más de lo que suponen algunos, que un partido es solo un instrumento para llegar al poder, sin percatarse que también es el ente que los renueva, garantiza la subsistencia política y los mantiene cerca del poder.