Cristo se paró en Santiago de Veraguas

Actualizado
  • 29/03/2021 00:00
Creado
  • 29/03/2021 00:00
El Cutarrismo veragüense y 'Chico Changmarín'. Una nueva entrega de Aristides Ureña Ramos, maestro de la plástica en Panamá
Mural 'El pindín' de Carlos Francisco Changmarín, en la cantina de la placita. (Obra destruida).
Prisión de Santiago 1968

“¡Los hijos de los comunistas y de los 'vendepatria' entran por la puerta trasera!” así nos gritaba un oficial bien vestido y planchado con el cabello raso - frunciendo el ceño y con voz autoritaria - gritando como si nadie lo pudiese adversar. Así es que yo tomaba mi portaviandas, me colocaba detrás de René y nos encaminábamos en silencio por un oscuro patio donde había un corredor que servía de entrada a la cárcel de Santiago de Veraguas. Nuestra tarea: llevar la cena para nuestros padres.

Al llegar, veíamos las dos siluetas en un largo banquillo: Carlos Francisco 'Chico' Changmarín (1922/2012) y mi padre Aristides 'El líder' Ureña Atencio (1921/2002), que sentados nos esperaban. René (hijo varón de 'Chico') se sentaba al lado de su padre y yo que era el menor de los dos, esperaba a que mi padre tomara su portaviandas, me colocaba arrodillado en el suelo poniendo suavemente mi cabeza entre sus piernas y cerraba los ojos.

Escuchaba al maestro 'Chico', sonriendo y en voz baja, decir sobre el militar gritón: “Perro que ladra no muerde”. Mi padre para tranquilizarme, también en voz bajita, repetía: “No muerden porque no tienen dientes”, yo sin abrir los ojos sonreía nerviosamente… y seguía con mi cabeza apoyada en las piernas de mi padre tratando de soñar que estábamos en otro lugar. En el bolsillo de mi camisa, un escapulario con la Virgen del Carmen, única protección que me diera mi madre. Existen momentos para obligarnos a olvidar y otros para soñar que podemos recordar. Y yo hoy decido rememorar.

El Cutarrismo veragüense en las paredes de las cantinas de Santiago y los años desde 1940 en adelante

Son los cuentos de la tradición oral provenientes de los campos, como también los personajes de orígenes populares, los que ocupan cada pared de las cantinas de la ciudad de Santiago, así como las de varios negocios. Pintados en las grandes superficies de esas paredes, aparecían Tío Conejo, Tío Tigre, la Cocaleca, la Tulivieja, Cacique, Policarpio y otros temas para deleitar a los habitantes de esta ciudad.

A partir de 1940 en adelante, a esas grotescas temáticas, se le fueron agregando otras maneras de interpretar la pintura costumbrista con un fuerte sabor popular que provenía de los alumnos que frecuentaban los salones normalistas. Ellos alimentaban con sus obras el entorno santiagueño, fruto de la ferviente pedagogía artística que contenía ese valioso cuerpo de docentes llegado a la Escuela Normal de Santiago y del espíritu manifestante y revolucionario de los veragüenses.

Carlos Francisco Changmarín, Luis Olivardía, Cristina de León, Tito del Moral, Ana R. de Spiegel, Azucena Price.
Los pintores

Samuel Ramos Madrid (1906/1991) cartelista, compositor, músico y pintor, Joaquín Chin Carrizo Núñez (1913/1973) músico y compositor con sus pinturas de escenas y paisajes costumbristas; su primo Dagoberto Yin Carrizo (1939) músico, folklorista se incorpora a los pintores de la segunda generación, la llegada de los profesores capitalinos: Ramón Fernández González (1914/1994) cartelista y pintor y el profesor Luis Alberto Olivardia Torres ( 1920/1971) graduado en la escuela de Bellas Artes del Perú, maestro, deportista y pintor, todos ellos pulularon con sus obras costumbristas el entorno normalista y de la región de Veraguas.

Con la particularidad de que, a la cabeza de todos ellos, Carlos F. Changmarín fungía como el más activo, dejándonos una ilimitada cantidad de obras que hoy todos podemos apreciar.

Sin olvidarnos de un cartel único de maestros de las Artes en la Escuela Normal J.D.A. que soportaban la mística fecunda de los alumnos como: Teodoro Haengel músico austriaco, Carmen Cecilia de Cantón cantante de ópera, Eirá Terán, Miguel Azcuy, Berta Espino, Purificado Royo, Ana B. Richa, Graciela D`Cros, Tomás Cabal. El mismo Joaquín Chin Carrizo y el joven dinámico Carlos Francisco Changmarín maestro de Adriano Herrera Barría (1928), este último para el que haremos un texto aparte por ser la figura que atravesó allende los confines de la mística del Cutarrismo.

Cabe mencionar que también hubo una segunda generación de maestros (que no pertenecieron al Cutarrismo) entre los que se destaca Gilberto Maldonado Thibault (1923/2015), artista que debemos tratar con sus debidas atenciones.

El territorio compartido

Para individuar un movimiento artístico, se necesitan algunas condiciones, el territorio intervenido que viene a ser un lugar o espacio donde repetitivamente se manifiesta una colectiva manera de expresarse artísticamente. A su vez, un participado lenguaje usado como un marco referencial. Entonces … ¿es el Cutarrismo un movimiento autóctono panameño? … Acomodo mi cabeza en las rodillas de mi padre para continuar cuestionándome.

Características polifacéticas

Muchas de las obras pictóricas producidas por estos artistas, han desaparecido o se encuentran en precarias condiciones, pues resulta problemático reunirlas en un mismo lugar por la falta de museos organizados y del coleccionismo privado. Pero podemos acercarnos a sus maneras de producir debido a que la mayoría de ellos eran polifacéticos por necesidad.

Por ejemplo, Samuel Ramos era constructor de instrumentos musicales, y las viejas rocas del caserío El Roble, a orillas de la Interamericana, mostraban sus carteles publicitarios; también quedaron las caligrafías usadas para los diplomas de los colegios veragüenses. L. Olivardia con el mural del 'Salto' (1967) en el gimnasio del Centro de Educación Básico Pedro Arrocha G. en San Francisco de la Montaña y el famoso cuadro 'La Feria de Portobelo' (1955). Ramón Fernández con sus retratos de políticos en las campañas electorales y la maqueta de la vasija de barro derramando prendas de oro y dos caciques a sus lados, obra escultórica monumental no realizada, que fue pensada para la entrada de la ciudad de Santiago. Joaquín Chin Carrizo con su famoso óleo sobre 'La Procesión de la Virgen María Iluminada' con guarichas campesinas; a Yin Carrizo con sus bodegones y marinas que le sirven para deleitarse en el divertido mundo de la ejecución pictórica. Carlos Francisco Changmarín con sus poderosos murales colocados en la barbería de su tío en la Avenida Central y los murales de las cantinas bajo el Hotel de Tito del Moral. Una biblioteca pictórica abierta a la enseñanza de los jóvenes talentos panameños.

Esta maqueta realizada por Ramón Fernández era un monumento para colocar en la entrada de la ciudad de Santiago.
Las dos facetas de Changmarín

'Chico' trabajó de dos maneras: los cuentos populares y la pintura vernacular y la de su regreso del exilio de 1970. Por eso inicié este relato con el momento de su encarcelamiento, cuando en esas celdas de la cárcel de Santiago inició el retrato al poeta y escritor Mario Riera Pinilla (1920/1967), terminándolo en la cárcel de Chitré donde fue trasladado y después exiliado por dos años a la República de Chile. Siendo esta obra la que divide la producción artística de sus dos maneras de trabajar.

Cristo se paró en Santiago de Veraguas

Un sinfín de personajes: educadores, poetas, escritores, historiadores, pintores, músicos, cantantes, pasaron y se quedaron en Santiago produciendo obras en defensa de los necesitados, de los atropellados y de los más humildes.

Figuras expuestas a toda clase de incomprensiones, crucificados por la vanidad de oscuros intereses, que nunca renunciaron al gran ideal de una democracia para todos los panameños… somos muchos los que hemos recorrido angostos callejones, recostados sobre nuestras espaldas y cobijados en las rodillas de nuestros seres queridos.

Pese a todo ese agravio, reconocemos el valor de la libertad y el derecho de opinión que tenemos todos los ciudadanos de este país… Con ese orgullo de sentirnos cutarristas y representados por los ejemplos de tantos patriotas, seguimos por estos augustos senderos de nuestra joven democracia.

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