Guillermo Arriaga: 'Mi compromiso no es con el lector, sino con la historia'

Actualizado
  • 23/08/2023 00:00
Creado
  • 23/08/2023 00:00
El autor mexicano habló sobre el trasfondo de su último proyecto, 'Extrañas', así como de su relación con el lector y sus historias
Guillermo Arriaga, autor mexicano y creador de 'Extrañas'

Guillermo Arriaga (ciudad de México, 1958) entra para su plática con 'La Decana'. Su mirada penetrante contrasta con una sonrisa apacible: una estampa que notan todos en la sala.

A pesar de poseer un conocimiento que solo se gana con los años de experiencia tras el tintero, todavía es capaz de dejar que los pequeños detalles lo sorprendan, y a diferencia de su apariencia, el mexicano emite una calidez y sencillez únicas, que también plasma a la hora de escribir, anteponiendo la historia antes que su ego de autor.

Además de su labor como escritor por la cual ha sido galardonado, y como referente en el mundo de las letras, también es conocido por su trabajo como guionista cinematográfico. Películas como Amores perros, Babel y The Burning Plan, forman parte de su filmografía.

En la versión 2023 de la Feria Internacional del Libro de Panamá, Arriaga presentó su más reciente obra, Extrañas, una novela de casi 500 páginas que promete una experiencia inmersiva en la sociedad británica de 1781, que estaría a punto de pasar por una expansión del saber médico y científico, de la mano del descubrimiento de William Burton.

Arriaga presentó 'Extrañas' el sábado pasado en la Feria Internacional del Libro.

Arriaga conversó con este diario sobre esta obra, el proceso en su faceta de escritor y la naturaleza humana reflejada en la novela.

'Extrañas' es un libro único, ¿cómo se puede innovar en la literatura mientras que se da un vistazo hacia el pasado?

Creo que cuando un escritor o un novelista, o por lo menos el tipo de novelista que soy, quiere contar una historia, tiene que utilizar todas las herramientas a su servicio para contar la historia lo mejor posible. ¿Cuáles son mis herramientas? La puntuación, el lenguaje, el ritmo, los espacios, todo eso me ayuda a contar la historia como la misma pide que se cuente, y en este caso la historia pidió que la escribiera como si fuese el siglo XVIII. No sé si te diste cuenta, pero no hay ninguna palabra [creada] después de 1890. No hay ningún 'que', 'aunque', 'por qué', 'para que', no hay ningún adverbio con terminación en '-mente' y la puntuación también es distinta. Todo esto con la idea de que tú sientas que estás leyendo una novela del siglo XVIII, si lo logré o no, no sé, pero esa es la intención.

Hablando de los elementos y cómo las historias piden ser contadas, ¿cómo lograr que el lector se sienta parte de la historia?
Portada de 'Extrañas'.

No creas que tengo un proceso lógico del porqué escribo las cosas. Ni sé cómo lo hago, lo único que sí te puedo decir es que corrijo mucho, de verdad soy muy aplicado. Escribo una novela completa varias veces, la termino, luego la transcribo y mientras lo hago voy cambiando cosas. El proceso de la creación de la novela no te lo puedo explicar, no sé porqué lo hago, pero lo que trato de hacer es meter experiencias personales dentro de la novela y pienso que eso puede ayudar a que uno se vincule más. No son ideas, hay escritores que escriben con ideas, pero yo trato de que haya vivencia.

¿Por qué la década de 1700? Escribir una historia en una época desconocida puede resultar impersonal...

No haré el spoiler de quienes son las 'extrañas', pero ellas aparecen cada 300 años. Al principio la novela iba a ser en Mongolia en el año 900, que eran las 'extrañas' en la guerra; Noruega en 1400, las 'extrañas' en la religión; Inglaterra en 1781, las 'extrañas' en la medicina y la ciencia; y México contemporáneo. Luego iba a escribir una novela en el lenguaje de las 'extrañas', y tengo como 60 páginas de la de Mongolia, 40 de Noruega, 80 de la de México y empecé [a escribir] la novela en el lenguaje de las extrañas, pero la que se impuso terminó siendo la novela inglesa.

¿Y en algún momento verán la luz las demás historias de las 'extrañas'?
El autor también es guionista de películas como 'Amores Perros'.

La verdad no lo sé, Amores perros es una película que primero fue una novela fallida y luego se convirtió en película, o sea que nunca sabe uno por donde van a aparecer las historias.

Volviendo a 'Extrañas' de 1781, William, el personaje principal, parece tenerlo todo y es una persona que entra dentro de lo normalizado por la sociedad de ese entonces, sin embargo, lucha por estas personas que son todo lo contrario a él y busca el conocimiento para ayudarlas y concienciar a las personas para que sepan que aunque las 'extrañas' son diferentes, también merecen un trato digno. Actualmente vemos estas mismas pugnas en el mundo, con diversos temas; para Guillermo Arriaga, ¿qué debería prevalecer en estos encuentros de ideas?

La naturaleza es muy inclemente. Cuando hay una cría que no es fuerte o que tiene alguna malformación, la misma madre la mata o la hace a un lado para que no se alimente. La naturaleza es muy cruel y no podemos olvidar que los seres humanos también son naturaleza. Por otro lado, el humano es civilización y la civilización lo que trata de hacer es crear posibilidades para todos, incluir a todos y descubrir que a través de las personas diferentes se puede enriquecer el conocimiento y el mundo. Imagina que hubiéramos decidido desechar a Stephen Hawkins, por su esclerosis lateral amiotrófica, porque ¿quién iba a cargar con el peso de su situación?

El premio Nobel, Kenzaburo Oé tiene una novela llamada Una cuestión personal, en la que el hijo del personaje principal nace con el cerebro fuera del cráneo y los doctores le dicen que va a tener una discapacidad brutal y él quiere que su hijo muera porque no quiere cargar con eso, pero su amante le dice: 'Regresa con tu mujer y tu hijo, quiérelos y no me vuelvas a ver'. El hijo de Oé [también tiene una discapacidad y] es un genio para la música, ¿nos deberíamos perder ese genio musical por nuestros prejuicios? Creo que debe imponerse el humanismo y defender hasta donde sea posible que estas personas se incorporen a la sociedad.

Pero estas personas que se salen de lo determinado como normativo, las 'extrañas', existían en la década de 1700 y siguen existiendo ahora, en 2023. Usted mencionaba la erradicación de los prejuicios, ¿cómo rompemos esas barreras sociales?

Con información y conocimiento, tú no sabes cómo relacionarte con una persona con síndrome de Down, causan miedo. Pero cuando empiezas a hablar con ellos, descubres que son gente naturalmente cariñosa, entregada, rara vez tienen malicia. Entonces, el conocimiento y decir: 'Te vas a sentir raro hablando con alguien que tiene parálisis cerebral, porque no vas a entender lo que dice, pero ten paciencia, a los 10 minutos le vas a entender' y cosas tan básicas como cuando ves a una persona en silla de ruedas, procurar ponernos a su altura para que no les duela el cuello.

También está el tema de la otredad, el 'ellos' y 'nosotros', versus la empatía. No es fácil ser tolerante o empático con una persona que vemos como un 'otro', sin embargo, en 'Extrañas', el personaje de William demuestra que es posible.

Las personas diferentes requieren una energía extra por parte de los demás, y no todo el mundo tiene el tiempo o la capacidad emocional para darla. No es fácil lidiar con la discapacidad como sociedad.

Pero si no se trata como sociedad, ¿cómo debería tratarse?

Creo que la sociedad tiene que entenderlo, pero lo que digo es que hay un impulso de naturaleza al rechazo. Por naturaleza rechazamos al que es diferente, como te decía en el ejemplo de las crías a las que se les mata o se les deja morir. Hay que entender que somos una civilización y el humanismo debe prevalecer, y esas personas pueden enriquecer tu experiencia también, que no solo van a demandar de ti, sino que puedes obtener algo de ellos. Casi siempre se ve la discapacidad como 'Yo le entrego [algo] a esa persona', cuando esa persona también te puede entregar a ti, como en el caso del hijo de Kenzaburo Oé. Fue difícil para el padre, pero tiene un hijo cariñoso, que no se expresa, pero es un genio totalmente. Lo que tiene que entender la sociedad es que las personas diferentes también aportan, y pueden hacerlo significativamente.

En otras de sus entrevistas comentaba que escribe como autor y como lector, ¿qué reflexiones obtuvo usted de 'Extrañas' como escritor y como lector?

Cuando digo que escribo como lector, no es que esté pensando en el lector, porque es imposible. El lector es una masa y una incógnita, te los imaginas, pero no sabes quienes son, nunca sabes quien te va a leer. A lo que me refiero cuando digo que escribo como lector es que yo no sé qué va a pasar y me emociono, porque digo: '¡La mató!', '¡Ya se acostó con ella!' o '¡Ya lo expulsaron de su casa!'.

Yo no sé qué va a pasar y me sorprendo como si estuviera leyendo una novela que no es mía. Mi compromiso no es con el lector, sino con la historia, porque si yo empiezo a comprometerme con el lector empiezo a recargar la novela con un peso que no puede resistir. Me voy a hacer un tipo complaciente y voy a decir: 'A ver si les gusta o a ver si no les gusta' y esa es una forma de prostituirse, lo peor que puede pasar es ver a un escritor prostituto. Yo prefiero contar la historia y tener la esperanza de que se lea.

Ayer platiqué con Gustavo Rodríguez, que también es premio Alfaguara, y decíamos que nada te garantiza que vas a volver a ser publicado, leído, entrevistado o invitado a una feria, nada. Le decía a un compañero escritor: aprovecha la oportunidad, porque nunca sabes cuando se acaba esto y los escritores vivimos con el temor de que se nos acabe el galón de tinta. Yo vivo de esto, no vivo de otra cosa, se me acaba el galón de tinta y ¿cómo mantengo a mi familia?

¿Alguna vez se ha sentido Guillermo Arriaga como un 'extraño'?

No, quizá de chico un poco, porque tenía déficit de atención y era hiperactivo, muy loco, de chiquito estaba muy loco, pero no. Vivo muy feliz y muy agradecido porque trabajo en lo que más me gusta en la vida, que es crear. Cuando alguien me pregunta si es muy duro ser escritor, le digo: 'Duro es ser prostituta y amarrar a tus hijos a un poste para poder trabajar', duro es estar barriendo las calles a las 4:00 a.m. y procurar que no te atropellen los autos, eso sí es duro. Escribir, no tanto. Así que cuando un escritor te diga que es muy duro, no lo creas.

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