Libres, antes de la libertad

Actualizado
  • 13/09/2015 02:00
Creado
  • 13/09/2015 02:00
En el Centro Femenino de Rehabilitación las lecturas liberan. Al grabar audiolibros para niños ciegos las reclusas trascienden sus condenas

Julia se aplica nerviosamente el lápiz labial, preparándose para su intervención. El tiempo que ha pasado recluida en el Centro Femenino de Rehabilitación ‘Doña Cecilia Orillac de Chiari' no ha logrado erradicar ese instinto de embellecerse, ese resquicio de coquetería femenina.

Hurto agravado e incendiarismo, son los cargos que se le imputan. Pero cuando Julia lee o narra una historia, como lo hacen sus compañeras ahora, en este lluvioso jueves de agosto, la rabia se disipa. Los instintos oscuros que no pudo controlar en el pasado se aplacan.

Yolanda duda por un segundo, pero finalmente da un paso al frente para narrar. El acto de expresarse oralmente transforma su rostro. Sus facciones se suavizan, su voz adquiere seguridad. Mueve sus manos mientras habla, como si buscara apuntalar cada palabra. Al terminar la narración, aprieta nuevamente el rostro, como un animal que retorna a la ferocidad y al silencio, a la difícil vida en el ‘Femenino'.

Todo esto ocurre en una habitación ubicada en el ala administrativa del penal, cuyas paredes han sido revestidas con cajas vacías de huevos. Es una forma artesanal de aislar el sonido, para que así las voces de Julia, Yolanda y el resto de sus compañeras que participan en el programa ‘Mi voz para tus ojos', queden registradas en este estudio de grabación improvisado. Son ocho mujeres de una población total de 931, que actualmente alberga el Centro Femenino de Rehabilitación (CEFERE), ubicado en la Vía José Domingo Díaz. Son ellas las que han decidido prestar sus voces para que niños y adultos con discapacidad visual o cognitiva pueden tener acceso, a través de audiolibros distribuidos por la Secretaría Nacional de Discapacidad (SENADIS), a obras literarias y didácticas.

Es una iniciativa que, según Roberto Robert, jefe en producción y publicidad del Ministerio de Gobierno (MINGOB), fue creada en el 2006 como uno de las proyectos que buscaba rehabilitar a los integrantes de un sistema penitenciario que pareciera estar en constante crisis. También se pretendía hacerle frente al déficit en la disponibilidad de textos en braile. Pero el programa no prosperó. Es más, Natividad Jaén, la actual directora, asegura que cuando llegó al penal en el 2011 tuvo que sacar el equipo de las cajas en las que había sido almacenado, después de que el MINGOB se desentendiere del asunto.

Después de desempolvarlo y ponerlo a funcionar, este equipo ha sido empleado a fondo por las privadas de la libertad: con él se han grabado seis audiolibros con 27 cuentos, de autores como Pedro Rivera, Rosa María Britton, Priscilla Delgado, Ernesto ‘Neco' Endara, Hena de Zachrisson, David Robinson, Yolanda Hackshaw y Carlos Fong, entre otros. Estas sesiones de grabación han implicado un trabajo previo, como explica Robert. En realidad, la preparación ha sido ardua, incluyendo clases de teatro, cursos de narración oral, modulación y entonación, respiración, etc.

Estas clases forman parte de los tres módulos en los que se ha dividido el programa: inteligencia emocional, lectura y locución. ‘A través de la inteligencia emocional comenzamos a transformarlas por dentro, para que comiencen a perdonarse', dice Jaén, vestida con una blusa blanca y una minifalda negra que deja descubiertos unos muslos sobre los que cae una densa luz blanca, que contrasta con la piel morena. ‘Las libros las ayudan a sanar, a aceptar su condición. Involucran un crecimiento cultural y emocional', sostiene Robert.

En el siguiente módulo entran de lleno en lo que es la lectura, el resumen y la discusión de obras literarias. No solo discuten entre ellas, sino con los mismos autores. En el 2012 la escritora Consuelo Tomas participó de un taller de escritura que ‘fue muy productivo y liberador para ellas'. El literato Pedro Rivera también tuvo la oportunidad de compartir, ‘entre chistes, anécdotas y confesiones íntimas', su trabajo literario con las discípulas de Jaén.

EL VICIO DE LEER

Una vez que finaliza la jornada de ocho horas y de que la puerta con un cartel que reza ‘En ensayo, no molestar' se cierra, algunas reclusas, como Carmen, optan por llevarse los libros a los hogares con números que en el CEFERE reemplazan a las celdas que se encuentran en otros penales. Ahí, a pesar del bullicio y de las ocasionales escaramuzas -que alguna veces pueden terminar en motines o fugas masivas, como la que tuvo lugar en el 2012, que propició el surgimiento de Nilka Denny como figura mediática-, leen las obras antes de la discusión general, transformando lo que debe ser un esfuerzo colectivo en un placer individual. ‘El único libro que me he llevado para leerme ha sido 'Los fantasmas de Anni', de Eduardo Verdurmen... Pero allá se ríen de uno. Ellas no saben que a través de la literatura pueden cambiar', expresa Carmen, quien cumple una condena de cinco años por ‘droga con agravado', una actividad que nunca percibió como un delito serio. Hasta que Jaén le enseñó lo contrario, señalándole que, aunque parecía un crimen menor comparado con el robo o el homicidio, el narcotráfico también tenía sus víctimas.

El tercer módulo de ‘Mi voz para tus ojos' incluye clases de locución, dicción y narración oral, que han estado a cargo de varios profesores, gente del teatro y la televisión.

Jaén le ha sacado provecho a un currículo que incluye estudios de cinematografía en la Escuela Internacional de Cine y Televisión San Antonio de Los Baños, en Cuba, y experiencia como relacionista pública, locutora y presentadora de televisión. Con toda esta dispersa preparación le ha enseñado al grupo a ‘vivir la lectura', lo que luego han empleado para imprimirle emoción a las narraciones que terminarán recogidas en audiolibros.

LITERATURA Y REDENCIÓN

Antes de ser seleccionada por Jaén para formar parte de ‘Mi voz para tus ojos' -a las mujeres que le dicen que no han aprendido nada en el penal no las acepta en el grupo- la única utilidad que Carmen le encontraba a los libros era utilizarlos como pisapapeles. Cuando entró en el programa pensaba solo en conmutar (por cada día que participan en 'Mi voz para tus ojos' las reclusas conmutan un día de su pena). Ahora narra las lecturas que ha memorizado. El tatuaje que cuelga de su cuello tiembla mientras lo hace. ‘(Ellas) Dicen que no hacemos nada aquí, pero aprenderse un cuento no es fácil', asevera, consciente de que el proceso de ‘resocialización' no será fácil.

‘La lectura me relaja, me transporta... Es una terapia', asegura Julia. Cuando termine su condena de 17 meses esta muchacha regordeta, de pelo corto y encrespedo deberá retornar a una sociedad que acostumbra a estigmatizar a quienes han pasado tiempo detrás de las rejas. ‘Lo extraordinario para mí es el descubrimiento de la inteligencia y el talento creador entre mujeres que la sociedad condena doblemente, porque las excluye y merma sus capacidades intelectuales', sentencia el poeta Rivera, quien cataloga a ‘Mi voz para tus ojos' como un método alternativo de resocialización que tiene a la inclusión social, participativa y voluntaria como bandera.

Aunque no espera tener la oportunidad de retomar su carrera como contadora cuando recupere su libertad, Julia sueña con conseguir un trabajo como narradora o locutora. ‘El escritor Carlos Fong quiere abrir un grupo de narración...', comenta esperanzada, antes de sumirse nuevamente en las anotaciones que realiza con un bolígrafo transparente en un bloc de hojas.

Gracias al efecto que Julia y sus compañeras han logrado al convertirse en ‘modelos de comportamiento' para sus compañeras, enseñándoles a controlar su ira y a trabajar en grupo, la esperanza no ha muerto en los pasillos que terminan en rejas, entre las mesas improvisadas sobre las que se sirve el desayuno, en los espacios verdes donde las mujeres se agachan para recoger agua de un grifo o para persignarse ante la efigie de la Virgen María. ‘La mayoría son líderes innatas, echa'as pa' adelante, emprendedoras, con temple', precisa Jaén.

Como ejemplo de este proceso de cambio la también poeta destaca lo que ocurrió durante un motín en el 2012. En lugar de salir a proteger su dinero y sus pertenencias el grupo decidió quedarse a cuidar el equipo que emplean para grabar. Una señal de que la literatura puede ofrecer una oportunidad dentro de un sistema penitenciario puesto en jaque por su población, que alcanza los 16, 487 reclusos.

Hoy, ellas siguen desafiando a la reclusión, ya sea la física, la provocada por los portones de seguridad, o aquella otra que padecen los individuos con discapacidad, cuya comprensión o percepción del mundo es limitada. Al prestar sus voces para que los niños ciegos experimenten la literatura o para que un profesional discapacitado pueda obtener los conocimientos que necesita, las mujeres del ‘Femenino' están asistiendo a su propia liberación. El peso de sus respectivas condenas es aliviado por la solidaridad demostrada, quedando ellas, como afirma Rivera, ‘libres antes de recobrar la libertad'.

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‘Con este programa a mí no me queda la menor duda de que estas mujeres embellecidas por la literatura serán más libres que antes al recobrar la libertad'

PEDRO RIVERA

POETA Y PARTICIPANTE DE ‘MI VOZ PARA TUS OJOS'

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TESTIMONIO

Las cuentacuentos del ‘Femenino'

La Oficina del Plan Nacional de Lectura del Instituto Nacional de Cultura (INAC) tiene varios programas para trabajar la animación sociocultural desde la lectura, la escritura y la oralidad. Así fue que hicimos contacto con el Sistema Penitenciario para insertar uno de estos programas. Primero iniciamos un taller de expresión creativa y logramos hacer un libro de poesía y seguimos trabajando el cuento. Ya adentro del penal, conocí el programa ‘Mi voz para tus ojos', que coordina Natividad Jaén desde el Ministerio de Gobierno.

Cuando supe que las mujeres estaban usando su voz para grabar audios, pensamos que podrían también contar cuentos. Es decir, hacer narración oral propiamente tal. Un día les dejé varios cuentos y a la semana siguiente me los estaban contando. Quedé petrificado de cómo se aprendieron los textos, no de memoria, si no con sus propias técnicas. Luego fue un trabajo de ensayo y ensayo hasta que pudieran tener algo de presencia escénica, proyección, lenguaje corporal, entre otras cosas.

Un día les comenté que había visto en Costa Rica una coral de cuentos en un festival de narración oral. Les dije que sería interesante contar un cuento entre varios, como las corales poéticas. La idea fue abrazada y al día siguiente tenía a 8 chicas contando entre todas un cuento de Eduardo Galeano.

Para mí, como lo dijo Jairo Eseban Giraldo, un cuentero profesional que las conoció en la feria del libro, ellas ya son libres. Están privadas de su libertad física, pero han encontrado en los cuentos sus alas. Han mutado de gallinas, culecas por las historias, a ser águilas, palomas. Presos seguimos nosotros de nuestros miedos y fracasos. Ellas están esperando salir de las celdas para desafiar a la sociedad y demostrar que son una esperanza.

Carlos Fong

escritor

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‘MI VOZ PARA TUS OJOS'

El impacto del programa literario en la población carcelaria es mínimo

Número actual de reclusas que participan del programa ‘Mi voz para tus ojos', que se implementa en el Centro Femenino de Rehabilitación.

931 Número de privadas de libertad que actualmente cumplen su condena en el Centro Femenino de Rehabilitación.

16,487 Total de la población existente en los centros penitenciarios a nivel nacional, a la fecha de hoy.

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