Mujeres mayores se levantan contra la invisibilización de sus derechos

Actualizado
  • 01/09/2021 00:00
Creado
  • 01/09/2021 00:00
La población adulta mayor ha sido la más afectada por el azote de la Covid-19, siendo además la fracción femenina una de las más aisladas de los proyectos públicos sociales. Frente al pronunciamiento de la OMS que cataloga a la vejez como enfermedad, expertas indican la urgencia de luchar por políticas públicas que protejan a la población adulta mayor
La población mayor de 60 años ha sido la más afectada durante la pandemia. El 50% de esta población no posee acceso a la salud pública en Latinoamérica.

El pasado 26 de agosto se conmemoró la IV Conferencia Anual sobre los Derechos Humanos de las Mujeres Mayores, liderada por la experta en feminismo y estudios sobre la mujer, Gladys Miller, y las organizaciones Longiviarte, Mujeres Adultas Mayores Afrodescendientes de Panamá y la Red contra la violencia doméstica y sexual (Chiriquí), así como la organización de Agenda Ciudadana.

En el encuentro de mujeres, las expositoras María Isolina Dabove, Irasema R. de Ahumada y Gladys Miller enfatizaron la importancia de los derechos humanos de las personas mayores en un contexto pandémico.

Uno de los puntos de mayor preocupación para las organizaciones presentados en la conferencia es el pronunciamiento de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que propone a la vejez como una enfermedad dentro de la Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades y Problemas de Salud Relacionados (CIE). Dentro del documento, en su tercer volumen, la vejez se encuentra posicionada en la sección de “Inadaptación (adolescente) (adulto)” como un “estado patológico”.

La OMS cataloga la vejez como una enfermedad “patológica” dentro de la CIE.

Diversas organizaciones internacionales se han pronunciado en contra de esta toma de decisión por parte del ente global, tales como la Red Transdisciplinaria sobre Envejecimiento (RedEn) de la Universidad de Chile, la cual realizó una declaración enfatizando que “corresponde a un grave retroceso en términos de discriminación ya que considera como patología aquello que es normal y esperable de la vida”.

El rechazo hacia este nuevo documento, —que empezará a regir tanto en centros de salud como financieros para el diagnóstico y síntomas en las personas en 2022—, se presenta dado al rol “contradictorio” del organismo (OMS), que a su vez celebra la Década del Envejecimiento Saludable (2020-2030).

Esta conmemoración se divide por instrucción del ente global en 4 áreas de acción para “promover una sociedad y un mundo para todas las edades”, donde se ofrece a distintos organismos la oportunidad de trabajar en conjunto para mejorar las vidas de las personas mayores, sus familias y las comunidades en las que viven.

El pasado 26 de agosto se conmemoró la IV Conferencia Anual sobre los Derechos Humanos de las Mujeres Mayores.

“Creemos que como sociedad debemos elaborar una respuesta al envejecimiento, utilizando estrategias que refuercen la recuperación y el crecimiento psicosocial. Por ello, instamos a combatir los estereotipos que definen actualmente lo que es ser “viejo o vieja”, apuntó la RedEn en un comunicado oficial.

“Se debe cambiar el señalar esta etapa como llena de carencias, enfermedades y dificultades, por un concepto de periodo, como los otros del curso de la vida, con características particulares positivas y negativas. Las personas mayores en ningún momento dejan de ser sujetos de derecho y respeto”, reseña el documento.

En medio de la pandemia, el 60% de la población de personas adultas mayores fueron mayormente afectadas por el contagio de la Covid-19, según indicó un informe de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

El MIDES creó los programas 'Casa de Día' y 'Hogares de Larga Estadía' para la atención de personas mayores.

“La pandemia de la Covid-19 ha enfatizado las necesidades y vulnerabilidades que tienen las personas mayores en lo que respecta a su derecho a la salud”, señaló Carissa F. Etienne, directora de la OPS/OMS.

“Con demasiada frecuencia, no escuchamos sus voces y perspectivas cuando se trata de su atención. Las personas mayores tienen el mismo derecho a recibir cuidados que cualquier otra persona. Ninguna vida es más valiosa que otra”, sostuvo.

Las altas cifras de fallecimientos por el coronavirus, que se centraban en los adultos mayores durante inicios de la pandemia, fueron la cima del iceberg en cuanto a falta de acceso a la salud en América Latina. Incluso, antes de la pandemia, más del 50% de las poblaciones mayores carecían de acceso a algunos servicios de salud esenciales, según indicó el estudio.

Esto, aunado a la discriminación de las personas mayores y la “invisibilización” de sus voces en la toma de decisiones públicas, se considera un “retroceso en la sociedad”, por parte de las organizadoras del encuentro masivo femenino panameño.

Mujeres mayores se levantan contra la invisibilización de sus derechos
Proyectos panameños

La dra. Irasema Rosas de Ahumada, quien también es coordinadora de la Dirección de Adulto Mayor del Ministerio de Desarrollo Social (Mides), destacó que el pasado 23 de junio se incluyó un Decreto Ejecutivo que reemplaza el del 3 de enero de 1999, por el cual se dictan normas para la apertura y administración de centros de atención integral de adultos mayores (corta, larga estancia o casa de día). Panamá cuenta con la Ley N° 228 por la cual se crea el programa de “Casa de Día” y los “Hogares de Larga Estancia” para una población de 70 adultos mayores (35 hombres y 35 mujeres).

Perspectiva para el futuro

Por su parte la Directora del Centro de investigaciones en Derecho de la Vejez de la Universidad Nacional de Rosario (Argentina), María Isolina Dabove, indicó dentro de su aporte en la conferencia nacional que “las políticas en el mundo se van desarrollando de manera contradictoria”, haciendo hincapié en que en 2020 la OMS aprobó cambiar la palabra “senilidad” como “vejez” para ser incluida en el catálogo de enfermedades del 2022, pero también “declaró la Década del Envejecimiento Saludable, lo que contradice si la vejez es una enfermedad o un periodo de la vida que se puede llevar de forma sana”.

Isolina, experta en Derecho de la Vejez, abordó en su planteamiento la necesidad de definir el comienzo de la vejez en los 60 años, “dando un abanico de 20 a 30 años de vida”, y que se entrelaza con los pronósticos de expectativa de vida la OPS que indican que se estima que para 2050 se duplicará el número de personas mayores de 60 años a nivel mundial y en la región de las Américas.

Asimismo, en 2025, las personas de 60 años (o más) representarán el 18,6% de la población total de la región. “América Latina y el Caribe es la segunda región de más rápido crecimiento en términos del número de personas mayores de 60 años, detrás de África. Sin embargo, el aumento de la esperanza de vida no se traduce en calidad de vida”, apuntó el informe oficial.

La abogada, quien también formó parte de la edición de la Convención Interamericana sobre la protección de los derechos humanos de las personas mayores, anotó que Panamá debe moverse hacia la ratificación de la convención ya que es “la base para el desarrollo de políticas gerontológicas y de instrumentos jurídicos para ser soluciones en asuntos específicos atravesados por el envejecimiento”. Así mismo, destacó que la gerontoglobalización se levanta como un proceso que “transforma la manera en que se visualiza a los adultos mayores” y busca dar protagonismo a sus derechos sin perpetuar las discriminaciones por “viejismo”.

Según el informe presentado por la OMS en cuanto al maltrato de personas adultas mayores, en el último año, aproximadamente 1 de cada 6 personas mayores de 60 años sufrieron algún tipo de abuso en entornos comunitarios. “Las tasas de maltrato a personas mayores son altas en instituciones como residencias de ancianos y centros de atención de larga duración: dos de cada tres trabajadores de estas instituciones indican haber infligido malos tratos en el último año”, señala el documento, y añade que durante la pandemia de la Covid-19, el índice de maltrato a personas de edad avanzada ha aumentado.

Para luchar contra el edadismo y el viejismo, es decir, la discriminación contra las personas de edad avanzada, Isolina puntualizó que las sociedades deben reconoer las aplicación de recursos como igualdad, trato preferente (por rasgos del envejecimiento), enfoque diferencial y diversidad; así mismo, la pertenencia a la comunidad, y la información accesible a los derechos según la convención de la OEA tales como: el derecho a la salud (artículo 19), derecho a la accesibilidad y a la movilidad personal (Artículo 26), y la ayuda en situaciones de riesgo y emergencias humanitarias (Artículo 29), y el igual reconocimiento como persona ante la ley (Artículo 30).

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