La Orquesta de Cámara del Istmo, integrada por jóvenes músicos formados localmente, ha demostrado que es posible cultivar un proyecto musical con ambición,...
- 03/03/2010 01:00
Antes se pensaba que si uno sacaba las mejores notas en el colegio u obtenía el mejor puntaje en las pruebas psicológicas de inteligencia teníamos garantizada una vida feliz y éxito laboral, incluyendo dinero a manos llenas. La realidad es otra. Parece que muchos de los más brillantes estudiantes y genios son personas que tienen problemas interpersonales y no necesariamente son felices.
Hacia 1990 Peter Salovey utilizó el termino “inteligencia emocional” en la universidad de Harvard y lo empleó para describir las cualidades emocionales que son importantes para llegar al éxito.
Estas son la empatía, el poderse poner en el pellejo ajeno, la expresión y comprensión de los sentimientos, el control de nuestro genio, independencia, capacidad de adaptación, simpatía, persistencia, amablidad, respeto, capacidad de resolver problemas de manera impersonal, cordialidad y creatividad.
Hacer las cosas con entusiasmo trae resultados positivos. La sinceridad e integridad deben ser alentadas, así como la empatía emocional. A través de una conducta considerada hacia las otras personas, es posible enseñarle a los jóvenes a practicar actos aleatorios de bondad. Se puede crear confianza y sinceridad, al tiempo que se respeta la intimidad y se tratan positivamente emociones morales negativas como la vergüenza y la culpa.
Hay que promover el pensamiento realista, educar a nuestros jóvenes resaltando la importancia de que exploren su propio proceso cognoscitivo y de razonamiento social. Resulta vital mantener el optimismo como antídoto contra la depresión y el bajo rendimiento, mantener pensamientos optimistas en contraposición a los negativos y pesimistas.
Es menester cambiar su manera de pensar, enseñarles a reubicar los problemas y plasmarlos por escrito para expulsarlos de la vida. La idea es que puedan por sí mismos enfrentar situaciones de estrés y dolor, que sean capaces de resolver problemas de manera creativa, que aprendan a través del ejemplo.
Lev Vgotsky postuló que los niños aprenden mejor las capacidades de resolver problemas cuando son acompañados por un socio experimentado en una tarea particular. Jerome Bruner utiliza la palabra “andamiaje” para describir la relación simbiótica entre un adulto y un niño, cuando éste aprende la mezcla específica de las capacidades y los talentos necesarios para enfrentar un problema complejo. Fomentar el desarrollo de las capacidades sociales, la capacidad de conversar y compartir, los pequeños placeres y la importancia del humor en los niños y adolescentes. Es importante utilizar el humor para minimizar el dolor y la inquietud, y para hacer amigos. De esta manera, el infante aprende a funcionar en grupo.