La cantante argentina Nicki Nicole resalta la importancia de mantenerse “con los pies en la tierra” en una entrevista con EFE por su visita a México, donde...
- 15/09/2024 00:00
- 14/09/2024 17:54
Sabía que Miguel me esperaba y aumenté mi paso al caminar entre los caseríos de El Chorrillo entrando al arrabal de Santa Ana, surcando el portón del Centro Cultural La Manzana. Ahí, en el último piso, se encuentra el nuevo espacio expositivo Casasola, lugar de mi encuentro y que da motivo a este texto.
Casasola es un espacio expositivo sin fines de lucro que se enfoca, desde el 2013, en conectarnos con el mundo en necesidad de cambio a través del arte contemporáneo y el diseño no convencional. Miguel Lombardo, artista, escritor, curador, es el director-fundador de Casasola, lugar que se viste de gala celebrando su aniversario, con la primera exposición individual del genial artista José Braithwaite.
Me acompaña en ese momento una constante pregunta: ¿cuál será la sorpresa que me tendrán estos dos artistas, que han demostrado en el ambiente artístico panameño, su capacidad de experimentación e investigación a lo largo de sus múltiples presentaciones? Y al llegar allá arriba, me sorprendo inmediatamente por este enigmático y extraño cartel que recibe a todos los visitantes:
Apenas comienzo a descifrarlo, llega Miguel con su cordial sonrisa y saludos y, mirando el cartel me dice lo siguiente: “Es la fórmula científica de definir la memoria, los recuerdos y el presente”, me mira, yo sigo tratando de descifrar el mensaje y Miguel continúa:
“En los marcos sociales de la memoria, el tiempo y el espacio constituyen el escenario en donde se cruzan los objetos con las personas, configurando los recuerdos que crean nuestra memoria individual, colectiva e histórica.
Al contrario de lo que solemos creer, para el artista, la memoria no es algo exclusivo del pasado: es, más bien, un viaje que parte desde el presente. Desde esa visión, José crea una aproximación con los objetos que puede llegar, incluso, a vincularse con lo arqueológico por ese acto de deconstruir para reconstruir utilizando restos materiales”.
Entiendo que voy a apreciar una exhibición donde la memoria (que cada objeto posee) está contenida en elementos que nos catapultan a nuestro presente. Y que estamos llamados a participar en el gran juego de la memoria. Entonces, Miguel continúa y me dice:
“Estos objetos son los vestigios que Braithwaite utiliza para entender, definir, encontrar y reproducir su identidad a través de un momento presente que eleva al pasado y que le otorga la facultad de reconstruir conscientemente los recuerdos desde el presente. Según el artista, este método nos puede proporcionar la facultad de reconectar con la memoria, lo que él llama ‘volver al corazón”.
Seguramente, el amable lector quisiera saber de nuestro personaje principal. Podemos decir que José Braithwaite (1980) se desempeñó como asistente en la industria cinematográfica. En sus inicios como artista, utilizó la fotografía como medio de registro, reflejando realidades en Río Abajo y Juan Díaz, ahí donde otros personas no estaban interesadas en retratar. Aunque su trabajo era más reconocido por la fotografía, no centró su exploración en ser fotógrafo, sino que utilizó este medio como una herramienta dentro de su investigación.
Para Braithwaite, el arte se ha convertido en un vehículo para reconectar con sus orígenes, a la vez que descubre y da forma a su identidad.
Su trabajo en los últimos 10 años se ha centrado en los Wood Paintings, una serie de obras en las que interviene la madera canalera rescatada de casa de su abuela con símbolos utilizados por culturas aborígenes de distintos continentes para hablar de la memoria desde el pasado, el futuro, el tiempo y el espacio.
Esta serie lo ha llevado a exponer su obra en galerías y museos de arte contemporáneo, tanto local como internacionalmente, así como participar en bienales internacionales.
Al entrar, me sorprende la obra “Despojo” (de la serie Revealing), 2024, que se trata de autorretratos en cemento, brea, sarán y metal. Para quien ha seguido muy de cerca a José, reconoce en esta obra su manera de trabajar. Me dirijo a Miguel, que es el curador, y me dice:
“Despojo’ es una obra compuesta por tres bustos que sirven como autorretratos de José en los que proyecta su proceso de reconectar con su memoria y con la historia de sus antepasados como una manera de entender de dónde viene, así como reconectar y definir su propia identidad.
La primera escultura representa todas las limitantes sociales, físicas e informativas que no le permiten al artista comprender su propia identidad.
En la segunda escultura podemos ver cómo José se ha liberado de estas ataduras, pero aún su identidad no es clara: está cubierto en brea. La brea es un material que el artista asocia con la calma que encuentra al cerrar los ojos para meditar en su proceso de introspección.
Por fin, en la última capa podemos apreciar al artista en un estado de calma, contemplando la realización de haberse despojado de todas estas capas”. Puntual explicación que hace reevaluar una y otra vez esta maravillosa pieza.
Todas las obras ahí presentes, deberían ser explicadas una a una en este texto, pero el espacio es tirano y reducido para tal tarea.
Casasola en Panamá es un punto de excelencia para las artes contemporáneas y esta exposición debería ser frecuentada por las universidades, academias de arte, público en general, por lo novedoso de su propuesta y comprensión de las artes contemporáneas
La aproximación, casi arqueológica, con la que José utiliza los objetos que forman parte de sus recuerdos para hablar de la memoria, se convierte en poesía en donde crea una forma de escritura con los cristales que conformaban la vajilla de sus abuelos para compartirnos qué significa la memoria para él.
Si prestamos detenida atención a los cristales de la izquierda, notaremos que tienen un tamaño superior a la cristalería de la derecha. En el sistema de escritura creado por Braithwaite, estos cristales de la izquierda corresponden al título de su mensaje que, al igual que el de la obra, es “Volver al Corazón” (15 palabras, 15 objetos). Para José, recordar nos lleva a conectar con la parte más íntima y personal de nuestro corazón. Los cristales de la columna derecha constituyen, entonces, el significado de memoria para el artista:
*Foto*
Estos objetos nos recuerdan (24 palabras, 24 objetos) así para los demás.
momentos y sentimientos.
No son pasado.
Viven en el presente y son
esenciales para el futuro.
Para él, el tiempo y el espacio son el escenario donde los objetos constituyen el puente que nos reconecta con el pasado y con nuestros recuerdos.
El esfuerzo de Casasola nos brinda una irrepetible oportunidad, para todos aquellos que se abren a las novedades de la expresiones contemporáneas. Ese salto a lo desconocido que se encuentra a portada de mano de manera gratuita en nuestra ciudad de Panamá y para aquel que busca la excelencia artística. ¡Buen aniversario!